GNC: en 2015, los traspasos cayeron 30% en Córdoba

GNC: en 2015, los traspasos cayeron 30% en Córdoba

En 2015, los traspasos cayeron 30% en Córdoba. Igual, fue el segundo mejor año desde 2010.

El negocio del gas natural comprimido se desinfló el año pasado. Tanto en Córdoba como en el total del país, las conversiones cayeron significativamente respecto de 2014, un fenómeno generado por diferentes factores, algunos propios de la actividad, y otros ajenos.

De acuerdo con los números del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), en todo el 2015 se realizaron en la provincia de Córdoba 22.049 traspasos a GNC, esto representa un 31 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior.

Si bien el dato se muestra preocupante, hay que tener muy en cuenta que la comparación se hace con 2014, el segundo mejor año de la historia del GNC en la provincia, cuando casi se alcanzaron las 31 mil conversiones.

El descenso de los números globales del negocio se advierte no sólo en Córdoba, sino en todo el país. En la Argentina, según la misma fuente, hubo poco más de 95 mil conversiones en 2015, un 29 por ciento menos que el año previo, cuando se alcanzaron las 136 mil.

VARIAS CAUSAS. A las explicaciones de la baja en el volumen de negocio de los talleres de conversión hay que buscarlas en diferentes lados. Primero: la nafta. Más precisamente: el precio de la nafta. Durante 2015, el valor de los combustibles líquidos aumentó –en promedio– un 12 por ciento, luego de un 2014 en el que la suba estuvo por encima del 30 por ciento. Por ejemplo, el litro de premium en las estaciones de YPF pasó de 13,61 en diciembre de 2014 a 14,69, justo un año después.

En contrapartida, el GNC aumentó el doble: pasó de 4,99 a 5,99 en la mayoría de las estaciones de la capital de Córdoba (en el interior, los precios son superiores).

Otro de los factores es un tema cíclico en el negocio del gas: cuando el interés por el GNC crece, también se incrementa la cantidad de talleres de instalación, en muchos casos con gente que no se dedica al tema y tiene poca experiencia. Eso pasó en 2014. “Esto hace que baje la calidad de las conversiones e incluso la atención post venta. Todo esto perjudica al negocio en general, porque por más que los equipos nuevos sean mucho mejores que los de hace unos años, la quinta generación no hace milagros”, explicaba Ariel Palomeque, de Nova, cuando el año pasado ya advertía cómo venían los números.

Otra de las razones: los problemas de entrega de los cero kilómetro. Muchas de las conversiones son de autos nuevos, recién salidos de las concesionarias, un “chorro” que se cortó desde mediados de año en adelante, lo que acotó el trabajo de los talleres más importantes.

Finalmente, un factor externo a los autos: las elecciones. Pasar un auto a GNC supone una inversión de entre 15 mil y 22 mil pesos, según el modelo, el tipo de equipo y el volumen del tubo. Los talleristas consultados coinciden: la gente no se animó a gastar esa plata hasta no saber qué iba a pasar con el Gobierno nacional y con el dólar.

Se amortiza

Si se toma como referencia un auto que recorra unos 20 mil km anuales (un uso familiar importante) y que en ciudad consuma 10 litros de combustible líquido cada 100 km, la diferencia de gasto entre cargar súper y GNC alcanza los 20 mil pesos por año. El cálculo fue hecho con la nafta a 16,00 pesos y el gas a 5,99.

Esto representa más que el costo de colocación de un equipo convencional (de tercera o cuarta generación), que promedia los 17 mil pesos y casi alcanza a un sistema de quinta generación, que cuesta 21 mil.

Teniendo en cuenta esto, para un uso moderado del vehículo, el equipo “se paga solo” en un año.

Los costos de un equipo

Precio. La conversión subió un 20%. Pasar un auto a GNC, con un tubo de 10 m3, arranca en $ 14 mil, con un equipo de tercera generación. En el caso de los de quinta generación (inyectores separados de los de nafta), desde $ 21 mil.

Financiación. La mayoría de los talleres recibe tarjetas de crédito, pero con interés elevado. En promedio, un equipo financiado en 12 meses cuesta un 30% más. 

Mantenimiento. Todos los años: oblea de control (cuesta $ 400). Cada cinco: la prueba hidráulica del tubo ($ 900).

 

 

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