Naufraga un plan para reparar las cañerías rotas y los desbordes cloacales en la Ciudad

Naufraga un plan para reparar las cañerías rotas y los desbordes cloacales en la Ciudad

Había sido anunciado en enero, pero con el paso de los meses los reclamos están lejos de aflojar en diferentes zonas

Un ambicioso plan para disminuir la cantidad de pérdidas de agua y los desbordes cloacales que anunció en enero pasado la subsecretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad de La Plata está al borde del “naufragio”. La enorme cantidad de reclamos por cañerías rotas y derrame de desechos agobia a los usuarios de distintos barrios.

Ese proyecto fue impulsado por la Comuna, junto con la empresa Aguas Bonaerenses, el Organismo de Control de Aguas Bonaerenses (OCABA). También intervino la secretaría de Servicios Públicos bonaerense.

A pesar de esos esfuerzos, la cantidad de reclamos que se reciben en este diario todos los días, dan cuenta de que el problema sigue y se profundiza. La Plata puede considerarse como la “capital de los caños rotos”, como dijo Agustín Palacios, quien vive en el barrio La Loma, zona en la que hay numerosas pérdidas de agua y desbordes cloacales.

Claudia Vedia, quien vive en 64 entre 137 y 138, dijo que en esa zona hay un “problema estructural” con los desbordes cloacales. “No se puede estar y ya vinieron varios camiones a destapar. Incluso hoy -por ayer- vino uno, pero la situación es cada vez más grave.

Con un mes de antigüedad, lo que empezó siendo un pequeño pozo de apenas unos centímetros sobre calle 49, entre 30 y 31, es hoy un cráter, un verdadero foso lleno de agua, que obliga a los vehículos, cuando pueden, a esquivarlo. “El problema es cuando tenés un auto estacionado, que tienen todo el derecho a hacerlo, y no te queda otra que pasar el pozo por arriba”, explicó Oscar Patrault, vecino de la cuadra. “El pavimento se lo comió el agua y el paso de los autos, mientras los vecinos seguíamos sumando reclamos”, aseguró.

Para María Talaganis, de 51 entre 16 y 17, contó que una batalla acaba de terminar, solo para empezar otra. Durante los últimos cuatro meses, “como mínimo”, dijo la vecina, una perdida de un caño arrojó continuamente su contenido de agua potable sobre la vereda, socavando las baldosas, y ocasionando que más de una persona resbale y sufria desde leves raspaduras hasta dolorosos hematomas.

“Justo esta mañana vinieron a arreglarlo, después de que junté reclamos tras reclamo, pero quedó la vereda rota y ya me avisaron que no tienen las baldosas, así que no sabemos cuándo la van a reparar”, comentó la frentista, determinada a no realizar ella misma las reparaciones, “aunque no corresponde”.

MAS RECLAMOS

Las mismas historias se repiten en cada barrio de la Ciudad. En 119, a altura del 229 entre 36 y 37, hay una cañería rota desde hace varios días y los desechos cloacales no frenan. “ABSA refiere problemas, pero ya hemos pagado la semana pasada 2 desagotes de las cloacas”, dijo Eduardo Romero.

En 69 bis entre 160 y161 los vecinos “conmemoraron” los tres años de una pérdida de agua que generó un pozo y baja presión del servicio en la zona.

En 56 y 135 litros de agua se pierde por minuto desde hace varias jornadas, y los vecinos claman por una solución urgente.

Este domingo, en las primeras horas de la mañana, una verdadera laguna artificial fue la que cubrió el cruce de 122 y 66, en el límite entre La Plata y Berisso, donde un caño maestro se rompió y complicó la vida del barrio hasta momentos después del mediodía de ayer.

Pese a lo acuciante de la situación, la respuesta de ABSA se hizo esperar hasta la mañana del lunes, afectando las actividades comerciales de la zona que durante gran parte de la misma no tuvieron agua.

“La tintorería y la fábrica de helados directamente no abrieron, porque sin agua era imposible trabajar”, comentó Belén García, empleada de un kiosco sobre calle 66 a pocos metros de la perdida. “Nosotros nos manejamos con el bidón que teníamos pero fue una molestia”, compartió la joven.

El problema afectó a los vecinos también, muchos de los cuales denunciaron problemas de servicio en el interior de las casas durante la jornada del domingo, y mientras se realizaron los trabajos, para lo cual ABSA informó que, aunque no se cortó el suministro, si se disminuyó la presión.

A través de whatsapp numerosos vecinos envían a este diario imágenes y mensajes con diferentes pérdidas de agua. Una de ellas es que está debajo del pavimento en 28 y 473 de City Bell, desde hace más de dos meses. Se está hundiendo el pavimento, es zona de mucha circulación vehicular”.

Después de que en enero la Comuna intimara a Aguas Bonaerenses a realizar las reparaciones pertinentes en la Ciudad, con la idea de acudir a la Justicia en caso de que no se cumpliera con la normalización de las tareas de reparación de cañerías rotas, ambas partes trabajan en un marco de “colaboración”.

Fuentes de la Municipalidad explicaron que a partir de la situación generada a principios de año, se “buscó una forma de trabajo que generó la posibilidad de prestar colaboración con ABSA”, lo cual resultó en la participación de algunas cooperativas del programa “Agua más trabajo”, realizando también trabajos de extensión de las redes.

Sin dar mayores precisiones sobre el plan de acción, desde Aguas Bonaerenses se informó que “todos los relevamientos hechos por el Municipio respecto a las pérdidas de agua y desbordes cloacales en La Plata, han sido canalizados. A su vez y como parte de los trabajos que se efectúan en forma mancomunada, es importante destacar el accionar de las cuadrillas municipales que han aportado mano de obra y trabajaron en varias reparaciones efectuada a través del Programa Agua + Trabajo, como el Módulo del Barrio La Emilia y El Rincón, entre otros”.

AL LIMITE CON LA CIUDAD

Mónica Durán no abre las ventanas de su casa al menos desde hace 4 años. En la esquina de su casa de 128 y 61, en Villa Argüello, una boca de tormenta arroja constantemente aguas servidas a la calle y el olor que apesta el ambiente, “es insoportable”.

Su vecino, Jean Laprida, hace solo un año que reside en el lugar, y dice que no hubo un solo día donde no hubiese agua en el cruce frente a su hogar. “El olor es bastante molesto, se te queda en la ropa y te lo llevas a todos lados”, contó el joven.

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