El valle comercializará este año unas 150.000 toneladas menos de fruta

Para la presente temporada frutícola regional se proyectan comercializar alrededor de 150.000 toneladas menos de peras y manzanas respecto del año anterior.

Los datos surgen de los volúmenes ya vendidos en esta primera parte del año y almacenados en las cámaras frigoríficas con corte al 30 de abril del año 2021 respecto a los números consolidados del mismo período del año anterior.

Lo llamativo es que la mayor parte de los empresarios y productores del sector estimaban en diciembre pasado volúmenes para la presente temporada creciendo entre el 5% y 10% interanual en manzana y estables para lo que era la pera.

Sin embargo, las proyecciones de cosecha de manzana para este año -tomando el corte al 30 de abril- se ubican en poco más de 414.000 toneladas reflejando una caída del orden del 23% respecto del cierre del mismo período del año anterior. En términos nominales, existen unas 122.000 toneladas menos en el mercado.

Según detallan los informes realizados por el Senasa, las exportaciones de esta especie alcanzaron las 24.000 toneladas, cifra que refleja un desplome en torno al 30% interanual. El mercado interno también mostró una importante restricción con pérdidas porcentuales similares a las de comercio externo. Pero fue la manzana destinada a la industria de concentrados la que más vio resentida su caída, con bajas de un 41% interanual.

¿Qué pasó entre ese crecimiento de cosecha estimado en diciembre y el desplome real de casi 25% que reflejan las estadísticas hoy en día?

“Sin lugar a duda que existe un menor volumen de manzana respecto de la temporada anterior. Las altas temperaturas en plena cosecha pudieron haber sido una de las causas de esta caída que no estaba estimada al inicio de la temporada”, aseguró el Gerente General de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Marcelo Loyarte, al ser consultado por el tema.

En esta misma línea varios fueron los empresarios que, avalando estos conceptos, argumentaron la caída del volumen comercial de manzana para la presente temporada.

Loyarte señaló que están revisando las cifras que CAFI maneja sobre la exportación ya que difieren de las entregadas por el organismo sanitario. “Estamos estudiando los volúmenes de comercio exterior porque encontramos algunas diferencias”, señaló el ejecutivo. Hay que destacar que las exportaciones de manzana en este primer cuatrimestre representaron el 12% del total comercializado en el período.

 

El mercado interno, hacia donde se concentró en esta primera parte del año el 40% de la especie colocada en el mercado, mostró también una importante caída de sus ventas. Los datos oficiales señalan que en el primer cuatrimestre se orientaron poco más de 88.500 toneladas, mostrando una caída interanual del 30% -similar a la de la exportación- pero con una pérdida en valores absolutos en torno a las 35.000 toneladas.

Sobre esta caída el titular de la secretaría de Fruticultura de Río Negro, Facundo Fernández, destacó que “la falta de efectivo en la calle ha sido uno de los principales argumentos en el freno de las ventas. A esta misma altura del año pasado la ayuda del Estado, que consistió básicamente en poner plata en el bolsillo del consumidor, fue infinitamente mayor a la que pusieron este año”.

 

Por otra parte, el funcionario rionegrino compartió el hecho de que existe una menor cantidad de manzana en esta temporada, pero agregó que “la presencia de los cítricos con precios muy bajos en estos días afectó la decisión de compra del consumidor. El año pasado el valor de los cítricos subía a la par de las pomáceas. Hoy esta tendencia no se ve en el mercado”.  

La tercera vía comercial, la manzana destinada a la industria, fue la que más sintió la caída (41%). Tal se señaló párrafos arriba, en esta primera parte del año, cerca de 69.000 toneladas de manzanas menos se orientaron hacia este sector.  Para los empresarios ligados a la actividad esta baja se da principalmente por un menor volumen de fruta recolectada. “La temporada de cosecha que nosotros pensamos que iba a llegar a las últimas semanas de mayo, terminó a mediados de abril”, confió un ejecutivo ligado a la actividad. “La verdad no tenemos en claro a qué se debe esta sensible merma en manzana. Nosotros proyectábamos cifras de molienda similares o superiores a las del año pasado, pero claramente este escenario difícilmente se concrete”, agregó el empresario.

En peras, algo mejor

Las estadísticas globales para esta pomácea reflejan que entre lo ya colocado (exportación, mercado interno e industria) en esta primera parte del año y los stocks existentes al 30 de abril en las distintas cámaras, se proyecta un volumen total a comercializar para todo el 2021 de unas 519.000 toneladas. Esta cifra refleja una caída del 6% interanual y, en términos nominales, unas 32.000 toneladas menos de peras disponibles para el mercado.

Tal cual lo reflejan los gráficos adjuntos, no todas las variables fueron a la baja como sí se observa en la manzana.

