Cornejo vs. Palermo: las claves de una pelea política

Cornejo vs. Palermo: las claves de una pelea política

El gobernador y el juez de la Suprema Corte abonan ideologías enfrentadas: la mano dura y el garantismo.

 

Años atrás mantenían la saludable distancia de quienes saben que abonan ideologías opuestas –garantismo vs. mano dura–, pero que se respetan en lo profesional. Eso cambió cuando uno de ellos se convirtió en juez de la Suprema Corte de Justicia de la provincia y años después el otro asumió como gobernador. Ahí, aquellas diferencias ideológicas se materializaron y se convirtieron en decisiones políticas. Entonces el enfrentamiento entre Alfredo Cornejo y Omar Palermo quedó al desnudo.

Si hubiese un Manual de Política 1 debería figurar en él que todo político que se precie de tal tiene que tener un enemigo, un antagonista villanesco a quien atribuirle todas sus penurias. Eso –dicen desde el entorno de Palermo– es lo que el gobernador hizo al ubicar al juez de la Corte en ese lugar.

Su "garantismo", aseguran del otro lado, lo pone automáticamente en ese sitio. Y van por más: dicen que es "el jefe de la oposición".

Ya sea por sus diferencias de pensamiento, o tal vez porque nadie de la oposición actualmente está a la altura de las circunstancias como para enfrentar a Cornejo en una contienda intelectual, es que hoy se dé esta disputa entre ambos que se asemeja a la guerra fría: es esencialmente ideológica y política.

Si hay algo que los iguala es que ambos provienen de familias de clase media del interior de la provincia –Cornejo nació San Carlos y Palermo en San Martín– , forjaron sus armas y carreras en la universidad pública y eligieron perfeccionarse para ser aún más competitivos.

El día de los abrazos y los elogios

El 19 de diciembre del 2012 Omar Palermo asumió como juez de la Suprema Corte, tras ser propuesto por el ex gobernador Francisco Pérez.

Ese día en la primera fila estaba el entonces presidente de la UCR e intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo. "Ese día lo llamó, lo felicitó y hasta se encargó de decirle que había preguntado por él y le habían dicho que era honesto", recordó un ladero de Palermo que estuvo presente aquel día.

Pese a que lo propuso Pérez, nadie podría haber cuestionado en ese momento –y tampoco ahora– que Palermo era de los más calificados para ese cargo.

La primera estocada

Pasaron poco más de 3 años, Cornejo ni siquiera había entibiado el sillón de su oficina de gobernador cuando, a 13 días de haber asumido, horas antes de la Nochebuena de 2015 le llegó lo que su entorno calificó de "estocada al corazón de su política de seguridad": la Corte Suprema aceptaba un hábeas corpus colectivo presentado, entre otros, por la organización de Derechos Humanos Xumec que pedía limitar las prisiones preventivas.

En el fallo, escrito por Palermo, se disponía que los fiscales debían informar cada detención en el término de 24 horas a un juez de garantías y éste, en el mismo plazo, resolver si esa persona debía continuar detenida o ser liberada y daba un plazo no mayor de 10 días para definir las prisiones preventivas.

En el Gobierno leyeron que significaba liberar a más de 800 presos procesados. "Se pudo decidir durante el gobierno de Paco Pérez y extrañamente eso no sucedió y nos cayó a nosotros que recién asumíamos. Fue una medida política y materialmente imposible de aplicar", recordaron.

Tanta furia le generó el fallo a Cornejo que inmiscuyó a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Se frenó con un recurso extraordinario federal que interpuso el ex procurador Rodolfo González .

Con ese fallo, Palermo se ganó el mote con el que lo califican en Casa de Gobierno: es un "sacapresos".

"Puede que no haya sido el momento ideal para aceptar el hábeas corpus, pero era algo que urgía hacer. Y la prueba está en que no sólo lo confirmó la Corte Suprema de la Nación sino que hasta la OEA lo citó como un fallo ejemplar", admiten y contrarrestan los palermistas, que, nobleza obliga, aceptan también que el Gobierno supo capitalizar el fallo, se victimizó y le sacó un rédito político.

La Corte nacional confirmó el fallo en agosto pasado, rechazando el recurso de González, y la OEA lo citó la semana pasada en el informe sobre medidas dirigidas a reducir el uso de la prisión preventiva en las Américas.

La espina de Salgado

Todo hace suponer que la disputa entre Cornejo y Palermo se reaviva cada fin de año, curiosamente coincidente o cercano a la agenda electoral, y que el supremo –que mantiene un perfil bajo en los medios– habla a través de sus sentencias.

En el Gobierno no podrán olvidar aunque se lo propongan que en noviembre del 2016 fue la sala penal de la Suprema Corte quien le revocó la prisión preventiva al ex intendente de Santa Rosa Sergio Salgado, acusado de graves hechos de corrupción durante su gobierno. Rechazó la asociación ilícita y aseguró que no podría obstaculizara la investigación porque ya no era intendente.

Cornejo no disimuló su enojo: "A la Corte hay que interpretarla por sus sentencias. Y ésta realmente me sorprende porque lo libera a 20 días de las elecciones de Santa Rosa", remarcó.

"Dejarle que la renuncia se diera por la prisión preventiva era arrancarle la posibilidad al pueblo de Santa Rosa de echar a su intendente por corrupto. Lo que pasa es que pretenden que el Poder Judicial sea una escribanía de lo que pide el Ejecutivo", esgrimieron quienes defendieron el fallo en el que, otra vez, estuvo la mano de Palermo.

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