Un problema que involucra a todos

Un problema que involucra a todos

La vieja costumbre de recurrir a los sistemas que operan desde la marginalidad contribuye a agigantar un problema que no se solucionará sin la decidida toma de conciencia colectiva.

La repercusión por la proliferación de basurales a cielo abierto en la ciudad de Córdoba es de una dimensión tal que el fenómeno ha sido motivo de la tesis que elaboró una egresada de la carrera de Geografía de la Universidad Nacional de Córdoba.

Vale la mención para exponer el interés extendido por analizar y visibilizar la degradación ambiental con la que conviven miles de cordobeses. Sin embargo, las remediaciones continúan en punto muerto.

Más allá del involucramiento académico en este tema, es preciso insistir con que estos sitios de deposición de todo tipo de escombros y residuos domiciliarios son una muestra cabal de la desidia y la incompetencia que han imperado en las gestiones municipales de Córdoba durante décadas.

Escombros y poda, el 82% de los residuos en los basurales a cielo abierto

También es oportuno reiterar que estos basurales no habilitados y con escaso control estatal son focos de contaminación y de reproducción de alimañas de todo tipo.

Al respecto, la referida tesis, que Betania Fernández Sciafa elaboró en 2017, es categórica al advertir sobre el peligro para la salud de la población que representan estos predios abarrotados de mugre. Y añade que existen más sitios de volcado de basura clandestinos que los evaluados oficialmente.

Los registros no son novedosos, pero no por ello dejan de causar estupor: los basurales a cielo abierto que afean la imagen de los barrios reciben unas 1.300 toneladas diarias de desechos arrojados a esos terrenos sin ningún tipo de tratamiento. Es decir, casi el 40 por ciento de los residuos sólidos urbanos que se generan en la Capital provincial.

Vale insistir con las responsabilidades compartidas. Las que atañen a las autoridades y a los propios vecinos. Según el estudio, lo que más se arroja en esos predios son restos de poda y escombros de construcción; además, es significativo el volumen de basura doméstica.

La vieja costumbre de recurrir a los sistemas que operan desde la marginalidad, como los carreros y los contenedores, contribuye a agigantar un problema que no se solucionará sin la decidida toma de conciencia colectiva.

Es cierto que el fenómeno adquiere una dinámica extra por el deficiente servicio de recolección de residuos que se presta en la ciudad de Córdoba, a un costo exponencial. Pero, aun así, nadie está habilitado para vulnerar las reglas y el orden social arrojando basura en el lugar en el que se le antoje.

Desde la esfera oficial, envían señales alentadoras respecto de avanzar en la erradicación de estos basurales y poner en agenda un proyecto ecológico sustentable. Con todo, no habrá esquema exitoso sin el compromiso conjunto de autoridades y vecinos, en bien de una ciudad más limpia.

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