Tres bodegas abandonadas buscan inversores para volver a producir

Tres bodegas abandonadas buscan inversores para volver a producir

Dos Andes Wines, Valle Perdido y Grittini están sin producción, con las plantas secas y sufrieron saqueos en parte de sus instalaciones.

Tres bodegas neuquinas en estado de coma buscan inversores para sobrevivir. Dos Andes Wines de Añelo, y Valle Perdido y Grittini de San Patricio del Chañar, están abandonadas. En ellas los viñedos comienzan a secarse, sufren los impactos de las tormentas o los establecimientos son desmantelados por el vandalismo.

La Bodega del Añelo la fundó Carlos Vidal con un crédito del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo (Iadep). En 2012 el grupo empresario trasandino Bethia, accionista entre otras firmas de LAN y Falabella, compró esta bodega y la llamó Dos Andes Wines de Añelo. Hoy, entre los viñedos ubicados sobre la ruta 7, a unos 95 kilómetros de Neuquén se ven yuyos y abandono. “Cuando el dueño anterior no pudo sostener la actividad se la vendió a una empresa chilena que sorpresivamente la abandonó. Dejó la viña e inactiva la bodega”, dijo José Brillo, ministro de Producción de la provincia y explicó que hubo algunos efectos negativos en las plantaciones por la falta de agua, pero también por un aluvión que afectó la parte de atrás y barrió la viña.

Desde el gobierno, buscan la manera de transferirla para no dejarla morir. Se hizo una evaluación en el Iadep que determinó cuánto valen los activos y cuál es el valor de la deuda. Además, cuentan que ya hay dos propuestas de inversores. Uno podría ser una bodega rionegrina y otra, de un empresario mendocino del Valle de Uco.

Fue en 2005 cuando comenzó un fenómeno de ventas de las industrias vitivinícolas. Uno de los inversores que llegó fue el abogado porteño Fernando Muñoz de Toro que compró a la firma Arquén la actual bodega Valle Perdido. Unos cinco años después también lo hizo con la que administraba Familia Grittini, del estacionero Adolfo Grittini. Esas dos se encuentran en San Patricio del Chañar y hoy también padecen los efectos del abandono.

“Valle Perdido tiene la viña, la bodega y un hotel de 20 habitaciones de primera jerarquía. Ahí se robaron cosas y la viña está seca en partes. La que está peor es la de Grittini, que se llevaron algunas líneas de envasado y otras cosas”, dijo el ministro. Según se informó, ambas negocian su venta.

“La situación de estas tres bodegas es particular. El vino de Neuquén sigue siendo protagonista en el mercado mundial”,aclaró el ministro José Brillo sobre la actualidad del sector.

El Estado como padrino

Las fisuras del vino

  • El polo vitivinícola neuquino se constituyó al calor de los fondos del Estado. Fue gracias a los cuestionados créditos del Iadep durante la gestión de Jorge Sobisch que empezaron a surgir los megaproyectos vitivinícolas. Los préstamos se calcularon en unos 400 millones de pesos cuando fueron reestructurados en el año 2006.
  • A más de una década, el sector empieza a mostrar sus fisuras. Luego de un “veranito” las bodegas comenzaron a ver mermar sus ventas netas. Mientras las más grandes sobreviven, hay tres directamente están abandonas y en proceso de venta.

El número

5 son los establecimientos que quedan en pie en Neuquén. Sólo en Mendoza hay alrededor de 800.

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