Victor Costamagna (60) es anestesiólogo desde hace 30 años. Se graduó de médico en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y se formó en el Hospital Nacional de Clínicas. Trabajó como especia­lista en la Maternidad Provincial y en el Hospital Infantil Municipal. También lo hizo en varios establecimientos privados.

Desde hace 22 años integra el servicio de anestesiología de la Clínica Reina Fabiola. Ligado a la formación de recursos humanos en la especialidad desde 1997, participó en la creación, en 2011, del Postgrado Universitario de Anestesiología de la Universidad Católica de Córdoba. Antes estuvo como agregado en el postgrado que funcionó en la UNC hasta 2009. Presidió la Asociación de Anestesiología, Analgesia y Reanimación de Córdoba (Adaarc) y fue vocal de la federación argentina de la especialidad.

Sostiene que el problema con Apross es político y no económico y cuestiona al ministro de Salud, Francisco Fortuna, por el manejo del conflicto. Asegura que es suficiente la cantidad de anestesiólogos en la provincia y cree que al gobernador Juan Schiaretti lo han asesorado mal.

MIRÁ. La formación de especialistas

–¿Es suficiente el número de anestesiólogos en Córdoba?

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La formación de especialistas

–La OMS dice que debe haber un anestesiólogo cada 10 mil habitantes. Córdoba tiene tres millones de habitantes y hay 427 especialistas en Adaarc y algunos otros que no están asociados. Además, hay unos 70 residentes, provenientes del sector público y del privado, que están cursando el Posgrado Universitario de Anestesiología en la UCC. Le diría a Fortuna que si llama a los anestesiólogos y les paga lo que es justo, los va a tener donde hagan falta y en la cantidad que necesite.

–¿Entonces el problema es económico?

–No digo eso. Evidentemente no es una puja por dinero porque la recomposición de honorarios que reclaman los anestesiólogos implica 1,2 millones de pesos por mes para Apross. Si la Provincia no tiene ese monto para un recurso crítico en salud, entonces estamos en un problema muy serio.

–Pero la recomposición de honorarios en febrero fue del 50 por ciento.

–Sí, después de dos años de mantenerlos congelados. Por eso la actualización impresiona como exorbitante. Es responsabilidad nuestra por no haber ido a golpear la puerta en su momento.

–La causa del conflicto es política, entonces.

–Creo que es un problema de poder. Al Gobierno no le interesa tener la razón sino demostrar que tiene el poder. El ministro de Salud (Francisco) Fortuna quizá cree que Adaarc tiene demasiado poder y está empecinado en recortárselo. Es lo único que explica su porfía descarnada y lamentable.

–¿Cómo tomó las expresiones del Gobierno cuando hicieron retención de servicios?

–Me parece que al gobernador Schiaretti lo asesoraron mal. Le dijeron que éramos unos mercenarios y por eso reaccionó como lo hizo, sin tener elementos de juicio probados. El razonamiento dice que estábamos trabajando juntos y bien desde hace tiempo. No nos olvidemos de que Unión por Córdoba hace 19 años que está en el poder y que hacemos las cosas de acuerdo a la resolución 450/06 del Ministerio de Salud de la Nación, a la que Córdoba adhirió.

–Se supone que el ministro de Salud tiene elementos de juicio y sin embargo fue duro con los anestesiólogos.

–Las expresiones del ministro Fortuna me resultaron molestas y agraviantes. Me cae muy mal cuando alguien desacredita a otro porque no tiene argumentos para refutarlo. Desacreditar a los especialistas y a nuestra asociación para imponerse en la discusión me parece infantil y de poca capacidad intelectual. Demuestra, además, la poca capacidad de ingenio para mostrar una fortaleza que no tiene en este caso. Le comento algo: Adaarc tiene convenios con 180 obras sociales y prepagas y sólo tiene problemas con Apross ¿Quién estará equivocado?

–¿Qué le parece dejar sin servicios a los pacientes?

–No es bueno dejar sin servicios a Apross ni a nadie. ¿Quién no tiene un familiar o un amigo con Apross? Mi esposa es docente y tiene esa obra social. Ahora bien, si trabajo y no me pagan o dicen que me pagan y no lo hacen de la manera correcta, tengo derecho a reclamar. A veces en una discusión uno puede tener actitudes más apasionadas o racionales que le hagan pensar que puede estar equivocado. Pero cuando 200 especialistas dicen “estos tipos nos están jodiendo, no les trabajemos más”, la cosa cambia.