Marchas a favor y en contra de Dilma y Temer en todo Brasil

Marchas a favor y en contra de Dilma y Temer en todo Brasil

El impeachment a la presidenta. Miles de brasileños tomaron las calles en 18 capitales del país. Fue para manifestar a favor o en rechazo al juicio político a Rousseff. El presidente interino también fue un eje de las concentraciones. 

El gobierno del interino Michel Temer evaluaba hasta hoy que la Olimpíada traería calma política. Pero esos pronósticos, verbalizados por distintos ministros, fallaron. Esta tarde, 18 capitales brasileñas, del norte al sur del país, fueron ocupadas por la algarabía de miles de manifestantes. Unos voceaban consignas a favor de Dilma Rousseff y en contra del presidente provisorio. Otros en cambio marcharon para pedir el impeachment de la presidenta brasileña, alejada del poder temporariamente por una decisión del Congreso.

En el antiguo campo “opositor”, aquel que llenó cuadras y cuadras de la avenida Paulista entre el año pasado y comienzos de éste, “defecciones” de último momento hicieron trastabillar la masividad de las protestas contra Lula y contra Dilma. De hecho, las estimativas de la policía militar les adjudicó apenas 41.000 en todo el país. En la capital paulista el número fue insignificante si se compara con los cientos de miles que se reunieron en marzo. Con suerte llegaron a 5.000 en el momento de mayor afluencia. Entre quienes decidieron participar había numerosos miembros de un anacrónico movimiento monárquico, además de defensores del régimen militar que reclamaban por su retorno “constitucional”, en una mezcla de ideas difícil de interpretar. Los políticos –funcionarios, parlamentarios y dirigentes de partidos que hoy comparten la administración con Temer (entre ellos, el socialdemócrata PSDB)– esta vez se mantuvieron al margen. Recelaban, y no sin razón, de que una aparición en esas marchas, las contrarias a Dilma, les depararía una silbatina e insultos. Ya pasó en la de marzo último.

Los anti Rousseff llegaron a juntar 1.500 personas en Río de Janeiro, según cifras de los organizadores. Y a esa manifestación le dieron un toque “chic”: con pancartas en inglés dijeron que querían atraer la atención de los periodistas extranjeros, que ya ocupan el Parque Olímpico de Barra da Tijuca. Desfilaron, como es de costumbre, por la elegante orla atlántica, aquella de Copacabana, con las consignas de “Fuera Dilma” y “Brasil contra la corrupción”. Allí, los dirigentes de “Vem para Rua” (Vamos a la calle) se sintieron felices por la atención que les depararon algunos medios internacionales: “Dimos más de 20 entrevistas a periodistas de Nueva Zelandia, Australia, Holanda, China y Japón” se regocijó Adriana Balthazar, una de sus líderes. Lo más interesante en este sector proimpeachment fue la aparición de carteles que rezaban : “Fuera Dilma, Fuera Temer”.

Las movilizaciones a favor de la presidenta brasileña, o si se quiere, en contra del mandatario interino, tuvieron su epicentro en San Pablo, en una amplia plaza conocida como Largo de la Batata. Allí, el movimiento “Pueblo Sin Miedo” convocó a miles de manifestantes (al menos 3.000) según pudo ver esta corresponsal. Con el liderazgo de Guilherme Boulos (del Movimiento de los Sin Techo) la principal consigna fue: “Elecciones ya”. Lo que piden estas corrientes es que se realice un plebiscito popular por nuevos comicios, una variante que no fue descartada aun por miembros del Senado que deberán votar a fin de agosto si hay un alejamiento definitivo de Rousseff o ella retorna al poder. Boulos declaró ayer: “Si la salida (a la crisis) dependiera del Congreso, en un par de año el país vuelve a la monarquía”. Muchos de quienes se enrolaron en esas movilizaciones dijeron no pertenecer a ningún partido político. Simplemente estuvieron allí “por defender lo social, como el derecho a la vivienda”. Fuera de la capital paulista, las mayores manifestaciones anti impeachment ocurrieron en el nordeste brasileño: Recife y Salvador.

En Río de Janeiro, uno diputado de derecha reconocido por su virulencia verbal, Jair Bolsonaro, protagonizó una escena: le dio una patada a un muñeco inflado con el rostro de Lula. Reconoció que hubo una “baja adhesión de manifestantes”. Las protestas deben seguir: el 5 de agosto, los pro Dilma pretenden organizar una gran marcha cerca del estado Maracaná.

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