Además a esto en la zona de la pileta comenzaron las tareas de impermeabilización (tarde pero seguro), tratando de mejorar ese espacio y hacer habitable los locales ubicados debajo de ese espacio.

El fin de semana, muchos fueron los marplatenses que se acercaron al lugar en pos de un momento de esparcimiento y relax. Pero no todo es belleza. En la zona de la playa en sí, dos mujeres anónimas por cierto, munidas de canastos e improvisados tachos, juntaban la basura que el mar devolvía a la costa. Una tarea para elogiar y que marca la solidaridad de gente que nuestra madre tierra.

También se pudo observar la nota triste: un pingüino yacía sobre la fría costa. El agua  lo había traído y lo golpeaba suavemente para depositarlo sobre la arena. Todo un símbolo silencioso en una Mar del Plata que quiere salir adelante.