Masacre de Trelew: Un juicio que empieza a cerrar 40 años de impunida

Esta semana se realizaran los últimos alegatos del juicio por la Masacre de Trelew, antes de que el tribunal presidido por el juez Enrique Guanziroli de a conocer la sentencia, hasta ahora programada para mediados del mes de octubre. De esta manera se empieza a cerrar una historia que ya lleva más de 40 años, y a pesar de la condena social e histórica, aun se encuentra impune para la Justicia de Argentina.
Luego de haberse suspendido momentáneamente el jueves pasado, hoy a las 10 de la mañana los representantes del Ministerio Público Fiscal terminarán con su alegato. Precisamente el jueves, en la primera parte de su exposición, adelantaron que los cinco imputados son culpables: cuatro por homicidio agravado en 16 casos, con tentativas en otros tres; y el imputado restante culpable de encubrimiento de los fusilamientos de la Base Almirante Zar el 22 de agosto de 1972.

Por el matiz que tuvo la primera parte de la exposición, se espera que los fiscales Fernando Gelves, Horacio Arranz y Dante Vega coincidan, como lo hicieron las dos partes querellantes que ya alegaron, en pedir cadena perpetua para Luis Emilio Sosa, Emilio Del Real, Carlos Marandino y Roberto Pacagnini (todo por homicidio), y dos años de prisión efectiva para Jorge Bautista, por encubrir los hechos en 1972 tras ser designado juez ad hoc por el dictador Alejandro Agustín Lanusse con la misión de tapar la verdad de los hechos.

En todos los casos se solicitarán prisión efectiva por considerarse delitos de lesa humanidad: fueron cometidos por el Estado y con recursos públicos sin que medie ningún tipo de defensa posible para las víctimas.

Luego de los fiscales, comenzarán los alegatos de los cinco abogados defensores. Al margen de algunas estrategias disuasivas que busquen derribar los argumentos de los acusadores, se descuenta que la estrategia general de los letrados será poner en discusión si los hechos se configuran como delitos de lesa humanidad. La particularidad de los delitos de lesa humanidad es que nunca prescriben; por eso la Masacre de Trelew podría ameritar que finalmente, y luego de cuatro décadas, se haga justicia.

Según adelantó Guanziroli la semana pasada, aunque las audiencias se tengan que realizar desde hoy y hasta el viernes tanto por la mañana como por la tarde, los alegatos de todas las partes culminarán esta semana. Luego, los jueces tendrán quince días para analizar todas las posturas y las pruebas aportadas en el juicio para dictar la sentencia.

La versión oficial de 1972

En estos 40 años ante la ausencia de un tribunal de justicia del Estado, objetivo e imparcial, el periodismo y el cine se encargaron de dar a conocer la verdadera versión de lo que sucedió esa madrugada de agosto. Sin embargo, apenas ocurrieron los hechos, el gobierno de la dictadura se esforzó por dar una versión oficial a la sociedad argentina y a la comunidad internacional sobre lo que había pasado.

La historia oficial falseaba la verdad: sostenía que el preso político Mariano Pujadas, detenido autoritariamente en la Base militar Almirante Zar, intentó arrebatarle el arma al hoy acusado Luis Emilio Sosa, para intentar escapar con sus compañeros. En ese forcejeo, Sosa se habría intentado despegar y los otros militares abrieron fuego contra los detenidos políticos.

Pocos creyeron la historia difundida por los militares, y al poco tiempo se conocería la versión de los tres sobrevivientes de los fusilamientos: María Antonia Berger, Ricardo Haidar y Alberto Camps. Los tres coincidían en casi todos sus detalles: fueron despertados en la madrugada, sacados de sus celdas y sin ocurrir ningún motivo desencadenante fueron fusilados con ametralladoras y luego rematados.

El periodismo contó la historia

El primero en relatar la historia de lo que pasó en la base militar de Trelew, fue el periodista y militante peronista Francisco Paco Urondo. El escritor se reunió con los tres sobrevivientes de la masacre en 1973, al poco tiempo de la amnistía que decretó el gobierno democrático y constitucional de Héctor Campora.

Su libro, “La patria fusilada” es un clásico de la literatura de no ficción de nuestro país. En una primera instancia se publicó en cuadernillos que editaba la revista Crisis, y luego salió en formato libro.

Al poco tiempo, en 1974 el periodista Tomás Eloy Martínez también contó la historia en el libro “La pasión según Trelew”; también con el relato de los sobrevivientes y documentos históricos sobre la dictadura de Lanusse.

El cine también fue protagonista de contar la verdad de los fusilamientos. El primero fue a través del cineasta y militante revolucionario Raymundo Gleyzer que editó “Ni olvido ni perdón”, un cortometraje con la conferencia de prensa que dieron los 19 presos políticos que quedaron varados en el viejo aeropuerto de Trelew tras fugarse del penal de Rawson, y sumó fotografías de las víctimas y del escenario de los hechos.

Por último, la película documental “Trelew” de Mariana Arruti. Este largometraje tuvo como aportes diferenciadores el relato de muchos testigos inmediatos de lo que pasó en la base militar; muchos de ellos vecinos de Trelew y Rawson que con el correr de los años se animaron a contar lo que vieron y vivieron. Marian Arruti fue convocada como testigo de la causa, y su película, como la de Gleyzer y los libros de Paco Urondo y Tomás Eloy Martínez incorporados como prueba.

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