Quien fuese candidato a intendente de San Martín, al declarar como testigo frente al Tribunal Oral Criminal 3 de Morón, afirmó que él no tuvo "nada que ver" con el hecho y aseguró que un "secuestrador y narcotraficante de San Martín", al que identificó como "Cachito Vinazo", fue quien asesinó a la niña de 11 años, aunque dijo que ese hombre "está muerto".

Coincidiendo con “Mameluco” en que fue un crimen ligado al narcotráfico pero sin contar con las “ataduras y códigos de los delincuentes”,  NOVA tuvo acceso a fuentes que siguieron el caso de cerca y te cuenta quién es quién en este entramado de narcotráfico y corrupción que salpica a altos funcionarios provinciales de aquel entonces y a policías de la Bonaerense.

Ajuste de cuentas entre bandas narcos

Carola Labrador (madre de Candela) era el eslabón más bajo en una banda de “secuestranarcos” conformada por delincuentes y policías. Ella era la encargada de cuidar los “chanchos”, que serían personas allegadas a los narcos que eran secuestradas y por las cuales pedían frondosas recompensas, aprovechándose que el mafioso no podía denunciar esta situación.

Pero la situación se complicó cuando le quisieron a “caer” a una organización narco (con influencias internacionales) liderada por Sergio Salas, mafioso marplatense conocido por financiar campañas políticas a cambio de favores; Gustavo Sancho, empresario de Zona Norte con fuertes lazos con jueces y políticos; “Chino” Chazarreta, efectivo en actividad de la Policía Bonaerense, encargado de liberar zonas; y Miguel Angel “Mameluco” Villalba, un narco local de San Martín que en su momento ambicionó con ser el intendente del distrito.

En un principio, la banda “secuestranarcos” apuntó a la hija de Salas, a quien capturaron pero no prosperó: como el jefe mafioso pidió una recompensa millonaria, rápidamente cayó el culpable, Daniel Agustín “Tractorcito” Cabrera.

En segunda instancia, la banda que conformaba Carola Labrador secuestró al hijo de Gustavo Sancho,  un joven corredor del turismo carretera, acostumbrado a vivir la vida sin límites. La madre de Candela fue quien cuidó, alimentó y estuvo en contacto con el secuestrado. Alan Sancho había sido “chupado” en la puerta de su casa en San Martín y fue liberado dos días después por sus captores: oficialmente se informó que no hubo pago de rescate, pero se supo que habrían entregaron una cifra millonaria (200 mil euros) para que Sancho hijo recupere su libertad. Sin embargo, su padre no iba a quedarse de manos brazos: ojo por ojo, diente por diente.

De este modo, la banda mandó a capturar a Candela, la hija de Carola Labrador, identificada por la banda “secuestranarcos”. El caso repercutió fuerte en la opinión pública y el secuestro estuvo en la tapa de los medios de comunicación a nivel nacional durante varias semanas. Según declaró “Mameluco”, a los captores se les fue la mano y la mataron.

Conexiones políticas: un caso que reflota y muchos se preocupan

Sin los narcos ni los policías que participaron de la muerte de Candela sentados en el banquillo, muchos menos los políticos que los encubrieron, el rutilante caso policial que repercutió fuerte en la opinión pública en agosto del 2011 fue sepultado en un manto de oscuridad y corrupción.

Sin embargo, como los implicados ya no están en el poder, van saliendo “trapitos” a la luz. La fuente consultada por NOVA aseguró que “se tapó todo para que no quede manchado el por entonces gobernador y funcionarios de primera línea como la ministra de Gobierno Cristina Álvarez Rodríguez,  cuyo secretario privado era Oscar “el Mono” Bitz, socio de Sancho y mediante quien mandaban aportes a la campaña del sciolismo.

Esta banda narco se habría encargado de financiar campañas políticas, como la del sciolismo. Pero en un momento, “Mameluco” Villalba decidió dejar de aportar dinero y presentarse el mismo como candidato a intendente. El por entonces gobernador Daniel Scioli no estaba dispuesto a tener un intendente narco en sus filas, situación que le restaba mucho a su imagen, por eso habría mandado a detenerlo como sea. Hoy, desde la prisión, Villalba está dispuesto a hablar.

La Maldita Policía

Como muchos policías estaban “entongados” con el narcotráfico y durante la investigación del caso Candela corrían el riesgo de que se siga prendiendo el ventilador, también querían todo se cierre cuanto antes: habrían armado causas para atrapar a perejiles y que nada se ventile. Todo eso con la protección y el asesoramiento del abogado Fernando Burlando, que fue el nexo entre Carola Labrador y los uniformados.

En este mapa del delito, uno de los altos funcionarios de la fuerza implicados es Marcelo Chebriau. ¿Quién es? Le dicen el Chivo. El Monje Negro. El Hombre de la Sombra. Fue el jefe de la Dirección de Investigaciones (DDI) de La Matanza, el distrito más poblado de Argentina, y una pieza clave en la Policía Bonaerense. Reconocido por participar en distintos fracasos de la fuerza. O quizás sean éxitos: para garantizar que un caso no se esclarezca, suelen decir sus camaradas, hay que llamarlo a él. Por eso emerge de los escándalos fortalecido, sin siquiera despeinarse su tradicional jopo.

Desde el momento en el que encontraron el cuerpo de Candela en Hurlingham, Chebriau cumplió un papel estratégico: varias fuentes cercanas a la causa coinciden que armó el escenario para que la investigación estuviese cerrada antes de las elecciones de octubre. El jueves 19 de abril de aquel año, la Justicia decretó dejar en libertad a los ocho detenidos, correr de la causa al juez y al fiscal. Toda la estrategia, destinada a encubrir la supuesta participación de una banda narco policial en el secuestro de la niña, se esfumó.