En un país en el que la renuncia se puso de moda, ayer comenzó a correr con fuerza el rumor de que Pier Luigi Bersani podría dar un paso al costado y pasar la posta del Partido Democrático a Matteo Renzi. Según el Corriere della Sera, el joven intendente de Florencia, a quien el ex comunista derrotó en las primarias del partido, estaría dispuesto a ser candidato a la presidencia del Consejo de Ministros de una gran coalición, que comprenda al Movimiento 5 Estrellas y al de centroderecha liderado por Silvio Berlusconi. Un "gobernísimo" capaz de navegar la crisis y evitar que Italia se hunda en el caos de la ingobernabilidad.

El matutino de Milán escribe que el toscano, de 37 años, no aceptaría ser el candidato a la jefatura de gobierno de una coalición de centroizquierda en las próximas elecciones, pero sí de un Ejecutivo "de transición" que, como lo hiciera Mario Monti en noviembre de 2011, pilotee los destinos de la península hasta nuevas elecciones.

Ayer, el también presidente de la provincia de Florencia entre 2005 y 2009 desmintió parcialmente las voces de la prensa al asegurar que seguirá siendo leal a Bersani pero, pasándole factura al secretario, subrayó que "todos me trataban como a un demagogo" cuando decía que había que reducir a la mitad el número de parlamentarios. Nadie entendía, dijo Renzi, que "ese era un modo para desinflar a Grillo".

Lejos de los rumores, Bersani ilustró más en detalle los puntos del "programa de mínima" que le presentará al presidente de la República, Giorgio Napolitano, luego del inicio de la nueva legislatura (el 15 de marzo) y confirmó que apunta a la jefatura del gobierno y a recibir la misión de formar un nuevo Ejecutivo.

En una entrevista con La Repubblica, el ex ministro de Desarrollo Económico del gobierno de Romano Prodi dijo que entre algunas de sus prioridades está asumir un nuevo rol en sede europea –para que los socios comunitarios entiendan "que la austeridad sola nos lleva al desastre"–, socorrer a los grupos más golpeados por la crisis, reducir a la mitad el número de parlamentarios (uno de los leitmotiv de Grillo) y bajar los sueldos de los legisladores, entre otras cosas.

En el PD, luego de una victoria con sabor a derrota, comienzan a verse las grietas y, según pasan los días, las declaraciones encontradas siembran confusión y desconcierto entre los militantes del partido. Algunos exponentes de punta de la agrupación aseguran que el gobierno "está hecho", porque ya contaría con el visto bueno de los legisladores del centro liderados por Monti y una parte del M5E, que estaría dispuesto a sostener al PD en el Senado. Otros, como el ex presidente del Consejo de Ministros, Massimo D'Alema, consideran que abrir una tratativa con el M5E condenaría a muerte a la centroizquierda.

Ayer, Beppe Grillo volvió a repetir que no está dispuesto a aliarse con nadie y que votará, propuesta por propuesta, las medidas que estén en sintonía con su programa.

El cómico genovés tampoco ahorró críticas hacia Renzi: "¿Ahora es candidato a premier? Pero, ¿no había perdido las elecciones? Estos tienen la cara como el culo", escribió seco en su blog. «