Cintia Pili: “Lucho porque no quiero que mis compañeras sufran lo que yo sufrí"

Cintia Pili: “Lucho porque no quiero que mis compañeras sufran lo que yo sufrí

La primera mujer trans en obtener el cambio de nombre en Mar del Plata a partir de la Ley de Identidad de Género habló de su vida y la oportunidad de integrar la lista del Frente Marplatense como precandidata a consejera escolar. Limpió autos, durmió en calle, ejerció la prostitución y hasta pasó más de una noche adentro de un calabozo víctima de la persecución policial. “Sentí la necesidad de luchar desde adentro”, le dijo a "el Retrato...".

Cintia Anahí Pili es un fiel reflejo de que toda lucha vale la pena. De que bajar los brazos no es una posibilidad, sobre todo si se trata de perseguir la igualdad de oportunidades. Ella, la primera mujer trans en obtener el cambio de nombre en Mar del Plata tras la sanción de la elemental Ley de Identidad de Género (2012).

Nació en Balcarce, pero en los 90 decidió radicarse definitivamente en Mar del Plata. “No fui expulsada de mi casa, lo hice para construir mi identidad”, contó para despejar dudas. Actualmente vive con su mamá en el barrio San Cayetano, tiene cinco hermanos y decidió bautizarse Cintia Anahí en honor a su hermana que se suicidó (víctima de la Violencia de Género).

Las vivió a todas: limpió autos, durmió en calle, ejerció la prostitución y hasta pasó más de una noche adentro de un calabozo víctima de la persecución policial.

Hoy en día, Cintia es precandidata a Consejera Escolar por el Frente Marplatense (al igual que en 2013) y, además, una de las referentes de la Mesa de Diversidad que creó el intendente municipal Gustavo Pulti. Desde ahí continúa luchando por los derechos de sus compañeras, algo que empezaron a obtener a través de la Ley de Identidad de Género.

Lucho porque no quiero que mis compañeras sufran lo que sufrí yo. Cuando llegué a Mar del Plata encontré una ciudad con leyes que nos discriminaban, empecé a sentirme muy sola y tuve que buscar la manera de subsistir. Por eso entré al ejercicio de la prostitución”, deslizó en conversación con “el Retrato…”.

-¿La pasaste muy mal?

-Fue una situación de vida muy dura. Lógicamente, no era algo que quería. Encima, hace unos años las leyes no nos acompañaban. Entonces, cuando ingresé a la política, una de las principales luchas que planteé tenía que ver con poder transitar libremente por la calle. Desde ahí comenzó mi lucha. Por suerte, hace diez años abandoné el ejercicio de la prostitución.

-¿Ahí empezaste a militar?

-Claro. Comencé en la CTA. Ahí estaba Daniela Castro, amiga y compañera de la militancia, con quien empezamos a hacer varias actividades. De hecho, en 2005 organizamos la Primera Marcha de Orgullo y Dignidad Gay de la ciudad de Mar del Plata. Fuimos cinco personas… Pero teníamos un espacio, desde donde planificábamos cómo seguir para conquistar nuestros derechos. Ahora formo parte del Movimiento Atahualpa donde conocí a Mario Puche y a los compañeros que militaban en ese espacio. Con el tiempo empecé a tener relación con distintas organizaciones y fue ahí cuando comencé a tener actividad política, y no tanto militancia social. Entiendo que la política es una herramienta necesaria. Desde ahí comenzamos a trabajar por el matrimonio igualitario, de hecho fui amparista, que se aprobó hace casi cinco años. Fui la cara visible de muchas personas que querían acceder a ese derecho.

-¿Te importa la mirada del otro?