 

Las colocaciones en el exterior totalizaron, en este primer cuatrimestre, poco más de 171.000 toneladas, mostrando una retracción interanual del orden del 5%. Misma tendencia se observa sobre la fruta almacenada en las cámaras frigoríficas. Los datos oficiales dan cuenta que, al 30 de abril, el stock de peras se lo ubicaba en las 149.000 toneladas, cifra 20% por debajo del consolidado en el mismo período del año anterior.

En el segmento de los mercados con resultados positivos encontramos -siempre hablando de volúmenes- lo orientado a la góndola local en donde se observa un crecimiento de ventas del 18% y del 4% para la industria.

 

A diferencia de las manzanas, en las peras existe un grado de correlación entre las estimaciones de cosecha realizadas en diciembre del año pasado y los números reales que ya se observan con la temporada en marcha.

Datos a tener en cuenta

El trabajo estadístico presentado toma la fecha de corte al 30 de abril de cada año para poder comparar escenarios similares entre lo ya comercializado a esa fecha y lo que queda por vender para el resto de la temporada (almacenamiento en las cámaras).

Pero sobre estos datos hay que hacer la siguiente aclaración, que se debe tomar para los dos años bajo análisis (2020 y 2021) y con los mismos efectos para ambos períodos.

-La estadística del Senasa computa la fruta que se comercializa al norte de la barrera. Todo lo que se vende en los mercados al sur del río Colorado no está contemplado. Los datos históricos dan cuenta que estos destinos absorben un promedio del 6% y 7% del total de la fruta que se comercializa en el mercado interno, que no está contemplada en este análisis.

-Las declaraciones juradas informadas por las empresas que almacenan fruta en frío representen el 80% del total de frigoríficos establecidos en Río Negro durante los años 2020 y 2021. Por otra parte, no se tiene en cuenta la estructura de frío que existe en Neuquén, qué si bien es marginal respecto de la existente en la vecina provincia, incide en las estadísticas finales.

Trabajando con estimaciones propias, e incorporando estas dos variables mencionadas párrafos arriba (lo vendido en el mercado al sur del río Colorado y las proyecciones de fruta al 100% en las cámaras de frío), se puede anticipar que la comercialización de manzanas esperada para todo el 2021 se la ubicaría en torno a las 450.000 toneladas mientras que en las peras ese valor estaría alrededor de las 600.000 toneladas. Las mermas nominales y porcentuales estimadas para esta temporada, se mantienen.

Ciegos frente a la realidad del mercado

La falta de estadística clave en la cadena frutícola regional es un tema todavía pendiente en una actividad que ya tiene un desarrollo cercano al siglo en esta zona del norte de la Patagonia.

El tema no es económico. Claramente es muy poca la inversión que se debe hacer para contar hoy con un sistema estadístico que permita dar previsibilidad y eficiencia a todo el sector de la actividad.

El caso tal vez más paradigmático fue la discontinuidad del trabajo estadístico -hace solo un par de años- que proporcionaba un pronóstico de cosecha antes del cierre de cada año. Con este programa los actores de la actividad podían estimar con que cosecha contaban y como distribuirla en forma lo más eficiente posible a lo largo de toda la temporada. Hoy es, como mínimo, poco serio encontrarnos con representantes del sector que siguen trabajando con proyecciones de cosecha al tanteo apalancadas en conversaciones con colegas en una mesa de café.

¿Por qué no se puede avanzar en este simple paso que ya dieron las economías frutícolas de otros países? Variadas pueden ser las respuestas a esta incógnita.

-Para muchos agentes de la actividad la información es poder; y este mismo razonamiento lleva a que, cuanto menos democratizada esté, mejor. Sin el respaldo de la totalidad de la dirigencia empresarial, es difícil poder armar un sistema estadístico creíble y sustentable. Algo parecido ocurre a nivel gubernamental y productor que, por lo general, son reacios a dar información.

-El alto nivel de elusión y evasión que presenta el sistema, es otra de las trabas. Los últimos estudios privados -conocidos oficialmente hace ya varios años- detallaban que más del 60% del comercio frutícola de pomáceas tuvo o tiene algún tipo de irregularidad fiscal. Es difícil exigir el blanqueo de estadísticas con este nivel de distorsiones en el sistema. Hay que aclarar que este escenario no es propio solo de la fruticultura del Valle. Los cítricos del NEO y NOA, la vitivinicultura, la industria ganadera y la horticultura, entre otros tantos sistemas de producción, se encuentran -en mayor o menor medida- en una situación fiscalmente parecida.

-Falta de integración. Productores y empresarios están enfrentados a la hora de abrir el debate de la transparencia en el sector frutícola. Un mundo de mutuas acusaciones separa a estos dos importantes actores para poder congeniar una estrategia que sirva al conjunto de la actividad. Desde los Gobiernos provincial y nacional poco se aporta para tratar de integrar a los principales pilares de la cadena.

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