Binner con Ghana, aunque Argentina pierda

Por Oscar González
Aplicado a repetir los lugares comunes que agradan al poder económico y a las elites políticas del viejo régimen, Hermes Binner asomó esta semana con un doblete y, en simultáneo, pretendió restarle legitimidad institucional al presidente Hugo Chávez —con lo que ignoró el pronunciamiento de los tres poderes de ese país y se colocó a la derecha de la propia derecha venezolana— y relativizó el valor de la recuperación de la fragata Libertad con un recurso que podría convertirlo en columnista semanal del monopolio: afuera se hacen bien las cosas, no como acá. Esta vez, el estólido panegírico del santafesino estuvo dedicado a la república de Ghana.

El grupo que integra el numen del llamado Frente Amplio Progresista pertenece, como el partido de gobierno ghanés, a la misma Internacional Socialista que preside el griego Georgios Papandreu, el mismo que huyó recientemente del gobierno helénico dejando a su país en llamas.

Esa Internacional residual, que congrega a los despojos de aquella socialdemocracia que contribuyó a crear el Estado de Bienestar y que prestigiaron líderes como el alemán Willy Brandt y sobre todo el sueco Olof Palme, es la que, ahora desde el fracaso, la impotencia o la complicidad, viene bendiciendo el ajuste salvaje que el capital concentrado y la troika FMI-Banco Central Europeo-Comisión Europea imponen a los trabajadores del viejo mundo.

Hace una década, Oskar Lafontaine, autor de El corazón late a la izquierda, dejó el gobierno de SPD alemán alertando sobre las consecuencias de aceptar las recetas del capital especulativo, al que proponía limitar. Contrariamente, en la república con que sueña Binner —y Ghana al parecer es su paradigma—, no hay lugar para este tipo de extravagancias regulatorias.

Apenas unos días atrás, Lafontaine volvió a hablar acerca de la crisis actual: “La decisión es muy simple —sentenció—. O se toma el dinero de los ricos o se lo toma de los trabajadores y los necesitados socialmente. Es esta última vía la que Merkel quiere imponer en Europa, porque ella, como el resto de los estados europeos, no se atreven a tocar el dinero de los ricos”.

Quizás por eso, el ex gobernador aprovechó la incautación del buque escuela en el puerto de Tema para rogar que se aceptara la extorsión de los fondos buitre, asegurando que así “nos integramos al mundo”.

Aunque en el país que Binner admira algunos indicadores, siguiendo una tendencia mundial, han mejorado en los últimos años, la última medición del Índice de Desarrollo Humano (IDH) lo ubica en el lugar 135 sobre 187, con tasas de mortalidad infantil y materna que quintuplican las vigentes en la Argentina, que se sitúa en la posición 45.

El ingreso medio de un ghanés equivale, por su parte, a una décima parte del que percibe un argentino. La república de Ghana, cuenta Binner, inhibió interferencias políticas en la decisión judicial de liberar la fragata, pero al parecer eso no alcanza para todo. Por lo pronto, parece no ayudar con la competitividad económica. Según la medición que realiza el Foro Económico Mundial sobre la base de indicadores que probablemente le gusten al santafesino, Ghana está en el lugar 114 entre 168 países.

Aferrado a ese repentino deslumbramiento africano, el precandidato presidencial, que al decir de algunos como político “tiene un buen lejos”, quizás le convenga arrimarse un poco a su propio continente. Así, advertirá que entre sus consignas de mero ritualismo institucional y la portentosa realidad de la América del sur hay un abismo que quizás le produzca vértigo. Es que de la mano de Chávez, Correa, Mujica, Evo, Dilma y Cristina, avanza el verdadero socialismo popular que alguna vez, quizás, él se propuso a representar.

*Integrante de la mesa nacional de la Confederación Socialista Argentina. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.

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