-(Respira profundo) Nunca me importó. No me ha afectado en lo personal. Pero entiendo que hay una sociedad que no está preparada para ciertas cuestiones. Sobre todo en lo que tiene que ver con lo laboral. Me encantaría ir a tomar un café y que me atienda una compañera, pero eso no existe todavía. En el supermercado tampoco. No veo ni hombres ni mujeres trans. Creo que estas leyes igualitarias abrieron el debate en las casas. Ahí hubo una gran apertura, sobre todo desde el desconocimiento. Porque muchas veces, al no saber, discriminamos. La sociedad va cambiando de a pasitos muy pequeños: primero vinieron las leyes y ahora tenemos la función de cambiar la mirada hacia nosotras. Espero poder ver esa realidad, pero creo que van a pasar muchos años.

-¿Ese cambio puede empezar a darse si lográs acceder al Consejo Escolar?

-Ojalá. En lo personal jamás me imaginé esta oportunidad. Hace algunos días terminé mis estudios secundarios (NdeR: lo logró junto a Daniela Castro, delegada de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, a través del Plan Fines. Son las primeras mujeres trans en lograrlo en la provincia), que era un viejo sueño, y ahora estoy detrás de otro. Al ser cuestionada en el pasado, sentí la necesidad de buscar algo más, de luchar desde adentro. Siempre tenía estar rindiendo examen. Con mi vestimenta manifestaba lo que sentía y desde las instituciones notaba esa mirada inquisidora. Todo lo que tenía que ver con lo legal me costaba mucho.

“ES UN GRAN DESAFÍO”

Cintia habló sobre la oportunidad que se le presentó, casi de improvisto. “Esta precandidatura surgió partir de mi trabajo en el Movimiento Atahualpa. Eso que nunca había militado en Acción Marplatense. Ahora formo parte del cupo femenino de Consejera Escolar del Frente Marplatense, con muchas posibilidades de entrar. Más allá de las cuestiones de género, creo que confiaron en mi capacidad. Soy estudiante, trabajo desde la militancia y quiero dar un mensaje que tiene que ver con que se puede. Uno siempre tiene imágenes del pasado que recuerda…yo he pasado por todo (entre lágrimas). A mí también me costó integrarme en la sociedad. Las personas trans rompimos con muchas cosas impuestas por la sociedad”, contó.

-¿Qué ideas tenés para el Consejo Escolar?

-Pertenezco al sector de estudiantes y quiero ingresar a la Universidad. Uno de mis proyectos es que, al tener muchos Consejos Estudiantiles, el consejero escolar acompañe esos Consejos para que, entre todos, se trabajen las problemáticas específicas. Estar al lado de las instituciones educativas. Eso es lo que tengo ganas de hacer. Entiendo, como estudiante, que eso se necesita. Hemos tenido algunas reuniones con consejeros y observamos algunas cuestiones burocráticas.

-¿Lo tomás como una responsabilidad o un desafío?

-Las dos cosas. Creo que voy a asumir una gran responsabilidad y es un gran desafío. Pertenezco a una cooperativa textil (NdeR: se llama Claudia Pía Baudracco, cofundadora de la Asociación Travestis Transexuales Transgéneros Argentinas y una de las principales impulsoras de la Ley de Identidad de Género, que falleció de un paro cardíaco veinte días antes de la sanción de la legislación) y me gustaría que las cooperativas, dentro de un programa social, formen parte de los arreglos de las escuelas. A lo mejor se puede hacer que se junten esas dos puntas. Sobre todo en las cosas sencillas. Porque lo que noto es un problema de infraestructura. Tengo que interiorizarme mejor en ese mundo, pero tengo muchas ganas de trabajar. Para mí, el ámbito educativo ha sido un sueño y voy a pensar en esos chicos para que no tengan que pasar la situación que yo pasé.

LA LUCHA CONTINÚA

Cintia recordó que “con la Ley de Identidad de Género (sancionada en 2012) se permite cambiar el nombre, pero no el apellido ni el número de documento”, para luego hacer foco en que “yo fui la primera trans de Mar del Plata que lo logró”.

Acto seguido, no precisó cuántas chicas trans habitan en Mar del Plata porque aclaró que “es difícil establecerlo” ya que “al ser una ciudad turística, llegan muchas chicas del interior”. No obstante, al menos ya 400 mujeres trans obtuvieron su DNI.

