Las armas que salen de la policía

Las armas que salen de la policía
William Godnick, de Naciones Unidas, sugiere mejorar controles sobre los arsenales de fuerzas de seguridad y depósitos judiciales, fuentes clandestinas del armamento que busca la población civil. El 75% de las armas está en manos privadas, señaló.
Una de las premisas que impone Naciones Unidas a los gobiernos para controlar la circulación de armas de fuego en la sociedad civil es asegurar los arsenales del Estado, para evitar el tráfico clandestino de unidades y que representa uno de las mayores fuentes de provisión del mercado ilegal. "Hay que asegurar que las armas y municiones del Estado no sean vulnerables al robo y a pérdidas. Los arsenales estatales son una fuente potencial para la expansión de este fenómeno en la población civil", dijo William Godnick, coordinador del Programa de Seguridad Pública del Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (Unlirec), en diálogo con este diario.

Godnick es un estudioso de la penetración de la violencia como modo de resolución de conflictos en Latinoamérica. Nació en Bahamas, se crió en Estados Unidos y dedicó mucho trabajo al análisis de las maras en Centroamérica. Esta semana abrió la jornada "Control de Armas y Prevención de la Violencia Armada", organizada por el Ministerio de Seguridad provincial. Como telón de fondo, en la semana que pasó se conoció el procesamiento penal contra dos ex jefes de la policía antidrogas, Oscar Romero y Sergio Gianola, denunciados por intentar alquilar una pistola ametralladora a la banda Los Monos en 2012. Por otra parte, el diputado Eduardo Toniolli pidió al Ejecutivo provincial que explique porqué la Unidad Regional II reportó al Registro Nacional de Armas (Renar) sólo 3 de las 1.195 armas de fuego que decomisó durante el año pasado, pese a que la ley 25.938 obliga a las provincias a elevar esa información. Casi 1.200 armas de las que hay que descontar 178, que fueron declaradas como sustraídas luego de haber sido confiscadas, según reveló Rosario/12 el mes pasado.

-¿Cuáles son los factores que facilitan el acceso de la población civil a las armas de fuego?

-Es la conjugación de la demanda y de la oferta. Obviamente, hay una demanda socialmente estructurada de gente que busca armarse por bien o por mal. Y una oferta abundante de armas y municiones baja el costo de utilizar un arma como modo de resolver conflictos.

-¿Es una singularidad de Rosario el crecimiento de crímenes y hechos violentos con armas de fuego?

-No, es una constante en todo el hemisferio. Rosario no es la ciudad más afectada por este flagelo. Es América Latina toda la que presenta la tasa de violencia armada más alta del mundo. El 40% de los homicidios en el mundo son con armas de fuego. El continente, con el Caribe, es la región más afectada: tiene el 40% de todos los homicidios con armas.

-¿Qué acciones recomienda la Unlirec para abordarlo?

-Hay un conjunto de diez o quince políticas que resultan una aproximación integral para implementar contra la proliferación de armas. Obviamente, depende de los recursos que cada sociedad esté dispuesta a brindar, pero estoy seguro de que el gobierno federal de Argentina ha realizado algunas. El asunto es ver qué hace falta y con qué profundidad".

Cálculos del propio ministro Raúl Lamberto postulan que en Santa Fe habría unas 300 mil armas en manos civiles. La deducción parte de las dos millones de armas que hay registradas en el Renar, de las cuales 150.000 están inscriptas en esta provincia. Pero en el ámbito criminalístico se tiene por cierto que por cada arma declarada hay otra más que no lo está.

Puesto a citar ejemplos puntuales de acciones recomendables, Godnick dijo: "Es fundamental asegurar que las armas y municiones del Estado no sean vulnerables al robo ni a la pérdida. Luego, hay que definir claramente quiénes pueden utilizar las armas y en qué contexto. Esto incluye no sólo la fuerza pública, sino también las empresas de seguridad privada y los civiles, para que todos tengan en claro cuál es el parámetro del uso legal". Y añadió como importante "la marcación sistemática de las armas y municiones para poder rastrearlas, la destrucción periódica de armas que son excedentes (el Renar inutilizó 250.000 armas en los últimos 10 años) y las campañas de desarme. No son respuestas eficaces por sí solas, pero contribuyen en conjunto a la seguridad pública", señaló el funcionario de Naciones Unidas.

Cuando Mendoza implementó la primera campaña de desarme voluntario, en el 2000, el resultado se celebró como un gran acierto de políticas públicas. Las que se realizaron en Santa Fe en 2012 y 2013, en cambio, tuvieron logros modestos. En el operativo del año pasado, la población rosarina entregó unas 700 armas, incluidas las del Plan Nacional de Desarme.

-Aquí las campañas de desarme voluntario no dieron resultado notorio.

-El criminal no entrega su arma en un programa, pero hay que analizar del total de homicidios con armas cuántos son crimen organizado, cuántos son crimen, cuantos actos de violencia interpersonal u otro tipo. Por ejemplo, en Brasil con un programa más grande, lograron reducir la tasa de mortalidad en los últimos ocho años a razón de 5.000 muertes menos por año. Esas 5 mil vidas que no se pierden no son vidas del crimen organizado sino de personas que se matan en disputas interpersonales, entre vecinos, violencia donde se usa el arma de fuego como modo de resolver conflictos. Son 5 mil casos que no entran al sistema judicial y congestiona menos el trabajo. Pero es difícil vender que una campaña de desarme va a resolver el problema en profundidad. Es como fumigar: no por hacerlo desaparecen los zancudos (mosquitos), pero hay que hacerlo como forma de reducir la cantidad en circulación.

-¿Qué representa un arma de fuego hoy en las nuevas generaciones, en la cultura popular?

-No es mi especialidad, pero en todo programa de TV, películas, el arma tiene un lugar central en la producción de la violencia y en cómo se resuelven los conflictos. No se si es más ahora que cuando era niño. Pero obviamente es un tema crítico la popularidad de esa producción cultural, mediática, incluso los juegos de video que los niños también utilizan.

-¿Cuánto inciden las fuerzas de seguridad en la proliferación de armas en la población civil?

-Siempre hay reportes sobre armas que les han robado o que se les han perdido. Los arsenales estatales son una fuente potencial, ha habido robos, no puedo afirmar si es un problema principal en tal o cual escenario. Pero sí se los puede y debe controlar porque hay mandato legal para tomar medidas necesarias. Es la primera línea de protección. Pero también hay muchas formas de tráfico ilícito de armas por frontera, por robo, al estado, empresas de seguridad y particulares. Cuando un ladrón entra a una casa, una de las primeras cosas que busca es armas. La mayor parte de las armas que circulan en el mundo no están en los arsenales policiales ni fuerzas de seguridad, sino en manos civiles. Hay fuerte oferta a través de robo a residencias.

-Hoy el arma no parece ser un atributo exclusivo de delincuentes, su circulación parece haberse amplificado.

-El 75% de las armas de fuego en el mundo están en manos privadas, eso incluye civiles y empresas de seguridad. Menos de 1% están en manos de criminales, insurgentes, terroristas. Eso nos impone dos mensajes: que la mayoría de las armas no es un problema ni va a ser utilizada en actos criminales, pero que alcanza con que una pequeña cantidad de las armas de la policía, las fuerzas armadas y la sociedad civil para poder hacer mucho daño.

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