Junto al intendente Atilio Basualdo y algunos de los colaboradores del primer mandatario, además de legisladores provinciales, se sumaron a esta colorida y bullanguera festividad que anualmente se renueva en estas fechas a partir del fuerte impulso que le da el municipio lugareño.

Muchísima gente y con una conducta ejemplar se sumo a estos corsos que en este caso tiene sus atractivos particulares al diferenciarse de los festejos carnavalescos habituales en el resto del país, por la presencia de la cultura indígena e inclusive de la boliviana, esta ultima sobresale al ritmo de los caporales.

Justamente por esta razón se los considera en toda la región como los “corsos inclusivos, multiétnicos y pluriculturales del oeste formoseño, subrayándose también la importancia de mantener, a través de este tipo de fiestas las tradiciones del pueblo y de las comunidades aborígenes de la zona, lo que enriquece mas nuestra cultura y hace más atractivo esta festividad cernestolenda”.

Asimismo, los lugareños le han agregado otro aditamento muy especial en cuanto a que la popular “nieve” adquiere relevancia según indicación del locutor que anima la fiesta. Es que con regularidad de veinte minutos este convoca a la gente a lanzar la espuma hacia arriba y en simultaneo todos lo hacen, generándose una atractiva “gran nevada artificial” a lo largo de todo el circuito de desfile.