Avances y retrocesos en las políticas públicas con perspectiva de géneros

Avances y retrocesos en las políticas públicas con perspectiva de géneros

El sábado último se conmemoró el Día de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres y por eso durante toda la semana previa, en Bolívar se registraron diversas actividades con el eje puesto en la toma de conciencia, en la difusión y en la prevención de la violencia de género.

Desde el martes inclusive, La Mesa Local de lucha contra la violencia, la Dirección de Derechos Humanos y la Comisaría de la Mujer, que trabajan en la temática dentro del distrito, propusieron diferentes acciones tales como una charla, la proyección de una película en el Avenida, volanteada, pintura de un mural y un cierre que se llevó a cabo el sábado desde las 18.30 en el Centro Cívico.

El martes en el Salón Verde de la Municipalidad estuvieron Silvana Valente, diplomada superior en Trabajo para la Paz y Cristian Delpiani, profesor especialista en políticas públicas que tienen que ver con visión de género. Delpiani fue secretario de Desarrollo Social en la municipalidad de Olavarría. Ambos especialistas tuvieron a su cargo la charla sobre políticas públicas y género.

Delpiani y Valente han trabajado en equipo en la conformación del equipo de la Mesa local (de Olavarría), de allí su experiencia en materia de políticas públicas relativas a géneros.

En la charla, se abordaron los temas de los vínculos asociados a la violencia, haciendo foco en la cuestión de género, parte que estuvo a cargo de Valente, y el tema de la equidad de género y su abordaje desde la educación (formal e informal) y el desarrollo de las políticas públicas desde la perspectiva de género, temas que encaró el profesor Delpiani.

Han habido avances indiscutibles en las políticas públicas respecto de géneros, pero es igual de indudable que falta mucho para poder hablar de paridades de derechos. ¿En qué instancia evalúan que se encuentra el tema?

-Nosotros entendemos que se ha avanzado mucho, que hemos logrado poder desarrollar y poner en práctica leyes importantísimas, que ha habido conformaciones institucionales muy importantes, pero que en relación a los femicidios, a las muertes en situaciones de violencia, no hemos podido mover la aguja. Se siguen produciendo y no vemos un cambio en ese punto y es lo que más nos preocupa en esta situación, porque nuestro objetivo central es que empiecen a reducirse la cantidad de femicidios y eso no está sucediendo. Además, tampoco las situaciones de extrema gravedad como pasó en Tandil recientemente, es decir un femicidio anunciado, una naturalización de la violencia en el entorno de esta chica y no hubo resortes que permitieran prevenir esto.

Ese es el punto en el que nos encontramos ahora: hay mucho desarrollo, hay mucho avance, pero no estamos encontrando las herramientas para modificar este número que es realmente angustiante. (S.V.)

¿Con qué tienen que ver las herramientas de las que habla?

-Tienen que ver con la incorporación real de la dimensión de género dentro de las políticas públicas. Hoy tenés tres líneas de políticas públicas: las asistencialistas o las que trabajan en prevención; las de acción positiva que son las que vienen un poco a intervenir en el hecho puntual y las que deberían darse transversalmente, donde se puede pensar la política pública incorporando la dimensión de género, que viene a poner en la balanza de igualdad al hombre y a la mujer. (C.D.)

¿Se podría decir que en esta disputa por la igualdad también se ha registrado un gran avance pero también una gran reacción?

-No, yo creo que en esta cuestión creo que hubo avances pero no son suficientes. En realidad lo que pareciera una reacción negativa es la visibilización de disputas de poder que hoy se evidencian. Que siempre existieron y que fue muchísimo mayor anteriormente pero que ahora se visibilizan mucho más. Esto sí tiene que ver con políticas públicas que tuvieron que ver con la visibilización de la conflictiva. Me parece que tampoco se está pudiendo ver que en realidad esta disputa de poder es una disputa que en su seno no implica solamente las relaciones entre mujeres y varones, sino entre todas las personas que conforman la comunidad y que muchas veces dejamos de ver eso que hace sufrir al otro. El ejercicio del poder que provoca sufrimiento en el otro, esto me parece que es el problema central. Este sufrimiento incluye no solo a las mujeres sino a los colectivos trans, a los otros géneros. La comunidad está conformada por distintas elecciones y todas tienen que tener su espacio. (S.V.)

¿También ha recrudecido la disputa atravesando clases, grupos, etc. y no sólo colectivos de géneros?

-El condimento social contribuye a radicalizar algunas conductas, tal vez. No usaría la expresión disputas de poder, sino que prefiero indicar el rasgo, de la lucha de los colectivos por tener las mismas posibilidades que los hombres. Cuando se ejerce el poder, no sólo está en manos de hombres, sino que hay mujeres que también lo ejercen, pero lo hacen con una mirada y con un mandato machista. Entonces el desafío está en la educación, en un cambio cultural y en poder de alguna manera, pensar las políticas públicas desde su génesis y su práctica, con esta perspectiva de género, para no tener que estar haciendo enmiendas o actuando sobre el conflicto. (C.D.)

¿Alcanzan los dispositivos estatales (comisarías de la mujer, direcciones de mujer, género, etc,) para implementar las políticas públicas deseadas?

-No, hoy claramente no está alcanzando y me parece que se están destinando los recursos a las asistencias y no estamos pudiendo modificar las causas. Me parece que los dispositivos están siendo escasos, a pesar de que hubo un gran desarrollo en relación a este punto, no se ve reflejado en recursos concretos. Las comisarías de la mujer carecen de personal suficiente, no tienen capacitaciones; las políticas que tienen que ver con los juzgados de familia que iban a ser especialistas en violencia familiar no están llevando adelante esa tarea; el destino de recursos económicos y de personal en las distintas instituciones han sido diluidos y no se están viendo en lo cotidiano. Se está notando la merma de recursos, es más, comisarías que tenían equipos técnicos han sido redimensionados –por ejemplo-, su personal o parte de él han vuelto a otros estamentos y se quedó sin una pata fundamental como puede ser una trabajadora social.

Eso demuestra un objetivo de la política pública que a pesar de que se dice una cosa, en lo cotidiano tenemos (insisto, es un ejemplo), una comisaría de la mujer “X”, sin trabajadora social.

Es doblemente complejo porque se están recortando los recursos para los organismos que deben prevenir las violencias…

-Sí. Hoy la sociedad interpela a los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, respecto de estos temas. Quienes ejercen el poder van a tener que rendir cuentas. Pero lo que digo es que ante esta situación de haber planteado una batalla (en términos metafóricos) hace muchos años respecto de la igualdad de género; una batalla que tuvo muchos logros, pero en estos momentos estamos con el barómetro parado. Alda Facio, una activista costarricense con una trayectoria importantísima como docente y como jurista, plantea que es un problema de todo Latinoamérica. Habla de los logros pero también dice de la preocupación por el estancamiento actual y por la imposibilidad de avanzar.

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