Escándalo: los pibes de River y de Boca terminaron a las trompadas

Fue en 9ª división. El incidente se desató tras un penal que el árbitro le dio a River, que perdía 2 a 1.
Los Superclásicos entre River y Boca fueron el plato principal del sábado de Inferiores. Pero en Ezeiza, en el predio del club de Núñez, el fútbol quedó minimizado por los serios incidentes que hubo en el partido de novena división, con un saldo de varios chicos muy golpeados, tanto que debieron recibir puntos de sutura. Mientras el técnico de Boca, Roberto Pompei, se responsabilizó de sus actos, el de River, Ricardo De Angelis, miró para otro lado. Pero no fue todo: en Octava, Gabriel Rodríguez, coordinador de Inferiores de River, insultó a un jugador en pleno partido y, de milagro, ese exabrupto sólo quedó en tumulto y en empujones.

En el turno inicial, a las 10, los pibes de la novena de Boca ganaban 2 a 0 (goles de Yamil Romero y de Maxi Alvarez); así mantenían la punta y el invicto. Pero a los 27 minutos del complemento, el árbitro Fernando Broin sancionó bien un penal para River. El arquerito Matías Soler le detuvo el disparo a Alan Arario, pero Pablo Carreras aprovechó el rebote para sellar el 2-1. Desde entonces, River bombardeó el área rival con pelotazos, sin imaginar que el último sería el inició del bochorno.

Se habían cumplido los cuatro minutos adicionales sobre los 35 reglamentarios, cuando la pelota llovió desde cuarenta metros y Broin no dudó en marcar otro penal para River (en ese instante no se apreció cuál fue la infracción) y en expulsar a Nicolás Sánchez, defensor de Boca. Aparecieron las protestas visitantes al juez y el descontrolado Pompei estuvo cerca de llegar al área: lo pararon a tiempo. Igual explotó el lío: empellones entre los jugadores, botellas que caían en el campo, gente que saltaba desde las tribunas, un manotazo que se convirtió en trompada, más y más trompadas, patadas voladoras. Dos minutos de riña entre chicos de 13 y 14 años que recién inician su camino en el fútbol.

Cuando las aguas se calmaron, De Angelis hizo sentar a sus jugadores en el banco y, a no más de veinte metros, Pompei les pidió a los suyos que ingresaran al vestuario, con excepción del arquero Soler, a quien mandó al arco para que se patease el penal y bajar así la persiana del partido. Así, casi un cuarto de hora después de sancionada la pena y sólo con los dos protagonistas de la jugada clave en el campo, Arario puso el 2-2 final.

Como resultado de la gresca, quedaron los tres puntos de sutura que recibió Alexis Frías (de Boca) y los más que significativos golpes de sus compañeros Gabriel Verón y el central Sánchez. El árbitro expulsó a Ramón Velazco, Brian Molina, Pablo Carreras, Juan Pablo Kaprof, de River; y a Ricardo Cabrera y Frías, de Boca. ¿El penal de la discordia? Broin dijo que vio un codazo de Sánchez a un jugador de River que no pudo identificar... En Boca afirmaron que primero hubo un golpe del pibe de River...

Al final se escuchó de todo. "Es sólo un corte; lo peor es la bronca que te queda después de un partido así", le dijo el padre de Frías a otro padre. A unos metros se oía: "Cuando pasa esto hay que dar y dar; si no cobrás vos".

Luego, en el partido de Octava, donde se vivió un clima tenso por temor a nuevos incidentes, el capitán de Boca, Francesco Celeste, disputó una pelota con un rival sobre el lateral izquierdo y Gabriel Rodríguez le gritó: "No seas bobito". Los empujones y los manotazos volvieron, pero esta vez el árbitro controló la situación. Tras el triunfo por 2-1 del local, el director de todas las categorías formativas de River declaró: "Es una lástima que (Celeste) haya reaccionado así porque yo se lo dije a mi jugador. Hablé con la gente de Boca; ese chico es un mocoso, un maleducado".

Fue un sábado triste. Un sábado en que al fair play lo dejaron lamentablemente de lado.

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