Ariel: el crimen, otra vez sin presos y en penumbras

Ariel: el crimen, otra vez sin presos y en penumbras

El juez liberó por falta de pruebas al único sospechoso de matar al niño. Así, el caso vuelve a quedar en medio de hipótesis sin ser esclarecido.

Lucas Leguiza (20) dejó de ser el único detenido en el complejo y por ahora impune crimen de Ariel Tapia (12), el niño que desapareció el 1 de diciembre de 2012 y fue hallado cinco días después en un baldío a metros de su casa en Santa Lucía, dentro de una vieja heladera. El juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz liberó a Leguiza por falta de pruebas el último jueves, pues tal como lo había anticipado este diario, resultaron muy confusas y contradictorias las versiones que lo complicaron en el homicidio, dijeron fuentes judiciales.

Tan confusos resultaron esos relatos, que los investigadores policiales y judiciales llegaron incluso a pensar que se trataba de una maniobra para cobrar la recompensa de $300.000 ofrecida por el Gobierno para esclarecer el caso.

¿Cómo fue vinculado Leguiza? Por la versión de un capataz que, en enero pasado, declaró que ya no podía más con su cargo de conciencia y por eso revelaba que le había escuchado decir a uno de sus obreros, en Caucete, que el crimen de Ariel estaba entre 3, un tal Leguiza, un tal ‘Juan de la Calle’ y otro sujeto más.

Según ese relato, esos tres más el niño habían salido a robar cosas de autos en Capital. Y al volver, se emborracharon, intentaron abusar del chico, lo noquearon de una pedrada cuando empezó a gritar y lo metieron en la heladera donde lo encontraron.

Por ese testigo, de apellido Irrazábal, Leguiza cayó preso el 17 de enero último.

Pero ahí comenzaron las dudas, porque enseguida se comprobó que su presunto cómplice, ‘Juan de la Calle’ jamás pudo ser partícipe pues estuvo preso cuando ocurrió el crimen.

Otro punto confuso fue determinar quién le dijo al capataz esa versión. El hombre apuntó a un joven que no estaba en su casa cuando la Policía llegó a buscarlo. Y lo extraño fue que hallaron a un hermano, Luis Olivera, que se despachó con que él sí escuchó a Leguiza en un boliche confesar que había matado a Ariel.

El asunto se enredó más cuando su padre declaró que su hijo dijo eso porque lo golpearon los uniformados. Y más todavía cuando su otro hijo, el apuntado por el capataz, negó haber realizado semejante revelación. De todos modos el capataz insistió, dijo que en realidad escuchó esa versión incriminadora de otra persona y prometió al juez aportarle una foto, indicaron.

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