La incertidumbre por el reemplazo de la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo, lleva más de una semana después de que el presidente Alberto Fernández reconociera que busca un sustituto porque la funcionaria “está agobiada”.

Si bien el mandatario no contó porqué se encuentra en esta situación su amiga, elegida para un cargo clave dentro del organigrama del Gobierno, las presiones políticas habrían impulsado a la decisión de dejar del cargo.

“Es una persona que no viene de la política, está agobiada. Para alguien que no viene de la política, es desgastante”, habría revelado Fernández en declaraciones a C5n como argumento de la decisión de la ministra.

Losardo fue elegida por Alberto en un cargo clave como Justicia, que entabla una relación con el Poder Judicial luego de que el macrismo arremetiera con denuncias judiciales contra el kirchnerismo. La confianza con la abogada es indiscutida. Compartieron los estudios, la oficina de trabajo y varios años en la función pública durante la gestión de Néstor Kirchner. Incluso cuando Fernández dejó de ser jefe de gabinete, siguió en el cargo de la secretaria de Justicia.

La carta de renuncia está redactada. Sólo falta el nombre de su reemplazo para que la dimisión sea publicada. En el entorno de la ministra resaltaron que Losardo llegó al cargo “sin intereses partidarios” ni con la idea de “buscar un cargo posterior o estar en una lista electoral”.

Su trayectoria es indiscutible dentro de la cartera. Experiencia le sobra, pero la falta de cintura política la alejará de su función después de un año de gestión. Seguramente los logros en el ministerio serán repasados en la renuncia que le presente el Presidente.

Hasta ayer la ministra estuvo en la oficina de la sede de Justicia trabajando en forma normal. Desde la cartera estiman que sería en las próximas horas el anuncio de su reemplazo. Desestiman que se espere hasta fin de mes.

 

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Allegados a Losardo descartaron que exista una relación tensa con el secretario de Justicia, Juan Martín Mena, quien suena más fuerte como su sucesor. “Hay un mutuo respeto. Nunca se dejar de hablar”, reconocieron a este medio.  Mena tiene muchos años de experiencia en la gestión pública, y con un vínculo cercano a la vicepresidenta, Cristina Kirchner. “Conoce muy bien el funcionamiento del ministerio”, destacaron desde un sector que impulsa su nominación.

Desde ambos lados reconocen las diferencias políticas, pero tienen cosas en común como “muchos años de experiencia y los temas los conocían bien”.

En cuanto a la funcionaria a punto dejar el Gobierno, siempre tuvo un bajo perfil mientras ejerció el cargo y antes también. Fue la principal impulsora de la reformas en la Justicia que quiere llevar adelante el Gobierno.

“Tiene un perfil técnico”, recalcaron en su entorno. No dejará la función pública ya que aceptó ser la nueva embajadora argentina ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ( UNESCO), con sede en París.

La decisión de presentar la renuncia se debe “a una sumatoria de cosas”, recalcaron desde la cartera. Uno de los motivos tienen que ver con las agresiones que sufrió y que venía en los medios. La demora en el nombramiento del sucesor lo vinculan no sólo a las presiones internas que puede sufrir el Presidente, sino también que el que ocupe ese cargo “tiene que estar a la altura de Losardo”. “No es fácil encontrar un reemplazo. Ella es sólida, confiable, y manejaba todo el entramado de un frente”, argumentaron fuentes oficiales.

La cuenta regresiva parece llegar a su fin. Alberto no tiene más tiempo.