Sin pistas ni sospechosos, la causa Lola Chomnalez se quedó sin jueza

Sin pistas ni sospechosos, la causa Lola Chomnalez se quedó sin jueza

La magistrada Marcela López ya no está a cargo de la investigación: se fue del juzgado de Rocha que subrogaba antes de que llegara su reemplazante; hay más incertidumbre que certezas

 La investigación por el homicidio de Lola Chomnalez roza el escándalo. Sin pistas, sin sospechosos y sin jueza, deambula sin rumbo en Uruguay el caso que conmocionó a la Argentina.

"Hay que encontrar la verdad por esa niña", es una frase que no fue dicha por ninguna autoridad judicial, sino por quien durante esta semana fue el hombre más buscado por el homicidio de Lola: "el Conejo" Gutiérrez.

El hombre del identikit salió en libertad anteayer, después declarar ante la jueza Marcela López. La magistrada subrogante abandonó ayer el caso con licencia médica, sin esperar siquiera el reemplazo natural que llegaría el martes próximo con el regreso de la jueza titular (temporalmente asumió una jueza de paz). Nunca se conoció su voz, sólo que ordenaba traslados de personas esposadas que al rato nomás recuperaban la libertad. Entre ellos, "el Conejo", apuntado durante días de manera oficial, identikit incluido, como el sospechoso primario del asesinato.

"El Conejo" volvió a su casa en Castillos, en una calle de tierra cercana a la plaza central. LA NACION y Clarín lo encontraron allí ayer por la tarde, pero no quiso dar testimonio tras las acusaciones.

Hay cuestiones que marcan por qué hasta ahora la investigación es un estrepitoso fracaso. Primero, hubo una infructuosa búsqueda del "Conejo": se detuvo a varios amigos y conocidos de Gutiérrez -ayer también se arrestó a otro joven vinculado con él en Aguas Dulces-, la madre concurrió voluntariamente a dar testimonio y se lo rastreó por los lugares por donde frecuentaba. Pero ¿realmente se lo buscó en serio? LA NACION comprobó que el martes pasado en la dependencia policial de Valizas ni siquiera tenían el identikit del sospechoso.

Ese retrato tampoco circuló por el pueblo ni sus alrededores. No se vio concentración policial en búsqueda ni puestos en las rutas, menos en las paradas de ómnibus. Y "el Conejo" estaba ahí nomás del lugar de los hechos, en Cabo Polonio, a siete kilómetros de Valizas. Volvió caminando al balneario mientras la justicia lo rastreaba por Montevideo. Y se entregó al primer patrullero que vio. Al menos parece que no se buscó bien.

La autopsia dejó dudas: en principio se informó que Lola había sido asesinada entre la noche del sábado 27 y la mañana del domingo 28 de diciembre. Se concentró la pesquisa entonces en la madrina de la adolescente y su esposo, dado que éstos hicieron la denuncia por la desaparición de la joven en la noche del domingo. Personas conmovidas por la muerte de una menor a su cargo durante las vacaciones terminaron presionadas en el despacho de López declarando hasta la madrugada. Cuando desde su defensa se aseguró que había testimonios gráficos que probaban que Lola había almorzado el domingo con ellos, se corrigió la hora de la muerte y se fijó en la tarde de ese día. No se encontraron rastros de ADN del agresor y aún no se completaron la mayoría de las pruebas técnicas. El peritaje no aportó siquiera un elemento de interés para el caso.

La escena del crimen estuvo desprotegida: no fueron las autoridades las que encontraron el cuerpo de Lola, pese a afirmarse que se estaba frente a una búsqueda exhaustiva, sino un pescador artesano, de nombre Ricardo. Una vez que supuestamente se recolectaron las pruebas en el lugar del asesinato, no hubo vallado ni vigilancia policial de esa zona de médanos y monte.

Y anteayer la policía volvió al lugar a buscar nuevos indicios, cuando esa zona ya había sido caminada durante días por cualquiera que se lo propusiese. Algo similar ocurrió con la casa que habitó Lola, ya que ningún trabajo de peritaje se realizó allí y enseguida fue ocupada por dos parejas jóvenes que habían alquilado hacía meses esa cabaña.

No faltaron las internas policiales: la primera etapa del caso quedó en manos de la policía local, mientras que a medida que crecía la indignación en la Argentina por el desfile de detenidos y liberaciones inmediatas se ordenó la participación de una fuerza especial de investigaciones llegada desde Montevideo. Hubo en estos días dos canales de pesquisa, cada uno con sus propias hipótesis del caso.

También surgió la hipótesis narco: entre esas líneas de investigación se dio prioridad a la pesquisa sobre vendedores locales de droga.

Quienes viven en los balnearios de Rocha afirman que en los últimos tres años el mercado de cocaína se amplió hasta superar incluso a la venta de marihuana. Con esa idea en la cabeza, la policía fue sobre "los sospechosos de siempre" y empezó el desfile de detenidos. Tanta fuerza cobró esa línea de investigación que, por fuera de la causa Lola, se abrió un expediente paralelo sobre venta de drogas. Hasta "el Conejo" será llamado como testigo en esa nueva causa en marzo o abril próximos. Pero esa pesquisa de nada sirvió para aclarar el crimen de la adolescente.

Más allá de esta situación que derivó en un expediente sin sospechosos, algunas fuentes que estuvieron presentes en los interrogatorios aseguraron que la jueza López sintió las presiones policiales y de autoridades políticas.

Hasta la natural presencia de la prensa frente al juzgado fue tomada por la magistrada como un hecho anormal, al punto que fue evidente la utilización de asistentes de ese tribunal con la misión de filmar a los periodistas que esperaban los resultados de las indagatorias. Personal que, quizás, hubiese sido más necesario entre los médanos de Valizas para sumarse a la búsqueda de pruebas que no aparecen.

La jueza López dejó la causa tras el fiasco del arresto de "el Conejo" Gutiérrez. En ningún área parece avanzarse para llegar a esa verdad que reclamaba ayer, incluso, quien hasta hace poco era señalado como único sospechoso.

EL MISTERIO

La primera hipótesis de los investigadores apuntó a su entorno íntimo en Uruguay, como lo eran su madrina y su esposo; ambos declararon y quedaron en libertad .

Los pesquisas luego fueron por la hipótesis del robo seguido de homicidio y detuvieron a varias personas que la habían visto por última vez en la playa, incluso el llamado "hombre del identikit": todos quedaron libres..

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