Un 2013 con argentinos de proyección global

Un 2013 con argentinos de proyección global
Admirado en el mundo entero, el papa Francisco promete marcar un punto de inflexión en el Vaticano; la reina Máxima, aunque por otras razones, también quedará en la historia
Aire fresco para el renacimiento de una Iglesia abierta a los fieles

El 2013 marcó la historia del Vaticano por dos hechos históricos: la renuncia de Benedicto XVI al pontificado y la posterior elección del primer papa latinoamericano, Francisco, que llegó con aires renovadores a la Iglesia.

Francisco cierra el año con un pontificado marcado por su afán de reformar y abrir la Iglesia y por sus muestras de sencillez y cercanía a la gente con un carisma arrollador, como demuestran los cientos de miles de peregrinos que acuden a la plaza de San Pedro.

Bergoglio, de 76 años, es un jesuita con corazón franciscano, que dice que quiere ser un Papa “al servicio de los demás”, que sueña con una Iglesia “pobre y para los pobres” y abierta al mundo.

Ya son un clásico sus paseos entre la multitud en la Plaza San Pedro, en los que reparte besos y abrazos con un cariño que conmueve al mundo entero.

Sonriente y simple, Francisco ya tendió la mano a gays, divorciados y hasta a las mujeres que se sometieron a un aborto.

Pero para el Papa argentino la sencillez no está reñida con la iniciativa a la hora de hacer reformas: reemplazó al secretario de Estado Tarcisio Bertone, salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos, en los que se lo acusaba de abuso de poder; nombró una comisión de investigación para reformar el llamado banco del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros y un grupo de ocho cardenales elegidos por él lo asesorarán en la reforma de la Curia y en el gobierno de la Iglesia universal.

“Lo que hace tan importante a este Papa es la rapidez con la que ha capturado la ilusión de millones de personas que habían abandonado toda esperanza” con respecto a la Iglesia Católica, señaló la revista estadounidense Time cuando el pasado 11 de diciembre anunció que Francisco es la Persona del Año.

Nueve meses de papado… esto recién empieza.

La reina de corazón porteño que conquistó al mundo

Desde hace años que Máxima Zorreguieta acapara la atención mediática: cada una de sus apariciones es reproducida en diarios y revistas, especialmente las del corazón, que ven en la argentina la mezcla perfecta de elegancia y simplicidad.

Tras casarse con el príncipe Guillermo I de Holanda, Máxima se convirtió en la principal referente femenina del país, incluso superando en popularidad a su suegra.

Su estilo desinhibido y su rol de mamá siempre presente cautivaron a los holandeses, habituados a una realeza un poco acartonada.

Este año, la reina Beatriz, madre de Guillermo, decidió a sus 75 años abdicar en favor de su primogénito. Así, Máxima pasó a ser la reina consorte y sus tres hijas, las herederas directas al trono de los Países Bajos.

En una Plaza Dam de Ámsterdam colmada, el 30 de abril Máxima se convirtió formalmente en reina y su marido en el rey de la casa Orange-Nassau, como oficialmente se lo conoce al título nobiliario.

La estima que por ella tiene tanto el pueblo como la clase política holandesa se puso en evidencia días atrás, cuando el Parlamento en pleno decidió que ella fuera reina consorte si su hija Amalia accede al trono siendo menor de edad.

En sus argumentos, el Parlamento destacó el hecho de que “en los últimos once años la reina Máxima ha demostrado muchas capacidades al servicio del reino que han sido recibidas con amplio apoyo y aceptación”.

Con sus trabajos sociales como objetivo, y en apenas ocho meses de reinado, Máxima ya recibe elogios de todas partes del mundo.

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