De película: perforarán el suelo para buscar agua en un polo de la luna

De película: perforarán el suelo para buscar agua en un polo de la luna

La misión Luna-27 estudiará la composición del suelo de nuestro satélite en el polo sur, donde se estima que existen concentraciones de agua congelada en la superficie y/o debajo de ella.

Ir a la luna, comprobar cuánta agua existe en uno de sus polos y extraer hielo de las rocas; todo eso se propone hacer una nueva misión que partirá en 2025 y que llevará en su interior al ingenioso Prospect: dotado de un poderoso brazo robótico podrá penetrar hasta un metro de profundidad en el suelo lunar y conseguir muestras para procesarlas en su avanzado laboratorio.

 

Luna-27, un proyecto conjunto entre Rusia y la Unión Europea, estudiará la composición del suelo de nuestro satélite en el polo sur, donde se estima que existen concentraciones de agua congelada en la superficie y/o debajo de ella. Su taladro es contundente: “La barra de perforación está construida en aluminio, con punta de broca de carburo de diamante. Y su potencia es proporcionada por motores eléctricos desarrollados para la industria aeronáutica, automotriz y la biomedicina. Puede perforar material muy duro”, explicó el ingeniero Richard Fisackerly, director del proyecto Prospect, en diálogo con Ámbito.

El polo sur de la luna.

NASA

Como el dispositivo estará ubicado en una plataforma de aterrizaje estática, sin movilidad, fue equipado con un sistema de rotación que le permitirá acceder a diferentes sitios a lo largo de un arco, y así evitar obstáculos como rocas superficiales o subterráneas para poder abrirse paso en el interior de la luna sin inconvenientes.

Analizar las vastas regiones todavía inexploradas permitirá develar cuánta agua existe y qué tan accesible está, un dato clave para planificar futuras misiones que involucren el uso de recursos locales.

El esfuerzo científico también hará realidad ideas que hasta hace décadas parecían de ciencia ficción: una vez obtenidas las muestras, los pequeños hornos del laboratorio químico las calentarán a temperaturas de hasta 1.000° para extraerles el agua helada y distintos elementos químicos atrapados en el frío suelo lunar, incluidos oxígeno e hidrógeno, lo que abrirá la chance de generar combustible in situ para cohetes o naves espaciales. “Prospect mostrará cómo sería la producción de agua y oxígeno a partir del regolito lunar”, afirmó Fisackerly.

El dispositivo puede obtener las muestras y analizarlas.

ESA

Desde hace décadas se especulaba con que el subsuelo lunar no estaba seco y ya en 2009 una sonda lanzada por la NASA impactó cerca de un gran cráter en el polo sur y arrojó una considerable cantidad de agua al espacio. Pero fue recién en 2018 que la agencia espacial estadounidense tuvo la evidencia definitiva de la presencia de agua en la luna, luego de años de debate acerca de si la sustancia era hielo o hidrógeno. La noticia despertó la inquietud por certificar cuántos millones de toneladas de hielo de agua contienen los reservorios. De hecho, la NASA tiene una misión muy similar (VIPER) a la diseñada por rusos y europeos.

 

El laboratorio y la luna

 

Las pruebas en los laboratorios se desarrollaron a temperaturas muy bajas similares a las esperadas (-150°) y trataron de replicar el ambiente selenita con todos los detalles. “Intentamos usar materiales muy similares al regolito lunar para las pruebas mecánicas y de instrumentos”, relató el científico, aunque entiende que “claramente habrá una diferencia cuando encontremos el regolito real y todas sus sorpresas”.

 

“Una diferencia crucial es que en el laboratorio podemos ver todo lo que está sucediendo y reaccionar en tiempo real; en la luna solo lo haremos a través de las entradas de los sensores y las cámaras que pondremos a bordo”, razonó. Además habrá que decidir a expensas del retraso de algunos segundos que sufrirá la señal en su trayecto Tierra - luna: “Es un tiempo mucho más corto que el viaje de ida y vuelta a Marte, pero aun así existe una brecha en la autonomía que se necesita para reaccionar ante cualquier problema”.

 

Esta diferencia entre el laboratorio vs el entorno real obliga a que los equipos deban ser construidos con la suficiente robustez como para superar cualquier contingencia. “La gravedad desempeña un papel, aunque no tan crucial como el ambiente frío y polvoriento de los polos. El polvo lunar es un gran desafío, especialmente para los mecanismos, y aunque realizamos pruebas con simuladores fue difícil recrear esas condiciones”, admitió el ingeniero.

 

De todos modos las perspectivas son optimistas: las pruebas de perforación fueron un éxito y el Prospect logró triturar rocas congeladas con distintas cantidades de hielo de agua y se manejó sin problemas con el polvo fino, lo que allanó el camino para firmar un contrato con la industria europea por €31,5 millones, cantidad de dinero suficiente para cubrir el desarrollo, la fabricación, la prueba y la entrega del dispositivo. Una vez que se finalicen los detalles de diseño, comenzará la integración final del taladro para acomodarlo en el módulo de aterrizaje de la nave espacial rusa. Será además una buena manera de prepararse para el gran objetivo a futuro: instalar misiones humanas permanentes en la superficie lunar.

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