"El campo santiagueño está lleno del sentido mágico de la vida"

El reconocido pianista mantiene una especial relación con los pobladores de Vinará en donde fundó, en 1986, la primera Música Esperanza del país.
El pianista Miguel Ángel Estrella, pese a su apretada agenda como embajador argentino ante la Unesco, volvió a Santiago, después de unos años de ausencia, para interpretar su música en un piano que donó al teatro 25 de Mayo.

Es un activo militante de los derechos humanos y ha convertido su música un instrumento de defensa de la dignidad humana, que impulsa el movimiento "Música Esperanza".

Ayer, a la siesta, Estrella recibió a EL LIBERAL en el hotel Carlos V y durante casi una hora habló de temas variados como la pobreza, los juicios a los represores y su experiencia como diplomático, pero manifestó especial entusiasmo cuando en el cuestionario se hizo referencia a la relación que mantiene con la provincia, ya que su familia materna es oriunda de la localidad de Vinará.

¿Qué significa Santiago para usted?

Para mí Santiago es fuerte, aunque con la ciudad no tengo un enganche fuerte. Mi vieja era maestra rural en Vinará y nos llevó a parir a Tucumán porque había arreglado con mi viejo de que sus hijos debían nacer donde hubiera universidad, para que pudiéramos hacer lo que ellos no habían podido. Nos paría en Tucumán y a los pocos días nos traían a Vinará donde pasamos la primera infancia hasta los seis años y después a Tucumán para hacer la escuela primaria, la secundaria y la universidad.

Hablemos del ser santiagueño, ¿cuál es su sentimiento?

El campo santiagueño está plagado del sentido mágico de la vida, de una forma de religiosidad también, la forma en que el campesino se dirige a Dios, como habla con Dios, es muy diferente a las ciudades, es una religiosidad muy parecida a los valles calchaquíes y de otras zonas desprotegidas del país en donde Dios tiene una omnipresencia. Santiago para mi es esa lectura mística, el realismo mágico de América latina profunda, porque Vinarás, en plural, encontré en muchas partes, en Méjico profundo, en la Nicaragua profunda, pero yo lo viví en Santiago.

¿Cómo hace para llevar adelante su proyecto en Vinará?

Desde que empezamos con Música Esperanza, en 1986, el juarismo jamás se interesó en lo que hacíamos, como cuando vinieron médicos franceses que estuvieron un mes y no hubo ayuda para nada. En cambio, hace unos años conocí a Gerardo Zamora, se interesó mucho de lo que hacemos en Vinará y desde hace cuatro años tenemos un apoyo vital, se hicieron muchas cosas en esa localidad.

¿Qué le provoca los juicios a los represores?

No soy un tipo vengativo, sin embargo voy a testimoniar hasta que me muera. Como ciudadano y como artista, digo que es imperdonable lo que hicieron, la destrucción de una sociedad, me parece bien que sean juzgados. Los responsables nunca han pedido perdón.

¿Qué opina de la visión que tiene la Iglesia de la pobreza?

La Iglesia siempre habló de la pobreza. Siempre dijo que hay que ayudar a los pobres. Trabajo con Caritas en Córdoba, y una cosa es lo que hace Cáritas y otra cosa es la Iglesia que proclama, pero no he visto nunca que haya una política de la Iglesia militante de lucha contra el hambre, esa es mi reticencia con la jerarquía eclesiástica.

¿Y su opinión acerca de lo que hace el gobierno nacional para bajar los índices de pobreza?

Creo que el gobierno nacional arrancó con una batalla frontal contra la pobreza, hizo mucho más que todos los gobiernos democráticos anteriores, pero estamos lejos de terminar con la pobreza en la Argentina.

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