El último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) sobre los niveles de desempleo en la Argentina llegó con números auspiciosos para los marplatenses, acostumbrados siempre a estar entre los primeros tres puestos del ranking. El 8,5% de desocupados fue analizado en detalle por el Grupo de Estudios del Trabajo (Centro de Investigaciones Económicas y Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas de la Unmdp) que realiza periódicamente un informe sociolaboral de General Pueyrredon.

En ese contexto, advirtieron que si bien la tasa de desocupación cayó casi un 2% con respecto al mismo período del año anterior, la “presión” sobre el mercado laboral se mantuvo en el primer trimestre del 2018 en el orden del 30%, casi idéntica al mismo período de 2017, aunque el año pasado ese indicador representaba 86.900 personas y este año alcanza a 97.000. En promedio, en el país, el indicador aumento de 23,3% a 24,4%.

Este índice se compone con los 69 mil marplatenses que figuran como ocupados, pero que son demandantes de empleo, ya sea porque necesitan complementar su salario o buscan un nuevo empleo. Y los 28 mil desocupados que están a la espera de conseguir un trabajo.

A su vez, el informe dirigido por Eugenio Actis Di Pasquale señala que la caída de la desocupación en Mar del Plata se explica por un incremento de la Población Económicamente Activa (PEA), pues el número real de desocupados se redujo en dos mil personas, una cifra importante pero no lo suficientemente significativa para generar una caída del 2% como informó el Indec.

¿Entonces? La tasa de empleo de Mar del Plata logró un incremento significativo y la llevó a ser la segunda ciudad del país con mayor índice de actividad, con el 46,7%. Esta cifra se vio impulsada fundamentalmente por mujeres de 30 a 64 años y varones menores de 29 años, que fueron los grupos etarios que más redujeron su tasa de desempleo.   

Según el análisis de los investigadores, en el caso de los hombres se da la particularidad que hubo pérdidas de empleo en edades centrales e incremento en jóvenes, lo cual permite suponer que la calidad de los nuevos trabajos en relación a los perdidos es inferior, teniendo en cuenta experiencia y antigüedad.

Y en el caso de las mujeres si bien hubo un incremento en general consiguen trabajo en condiciones precarias y en el sector informal. “En definitiva, el descenso de la tasa de desocupación y el aumento de la tasa de empleo en el primer trimestre de 2018 más que ser un resultado alentador, es el reflejo de las dinámicas de los hogares durante la temporada estival para cubrir ingresos en el hogar. Hasta el momento, no hay indicios de que se esté generando un número significativo de puestos de trabajo genuinos y, menos aún, que permita sostenerse a través del tiempo”, concluye el informe.