Cientos de fieles participaron de la misa crismal

Cientos de fieles participaron de la misa crismal
Fue celebrada en la Catedral por el arzobispo Mario Poli. En la misa crismal se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se emplearán en la administración de los sacramentos.

Cientos de religiosos participaron ayer de la misa crismal en Buenos Aires en la Catedral Metropolitana.

Durante la celebración los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación en una manifestación de la comunión entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y el ministerio de Cristo.

Durante la homilía, Poli señaló que "el rito que celebramos nos invita a mirar una vez más nuestras manos ungidas con óleo de alegría. Fueron consagradas para el servicio de los hermanos, para administrar la multiforme gracia de Dios contenida también en los óleos sagrados, que son un signo de la bondad y misericordia divinas".

"Nuestra espiritualidad sacerdotal tiene su primera fuente en la ministerialidad, es decir, en el fiel y generoso ejercicio de este oficio de amor que se nos ha confiado, donde la caridad pastoral debe predominar a cualquier otra opción", añadió.

"El Papa Francisco hace hoy un año nos enseñaba que nos aventuremos `en ese mar del mundo actual donde sólo vale la unción y no la función`. Es cierto, no somos funcionarios que damos pases para el cielo, sino ungidos para dar a conocer las misericordias de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad", recordó Poli.

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