La Ciudad recibe 50 quejas diarias por veredas rotas

La Ciudad recibe 50 quejas diarias por veredas rotas
Por Pablo Novillo

Es la segunda denuncia después de falta de luminarias. El Gobierno porteño acusa a las empresas de servicios que rompen por arreglos y tardan. Pero muchos casos son por raíces del arbolado.

Son uno de los principales motivos de queja de los vecinos, y los números no hacen más que demostrar lo que cualquiera que camine por Buenos Aires puede observar. El año pasado, el Gobierno porteño recibió en promedio 50 quejas por día por el mal estado de las veredas, y aunque asegura que se hicieron inversiones, el panorama no cambia. Desde la Ciudad acusan a las empresas de servicios públicos de no reparar a tiempo y como corresponde las aceras que rompen para hacer reparaciones, pero las concesionarias dicen que cumplen con la normativa.

El dato surge del informe sobre reclamos vecinales que elaboró la Secretaría de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, a cargo del Sistema Unico de Denuncias, que nuclea tanto los llamados que recibe el 147 como las quejas que hace la gente en las 15 sedes de las Comunas, entre otros canales. El año pasado los porteños registraron 18.334 quejas, el 19,7% del total de 92.774. La cifra fue un poco menor a la de 2011, cuando recibieron 20.945 reclamos por veredas rotas.

Tal como viene pasando en los últimos años, el mal estado de las aceras fue el segundo motivo de queja, detrás de la iluminación de las calles. El año pasado el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad reparó en promedio más de dos veredas enteras por día, es decir una cuadra completa, a un costo aproximado de $ 250.000. Sin embargo, no alcanzó para recuperar el deterioro.

Hay tres causas por las que las veredas se rompen, y cada una tiene un responsable que debe hacerse cargo de la reparación. Si las baldosas se dañan por el uso, el arreglo debe estar a cargo del frentista, ya sea un particular o un consorcio, algo que pocas veces se concreta y explica gran parte del problema de las veredas porteñas. En cambio, si la acera se dañó por la presión de las raíces de un árbol, el que debe repararla es el Estado.

Pero el problema principal parece ser la tercera causa. Cuando una empresa de servicios públicos (luz, gas o electricidad) tiene que hacer una reparación, sea de urgencia o programada, rompe la vereda y luego está obligada a cerrarla y dejarla tal como la encontró. Según el Gobierno, muchas concesionarias no respetan esta obligación, y se demoran en reparar las aceras o lo hacen ma l, lo que facilita que se vuelvan a romper.

En el Ministerio de Ambiente y Espacio Público informaron que entre marzo del año pasado y este mes intimaron por incumplimientos a 46 empresas contratistas de las concesionarias de servicios, lo que puede derivar en multas de hasta $ 150.000. “Decidimos tener tolerancia cero. Empresa que rompe, tiene que arreglar en tiempo y forma. Caso contrario será sancionada duramente. Queremos que la gente pueda caminar tranquila y no tener que hacer malabares para llegar a su casa o al trabajo”, afirmó el ministro Diego Santilli.

De acuerdo al Ministerio, desde que cambiaron el sistema de fiscalización a las empresas, en marzo, lograron bajar los incumplimientos del 45% al 20% de los casos. En Espacio Público manejan otra estadística, y por eso afirman que los reclamos vecinales bajaron un 12% para llegar a 17.496. En cualquier caso, también fueron cerca de 50 por día.

Pero las empresas aseguran que se ajustan a lo que dice la normativa. En Edesur informaron que el año pasado arreglaron un promedio de 4.562 metros cuadrados de veredas por mes, lo que equivale a media cuadra por día, si se considera que una cuadra tiene unos 300 m2. En Edenor agregaron que en 2012 repararon 2.903 m2 por mes en promedio, lo que da cerca de un tercio de cuadra por día.

En tanto, AySA informó que recibe unos 50 pedidos diarios de reparaciones que obligan a romper veredas, y aseguraron que las reparan todas en un promedio de ocho días. En Metrogas no dieron datos, pero voceros de la empresa explicaron que “siempre inspeccionamos a los contratistas a los que les encargamos la tarea, y registramos muy pocas quejas de nuestros clientes por reparaciones de veredas que se hayan hecho mal”.

El deterioro de las veredas se agravó en 2008, por una modificación a la normativa que terminó siendo perjudicial. Hasta entonces, las empresas eran responsables de cerrar las veredas tras las reparaciones, pero en ese año la Ciudad cambió la ley y empezó a hacerse cargo de esas obras, para lo cual obligaba a las concesionarias a depositar el dinero para el arreglo antes de romper la acera. Pero la cantidad de aperturas fue tal que el Gobierno porteño no dio abasto con los cierres, y así se acumularon más de 380.000 m2 de veredas sin reparar. Por eso, en 2010 la Ciudad tuvo que dar marcha atrás y volver al viejo sistema, pero el stock acumulado de aceras dañadas fue tal que aún hoy cuesta volver a la normalidad.

Comentá la nota