Tres años del FdT: crecimiento, empleo y caída del salario real

Tres años del FdT: crecimiento, empleo y caída del salario real

Una evaluación de la gestión económica hasta ahora muestra elementos propio de un modelo desarrollista, basado en el mercado interno, y otros más liberales. 

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JULIÁN BLEJMAR

En pocos días se cumplirán tres años de la gestión económica del Frente de Todos, lapso que, más allá de la pandemia, permite detectar ciertos ejes que sitúan a la política económica como una combinación de las llevadas adelante por el kirchnerismo y por Cambiemos. Un modelo que algunos economistas comenzaron a denominar como desarrollista, por ligarse al mercadointernista del kirchnerismo en la apuesta por la producción nacional y el trabajo, y al liberal del macrismo por convalidar una redistribución regresiva del ingreso, es decir favorecer a los grupos económicos por sobre los trabajadores, y recurrir al endeudamiento público para evitar mayores correcciones en la presión impositiva regresiva y en el gasto público.

Puntualmente, existen dos aspectos que el actual gobierno replica de la gestión kirchnerista, como lo es el crecimiento de la actividad económica y del empleo. Y es que si bien fue con diferente intensidad, los tres gobiernos kirchneristas exhibieron en su balance un crecimiento del PBI y una caída en los índices de desocupación, algo a lo que se encamina el FdT de no mediar en 2023 una crisis de fuerte magnitud.

 

En datos duros, al comparar los puestos de trabajo actuales con los del fin del macrismo, el economista Alfredo Calcagno, de larga trayectoria en Naciones Unidas, proyecta la creación de 1,5 millones de puestos en todo el país, en base a las cifras vertidas por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para el Mercado de Trabajo de Centros Urbanos del INDEC, con una creación de puestos formales que aumenta de forma ininterrumpida desde hace 25 meses y que este año se intensificó incluso la creación de puestos experimentada en 2021.

De la misma forma, luego de la caída de 9,9 por ciento del PBI en 2020 a causa de los cierres por la pandemia, el año pasado la economía rebotó 10,3 por ciento, es decir recuperó el total de lo perdido, pese a los pronósticos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, también conocida como “el club de los países ricos”), que planteaban esta recuperación para el segundo trimestre de 2026.

Asimismo, hasta la última medición de septiembre de 2022, el crecimiento seguía con un importante 4,8 por ciento de acuerdo al Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del INDEC. En este proceso, mucho tuvo que ver la reimposición de regulaciones al comercio internacional para proteger la industria local, así como programas de subsidios y créditos a tasa negativa para la expansión productiva. 

Caminos divergentes

Fuerte crecimiento económico y del empleo son así los mayores logros socioeconómicos que puede exhibir el gobierno, los cuales se combinan con otros datos que lo ligan a la gestión de Cambiemos, como la caída del salario real y de las jubilaciones, así como un fuerte endeudamiento para evitar aumentar la presión impositiva sobre los sectores beneficiados por el modelo, fundamentalmente agroexportadores, y llevar adelante una mayor eficiencia en el gasto público.  

En este último punto, el reciente Informe Mensual de Deuda de la Secretaría de Comercio del Ministerio de Economía, sitúa a la misma en octubre en 384.108 millones de dólares, cuando al finalizar el período macrista era de 323.065 millones.

Si bien debido al crecimiento económico y las reestructuraciones la misma disminuyó como porcentaje del PBI del 90 al 80 por ciento, la cifra sigue situándose lejana al 52 por ciento en la que la dejó el kirchnerismo.

Parte de este endeudamiento, se vincula con achicar un déficit fiscal sin corregir el gasto público ineficiente ni modificar una estructura impositiva regresiva, es decir que pone un mayor peso en los sectores menos pudientes de la población, aspecto este último que se intensificó en el macrismo, que entre otras reformas disminuyó las retenciones de 2015, que constaban de del 35 por ciento para la soja, 32 para el girasol y 28 para el trigo y maíz, al 30 por ciento para la soja, y el 12 para el trigo, el maíz y el girasol, lo cual prácticamente no se modificó durante el actual gobierno, incluso cuando la fuerte suba de los precios internacionales compensaron la apreciación del peso oficial.

 

Mucho más cercana la realidad cotidiana, otra similitud entre la actual gestión y la macrista es la caída del poder adquisitivo de los trabajadores. De acuerdo al Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas ligados a la Universidad Nacional de Rosario, luego del pico obtenido en 2015, cuando a pesos constantes o actuales los trabajadores percibían en promedio 220.132 pesos, al finalizar el gobierno de Cambiemos el ingreso se había reducido, siempre en promedio y a pesos constantes, a 172.036 pesos, mientras que para agosto pasado la cifra había disminuido a 165.205 pesos, equivalente a 134.000 pesos de bolsillo, monto que en la actualidad es aún más bajo debido al recrudecimiento de la inflación.

En este sentido, desde el Mirador se planteaba que la masa salarial es prácticamente la misma que en 2019, pero se reparte entre 21,6 millones de puestos de trabajo en lugar de los 20,7 millones de aquel año, lo que, de acuerdo a este centro de estudios, exhibe también el crecimiento económico que se experimentó entre 2019 y 2022 “no fue apropiado por las y los trabajadores”.

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