Economía: Un ranking del que pocos hablan

Economía: Un ranking del que pocos hablan

Por Pablo Salgado

Hay estadísticas para todo. Los medios seleccionan que número tomar y comparar. Permanentemente disparan desde las portadas el oprobio que significa tener uno de los niveles de inflación más altos del mundo. Argentina y Venezuela, con un objetivo concreto de relacionar negativamente a nuestro país y la hermana República Bolivariana. Todo para que el medio pelo tilingo argentino diga: "Viste, la yegua y el delfín de Chavez están haciendo todo mal".

Argentina creció fuertemente y con redistribución en dos periodos bien marcados. La década peronista del 45 al 55, y la recuperación económica con el proyecto kirchnerista entre 2003 y 2013. En ambos hubo inflación. Es más, entre el 45 y el 55 la inflación promedio fue de más del 20%.

El argumento neoliberal, ortodoxo y opositor es erróneo, falaz y ladino. El tema principal no es la inflación, lo crucial es la puja distributiva y de precios. Los valores de los productos son las armas que hoy tiene el establishment para protestar contra las políticas de este gobierno, y para tratar de voltearlo. Así de simple y claro.

El tema crucial hoy, y que atravieza todos los frentes, es la decisión soberana, histórica y emancipadora, de desendeudarse. Ese es el punto. Porque los acreedores externos, lo que menos quieren es que les pagues. La deuda tiene sentido sólo como elemento de presión, como herramienta para someter pueblos, naciones, países y continentes.

Por eso el dato verdaderamente importante, y que los medios hegemónicos siempre callan, tiene que ver con la relación DEUDA-PBI.

Cuánto debemos a los acreedores externos, y cuánto producimos todos juntos en un año.

Hoy Argentina tiene una relación deuda-PBI de menos del 20%. Es la más baja de nuestra historia, y una de las más bajas del mundo. China debe casi tres veces su PBI. EEUU adeuda más de lo que produce en un año.

Argentina es campeona mundial en desendeudamiento. Ocupa el podio de países que deben muy poco en relación a lo que producen. Somos algo así como el buen hijo, o el yerno perfecto: Trabajamos mucho, producimos en cantidad, ahorramos, pagamos las deudas nuestras y las que se contrajeron antes, y no gastamos más de lo que podemos.

Esta es la verdad, este es el número que importa. Que no te corran con la inflación y con el gasto social. Inversión es la palabra correcta. Todo esto está en juego en la negociación con los buitres, con Griesa, y con todos aquellos que desde adentro siguen mostrando la cara más patética: Arreglar ya a cualquier precio, pagar lo que sea, no levantar la voz, ni siquiera negociar, volver a ser ese felpudo que fuimos, ese alumno ejemplar con la manzana lustrada... Con esa estrategia, se robaron todo un país, que hubo que reconstruir casi de cero.

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