-Ahora, alejada de la prostitución, ¿cómo tratás de ayudar a tus sus compañeras para que no la ejerzan más?

-Formo parte de la Mesa de Diversidad, algo que conformó el intendente Gustavo Pulti. Es una mesa transversal de la que participamos diferentes áreas. Cada área tiene su representante y está coordinada por la Secretaría de Derechos Humanos Municipal, a cargo de José Luis Zerillo. Hoy tenemos una dirección y esos avances han sido desde la lucha. Desde ese espacio se trabaja todo lo que tiene que ver con políticas públicas y se dan muchas charlas. Cuando las personas no conocen estos espacios se generan situaciones difíciles.

-Un dato más que importante es el Programa Médico Obligatorio con el que cuentan. ¿De qué se trata?

-Tiene que ver con el acceso a tratamientos hormonales, a cambios de sexo e intervenciones de modificación del cuerpo. Antes accedíamos a la silicona líquida, un método invasivo. No teníamos a acceso a estas cosas y la necesidad de estar equilibradas entre nuestro interior y exterior, hacía que nos expusiéramos a situaciones difíciles, sin médicos, sin endocrinólogos que nos guiaran. Yo sufro del hígado porque tomaba hormonas, por ejemplo. Entonces el Artículo 11 fue muy importante. Dentro de la mesa, tenemos articulación con Centros de Salud. Tenemos programas con la Provincia, desde donde nos ofrecen Áreas Amigables con personal capacitado que entienden nuestra problemática. En ese sentido hemos avanzado. La Ley llegó tarde, pero gracias a Dios que llegó. No es un dato más, pero el promedio de vida de las trans es de 40 años...

Cintia aprovechó para indagar en su última afirmación: “La exclusión del hogar, la falta de una familia que nos contenga, el acompañamiento… son cuestiones que influyen mucho. La falta de contención desde todo punto de vista, la noche, el frío... En su momento, la persecución policial y estar en un calabozo también nos generaba problemas de salud. La ley de Identidad de Género llegó para reparar estas cosas. Hoy las compañeras llegan con su identidad y son tratadas de otra manera.

Al punto de emocionarse, recordó que “fui voluntaria del área social del hospital y veía como mis compañeras fallecían en dos días porque llegaban con la salud muy deteriorada. Muchas venían de distintas provincias y estaban solas. Por suerte, hoy en día hemos integrado a muchas chicas. La Ley hizo que tuvieran que regresar a sus casas para completar el trámite y fortalecieran los vínculos. En la cooperativa que coordino, trabajamos con muchas compañeras que ya tienen su documento”.

“TENER HIJOS ES UN GRAN DESEO”

-¿Nunca pensaste en operarte?

-No. Considero que la identidad es una construcción social que no tiene que ver con lo genital. Hoy no está en mis prioridades.

-¿Estás en pareja? ¿Te gustaría tener hijos?

-Ahora no estoy en pareja. Lo estuve durante 14 años, que salió el amparo. Desde ese momento estoy sola…Y con respecto a tener hijos, es un gran deseo que tengo.

-¿Dónde trabajás ahora?

-Estoy en el área de Presupuesto participativo. Ya estuve trabajando en las últimas elecciones y la verdad que ir a los barrios, conocer cuestiones de inclusión, es una vivencia fantástica. Hasta hace muy poco fui la asesora de la concejal Alejandra Urdampilleta.

EN TRÁMITE

Cintia puntualizó que “cuando hice el cambio de género, pasé a llamarme Cintia”. Sin embargo, tal cual relató, “ese cambio no se hizo en el padrón. Eso no significa que yo no sea Cintia. Eso no significa que no pueda ingresar a una lista. Por eso, sigo figurando como M (género masculino)”.

Renglón seguido contó que “ya hemos hecho los reclamos pertinentes y hemos mandado las partidas con los nuevos documentos” y reiteró: “Legalmente yo soy Cintia. Quien no haya hecho los cambios puede votar con su DNI. Esperemos que en los padrones definitivos estén hechos todos los cambios, entre ellos el mío”.

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