Volvió la agenda de Bullrich: Berni, el Gobierno y la amenaza represiva

Volvió la agenda de Bullrich: Berni, el Gobierno y la amenaza represiva

Luego de las movilizaciones reaccionarias impulsadas por Juntos por el Cambio, a lo que se sumó un tono de mayor confrontación de parte de la oposición, los sectores más derechistas de la alianza gobernante vienen marcando la agenda.

Por: Diego Iung.

El país se encuentra inmerso en una profunda crisis económica cuyas consecuencias sociales van quedando cada vez más expuestas. A la profunda recesión de los últimos años del Gobierno de Macri, se suman las consecuencias de los meses de pandemia con su saldo de más de 5,5 millones de trabajadores afectados, entre pérdida de empleo, suspensiones y recortes salariales.

Las tomas de tierra no son otra cosa que una de sus expresiones más crudas. Familias enteras que, ante la pérdida de sus ingresos, se ven obligadas a esta medida desesperada. La situación se repite de provincia en provincia.

Luego de los años de ajuste del Gobierno de Mauricio Macri, el Frente de Todos basó sus ejes de campaña a lo largo del 2019 en prometer una mayor inclusión social y en la búsqueda de revertir el “país devastado” que dejaba la alianza de Juntos por el Cambio. Una importante bandera de los sectores que se consideran progresistas en dicha alianza era el repudio a la política represiva de Patricia Bullrich y la permanente estigmatización de la pobreza, cuando la misma ocupó el cargo de ministra de Seguridad, sintetizada en parte en la llamada doctrina Chocobar.

En estos días, esa bandera parece estar pasando de manos. No sólo el discurso de no represión a la protesta social, parece quedar lejano. Sergio Berni parece haber comenzado a dictar parte importante de la agenda de la alianza gobernante. “Estoy harto de que se repartan planes” fue una de las últimas definiciones del ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires ante los medios, al tiempo que cargaba contra las organizaciones sociales.

Pero Berni no está sólo. En los últimos días fue respaldado abiertamente tanto por Axel Kicillof como por el propio Alberto Fernández. “Respeto mucho a Sergio Berni” afirmó el Presidente, en estos días en que la propia familia de Facundo Castro exige que se vaya, por su responsabilidad más que evidente en encubrir el rol de la policía bonaerense en la desaparición seguida de muerte del joven. Si bien el Presidente buscó diferenciar al ex carapintada de la doctrina Chocobar, en televisión Berni no tuvo reparos a la hora de reivindicar su rol en la toma del Parque Indoamericano. “Una noche desalojé a 16.000 personas” dijo al aire. Recordemos que en aquel desalojo que Berni festeja murieron 3 personas por las balas policiales.

Las principales figuras del Gobierno no sólo sostienen al hombre que hace de la mano dura y la defensa de la propiedad privada sus campañas permanentes. Ahora Berni también les marca la agenda. “Las usurpaciones no solo son ilegales, sino que también producen situaciones injustas” afirmó Axel Kicillof ante un importante grupo de intendentes del conurbano. ¿El problema de la vivienda? bien, gracias. ¿En que quedaron las declaraciones de Frederic afirmando que las tomas no se trataban de un tema de seguridad?.

Este viernes, Alberto Fernández mismo dejó en claro que ante la crisis social en curso, la respuesta no es otra que la de llenar de policías los barrios: “vamos a ser implacables con el delito” afirmó en el lanzamiento de unimportante plan para llenar de gendarmes y policías los barrios de la Provincia de Buenos Aires, especialmente las zonas mas humildes. “Probablemente sea uno de los más grandes de que se tenga memoria” dijo el mismo Kicillof, entusiasmado.

Son alrededor de 4.000 los efectivos que se sumarán a patrullar las calles, también se incorporarán cientos de patrulleros, motos y armamento. Un total de $ 10.000 millones costará la inversión de tinte manodurista.

Mientras para los bonistas tenedores de la odiada deuda externa o para armar a las distintas policías hay fondos millonarios, para el problema de la pobreza que ya alcanza al 50 % de la sociedad, no hay respuesta.

Pero la particular inversión securitaria no es casual. Si las protestas sociales se extienden como producto de la crisis en curso, esta preparación de las fuerzas del orden encontrará en la represión su función de Estado.

Para algunos sectores se plantea entonces un dilema. Diferentes organizaciones sociales salieron este viernes repudiando la estigmatización de las tomas y de la pobreza por parte del elenco gobernante. El detalle, es que muchas de estas organizaciones forman parte del mismo Frente de Todos. Algo similar podríamos decir de aquellos sectores que, también siendo parte del Gobierno, salieron públicamente a marcar la responsabilidad estatal en la desaparición de Facundo Castro. Un comentario bastante lúcido que circulaba en redes sociales se preguntaba irónicamente que, si el estado era responsable, entonces Fernández y Kicillof constituirían alguna suerte de tercerizada. ¿Hasta dónde es compatible ser parte de la administración del mismo estado que hoy deja claro sus fines?

Para enfrentar a la derecha no alcanza con repudiar a uno u otro funcionario de turno. Como se ve, la propia agenda del Gobierno tiene que ver con mantener y reforzar los pilares del Estado, como las propias fuerzas represivas. No es casualidad el empecinamiento de Berni en cuidar a los bonaerenses implicados en el caso de Facundo. Ya Bullrich había afirmado que no tiraría ningún gendarme por la ventana ante la desaparición y muerte de Santiago Maldonado.

Es que las fuerzas represivas están ahí para recordar su rol en mantener, en última instancia, el orden existente si este tiende a cuestionarse.

Por eso, de lo que se trata es de plantear una salida de fondo, enfrentando a la derecha, de manera independiente y con la movilización en las calles. Esta es una pelea a plantear en sindicatos y centros de estudiantes. La lucha por un plan de emergencia que ponga el eje en los intereses sociales, como el de la vivienda, y no en sostener los intereses de unos pocos, tendrá que partir de afectar las ganancias de los grandes empresarios. No de otra manera puede pensarse una salida favorable a los sectores populares para la crisis en curso.

Comentá la nota