TILCARA (Corresponsal). La matrícula de la escuela primaria del Perchel es de 80 alumnos en un establecimiento, que fue fundado en el año 1917. En la noche del miércoles, un vecino cercó parte del terreno que la escuela comparte con la comunidad y, según se nos relatara, pretendió entrar en la noche a la escuela.

Beatriz del Pilar Urzagasti es la directora de la escuela 296, que lleva el nombre de "Modesta Lizárraga de Lerma", desde hace 8 años.

Ella informó que "hay dos hectáreas que Vialidad y el Ferrocarril donaron a la escuela como resguardo para trabajar junto con la comunidad. Son dos huertas y una cancha de fútbol donde los alumnos toman sus clases de educación física. De esto hace ya más de 40 años".

La directiva relató que "anoche vino don Ángel Pérez, vecino de la escuela, y su hermano René Pérez, que vive en Purmamarca, atropellando con la camioneta para cercar la cancha. La gente de la comunidad aborigen y los padres de los alumnos vinieron a discutirle. Cuando quisieron entrar a la escuela, la comunidad les dijo que la escuela no se toca".

Agregó que "ellos afirman que es de su propiedad pero esa parte fue de Vialidad y del Ferrocarril, quienes en su momento se lo dieron a la escuela para que lo cuide. El terreno que cercaron es el de la cancha y de la huerta de donde sacamos para el comedor. Y ahora nos dice que hasta la escuela es de él".

La cancha esta ya cercada con alambre de púa, en cuyo cercado fueron rotos los caños que llevan el agua al establecimiento. Beatriz Urzagasti agregó que ya habían hecho estos planteos "hace 5 años, cuando quisieron quitarnos la escuela. Nosotros le dijimos que se dirigieran al Ministerio de Educación que son quienes tienen que decidir si desocupamos el establecimiento o no".

Desde entonces no volvieron hasta anoche.

El Ministerio ya fue informado del tema y en la mañana el fiscal Jorge Paredes estaba conversando con ambas partes para recabar la información necesaria para la causa. La policía fue informada en la noche pero no impidió el cercado de la cancha ni la huerta.

Cuando quisimos escuchar la versión de los hechos por Ángel y Rene Pérez, la otra parte en el conflicto, se negaron a hablar con este medio.

Es de esperar que las autoridades actúen con la mayor celeridad, que reviste el caso atendiendo a la gravedad del hecho que pone en peligro la educación de los pequeños del lugar y la fuente de trabajo del personal del establecimiento.