Se rompió un caño: puede ir desde el aburrimiento hasta el espanto

Se rompió un caño: puede ir desde el aburrimiento hasta el espanto

Este martes 9 de agosto de 2016 se rompió un acueducto en la capital neuquina. Esto no sería noticia (todos los días hay algún caño que se rompe) si no fuera que, atendiendo a algunos detalles,  pueden encontrarse cuestiones de importancia.

 

Por un lado, la constatación del colapso permanente de las viejas redes de distribución de agua. El acueducto que se rompió este martes, en la Avenida del Trabajador y Brentana, y que afectó a los barrios Área Centro Oeste, Fonavi, CAM, y Municipal hacia el oeste, es un viejo conocido de las noticias.

Efectivamente, buscando un poco, se descubre enseguida que se rompió el año pasado, según informó el boletín de prensa del gobierno el 7 de septiembre de 2015: “El Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) confirmó que avanza con los trabajos de reparación en el acueducto ubicado en la intersección de avenida del Trabajador y calle Combate de San Lorenzo”.

Antes, también en Avenida del Trabajador, a la altura del 2.200, el 14 de febrero de 2014, desde el EPAS se informó también que “se reparó la avería del acueducto”.

El acueducto en cuestión se rompe a cada rato, porque es viejo. Es más: el mismo EPAS informó este martes que “el inconveniente se registró en un acueducto de asbesto, de 100 milímetros de diámetro”. El material asbesto, mezclado con cemento, se usaba en acueductos. En 2001, fue prohibido el asbesto, entre otras cosas porque hay una tremenda duda: podría ser un factor de generación de cáncer en el ser humano que bebe agua transportada a través de tales materiales.

En Argentina no se ha escrito mucho al respecto, pero sí en otros países del tercer mundo, donde hay más literatura que tiene que ver con estas elementalidades de la salud vinculada a los deficientes servicios públicos. “Algunos científicos también lo han vinculado con cáncer gástrico (CG), producto de su ingesta por parte de personas que se abastecen con aguas conducidas por cañerías construidas con este tipo de material”, se lee por ejemplo en  La Nación de Costa Rica.

“Aunque los estudios con grandes dosis de fibras de asbesto en agua, suministrada a animales de laboratorio, no han logrado demostrar la producción de varios tipos de cáncer, lo cierto es que a nivel mundial y nacional existe confusión y controversias sobre el verdadero impacto del asbesto por ingesta de agua”, se publicó en 2012 en ese diario costarricense.

Así, el ya famoso acueducto de Avenida del Trabajador en Neuquén ofrece razones más que sobradas para el interés público. El interés de verdad, claro.

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