En el discurso a sus hermanos reunidos en el Capítulo General, León XIV los anima a continuar la misión evangelizadora, tan necesaria hoy en día. Recuerda que la vocación y la formación no son realidades preestablecidas, sino una aventura espiritual. Pide que se ayude a los jóvenes a vislumbrar la belleza de su vocación. Luego los invita a permanecer fieles a la pobreza evangélica.