Análisis: Una Feria del Libro que dejó mucho que desear

Análisis: Una Feria del Libro que dejó mucho que desear

En su tercera edición, la Feria del Libro Ciudad de La Plata deja nuevamente más dudas que certezas. Al recorrer la nave central del Pasaje Dardo Rocha, se nota a las claras que nada nuevo se asoma en el horizonte dentro de este evento al cual muchos se empecinan en llamar “feria” y que refleja una vez más el desprecio por parte de la gestión municipal desde lo cultural bajo el manto del Secretario de Cultura, José Cipollone.

Algo que viene sucediendo desde hace largo tiempo y confunde los tantos en esta gestión es relacionar cantidad con calidad a la hora de montar algún evento cultural. Sucede con el teatro, sucede con la música y sucede con los libros, en todos los casos se da una desprolijidad notoria en la cual la “abundancia”, sin importar qué, parece ser el leitmotiv.

En la feria hay algunas editoriales grandes como Planeta, Siglo XX, Colihue y Az; el resto son de poca monta y con fines netamente lucrativos que ofrecen manuales, libros infantiles y productos que van en esa misma línea, nada interesante a decir verdad y que para colmo se complementa con mesas de saldo con títulos desconocidos.

Verdaderamente se nota la falta de novedades, se insiste en que a esta altura, transitando una tercera edición, las falencias deberían estar en notable disminución, pero nada de eso sucede: sigue habiendo mesas con revistas de Utilísima y Disney, por citar algunas y los locales de Polibol y del Instituto Gastronómico de las Américas se destacan por sobre otros stands literarios.

Si bien en esta edición se hizo presente Crumb junto a Nuevo Gourmet Musical, una vez más las grandes ausentes siguen siendo las editoriales platenses: La Caracola; Pixel; Mil Botellas y Club Hem, por citar solo algunas de las tantas que se encargar de movilizar el ámbito literario en las diagonales, quedan excluidas, lo cual resulta paradójico o inaccesible, cada stand cotiza ronda los 3 mil pesos.

Como dato en torno a esto último, vale mencionar que en la jornada de apertura, sobre las escalinatas del Pasaje se montó una contraferia con producciones independientes; la misma fue levantada horas después por personal de Control Urbano y efectivos de la policía local.

A grandes rasgos: la Feria del Libro Ciudad de La Plata sigue mostrando las deficiencias de siempre, nada del material que allí ronda puede calificarse como innovador o inconseguible. La gran deuda sigue siendo hasta el momento con la producción local: por ahora quienes deseemos eso debemos esperar otra edición de la FLIA (Feria del Libro Independiente) o visitar Malisia o de La Campana, espacios en donde brilla la producción autogestiva. Mientras tanto, desde el municipio se elige mirar hacia otro lado y hacer de la lectura un espacio circense.

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