La otra evaluación que empieza ahora

La otra evaluación que empieza ahora

El escenario calificado técnicamente como de “desastre” que dejó la inundación en La Emilia se prolongará un largo tiempo.  

A la angustia de sentirse impotente ante el avance del agua que se lleva todo se suma -ahora- la evaluación de las pérdidas materiales. ¿Cuánto dinero costará la recuperación de lo perdido? La respuesta refuerza la angustia.

 

Desde el lunes hasta ayer, el día a día para los vecinos de La Emilia transcurrió bajo una sensación de profunda angustia e impotencia, tan explícita que -en un plano general- logró eclipsar los sentimientos de bronca y exaltación que suelen expresarse en situaciones de cuantiosas pérdidas colectivas. Esto no significa que las personas damnificadas no manifestarán fuertes críticas a la manera de ejecutarse el ¿plan de contingencia? Pero, incluso sobre ello, en la charla con los vecinos se impone el sentimiento de pesar, de opresión, de desconsuelo.

Sólo basta entablar unas pocas palabras con las personas que perdieron todo para comprobar lo rápido que puede quebrarse la voz de una persona que atraviesa tal estado de angustia. Las ganas de expresarse y no poder hacerlo, la necesidad de desanudar esa opresión y sentirse impotente en el intento. El silencio que dice tanto, la pausa temblorosa que permite hilvanar otras dos o tres palabras.

“Perdí todo”, fue la respuesta más escuchada durante lunes y martes. El miércoles algunos pocos empezaban a regresar a sus casas. Y entonces ese “perdí todo” impactó de manera brutal ante los ojos. Durante jueves y viernes la mayoría retornó a sus hogares para iniciar el largo proceso de volver a la «normalidad».

“Si traducimos “trauma” por daño o por golpe; creo que el agua no golpea a todos por igual. Que el daño que han producido estas inundaciones no daña de la misma manera a todas las personas que lo han sufrido. Más golpea, cuanto más valor tiene lo que se perdió y más valor tiene algo cuanto más difícil es de sustituir. Es una relación inversamente proporcional: a menor posibilidad de sustitución, mayor sentimiento de pérdida, entonces mayor sufrimiento”, explicaba la psicoanalista Ana Santillán, miembro de Freudiana, institución de psicoanálisis. Fotos, cartas, recuerdos. Ello no se recupera. Lo material, en cambio, se irá recuperando con el tiempo.

Algunas números

Según información oficial, las viviendas afectadas son 1450, a los que deben sumarse 80 comercios. Ahora bien, no todas las viviendas fueron afectadas de la misma manera. En promedio, el agua alcanzó medio metro en el interior de las viviendas, aunque hubo muchas donde el nivel superó el metro y medio y otras donde alcanzó dos metros. Y un poco más también.

Por lo tanto intentaremos aproximarnos a un número cercano a lo que demandará la recuperación de una vivienda afectada. EL NORTE consultó a Juan Rebuffo, dirigente de la UOCRA, para conocer cómo debe procederse en la restauración de una vivienda que recibió medio metro de agua. “Lo primero es limpiar las paredes, techos y pisos con una hidrolavadora.

En los lugares que corresponda proceder al tratamiento denominado «llave», es decir, donde se han abierto grietas como consecuencia de la presión ejercida por el agua será necesario picar, rellenar con material y -luego- proceder al revoque grueso y fino. Finalmente, quedará pintar. No todas las viviendas tienen la misma superficie, por lo que el costo variará -también- según el tamaño del inmueble. Para costear todo ese trabajo en una vivienda tipo (living comedor, un par de dormitorios y baño) se calcula un gasto promedio comprendido entre los 50 y 75 mil pesos, sumando materiales y mano de obra. Claro, es un número estimativo puesto que variará notablemente en los casos donde los pisos sean de parqué, por ejemplo.

Una aproximación

A ese número quedará sumarle las pérdidas mobiliarias, de artefactos electrónicos y de línea blanca. Y, finalmente, colchones, sillones y -en los casos más extremos- ropa. Siendo muuuuuy austeros en el cálculo, en promedio la reconstrucción material y de equipamiento de una casa promedio supone unos 100 mil pesos, eligiendo ser exagerados en la mínimización del cálculo. Entonces, tomando como referencia unas 1450 viviendas afectadas, a un promedio de 100 mil pesos, el costo total ronda los 145 millones de pesos. Ello sin sumar las daños que sufrieron los comerciantes y los vecinos a los que el agua afectó también sus vehículos particulares.

“Todavía no hemos hecho el cálculo de cuánto perdimos, pero sabemos que será muy difícil y llevará un largo tiempo reconstruir nuestros hogares. La pérdida económica es un aspecto que se suma a otras tristezas que tenemos hoy. Sabemos que lo que viene será muy duro. Pero lo más difícil de todo es convivir con la incertidumbre de que un nuevo episodio climático nos quite nuevamente todo lo que podamos reconstruir”, resumió Fabián, un joven afectado con un metro y medio de agua en su vivienda, y que debió pasar la noche del lunes en el techo de su casa con lo poquito que había logrado rescatar.

Comentá la nota