Tras el voraz recorte en el SPB, se acentúa la crisis por la escasez de médicos y penitenciarios en los penales

Tras el voraz recorte en el SPB, se acentúa la crisis por la escasez de médicos y penitenciarios en los penales

Mientras miles de penitenciarios quedaron en la calle o sumariados por incumplimiento horario o faltas simples, los corruptos se reacomodaron con la Intervención. 

En este entramado, la gobernadora María Eugenia Vidal sacó un importante rédito político levantando la bandera de la transparencia, “limpiando el Servicio Penitenciario Bonaerense”, pero distintas investigaciones desenmascararon que la nueva gestión, de la mano del ex diputado denarvaista Fernando Rozas, multiplicó los hechos de corrupción, instaló mecanismos de gestión mafiosos, fabricó nuevos ñoquis con nombre y apellido, empeoró las condiciones del personal y dejó a las cárceles a la deriva con los presos dentro.

Luego de un escobazo sin precedentes, las cárceles quedaron desmanteladas: 1300 trabajadores fueron echados, se iniciaron sumarios a alrededor de 6 mil agentes y se desató una ola de traslados arbitrarios (son considerados despidos encubiertos).

Ante este escenario, los funcionarios de turno inventaron la modalidad Complejo para que un mismo equipo cumpla con su rol en varias Unidades, incumpliendo con lo establecido por ley, que afirma que debe haber un Jefe de Sanidad y 7 médicos de guardia, uno para cada día, con un enfermero por día, en cada penal.

Desde las entrañas del SPB, brindaron algunos datos a NOVA: En Barker hay solo 3 médicos para 800 presos, en Urdampilleta también hay 3 médicos para 1000 presos, el Complejo San Martín (tiene 4 unidades) solo cuenta con 5 médicos, que no llegan a cubrir las guardias establecidas. También, de las 7 alcaidías del territorio bonaerense, la única que tiene personal de salud es La Plata.

Asimismo, detallaron la problemática con dos ejemplos. Uno fue en el Complejo Magdalena: “Un interno se cayó y se quebró el hombro, mientras que en otra Unidad del mismo lugar se produjo una crisis asmática que no podía ser atendida, el recluso estuvo a punto de morir”. El otro en Campana, donde hay 12 penitenciarios para las 2 Unidades: “se lesionó un interno y fue trasladado por 6 trabajadores para ser atendido por el médico, teniendo que dejar una de las cárceles sin custodia”.

Al ver esta situación, los reclusos reclamaron por sus derechos y se iniciaron estados de alerta en distintos penales. Para sostener la situación, fuentes cercanas afirmaron que “le están dando de todo a los internos para que no se amotinen, desde el famoso churrasquito hasta psicofármacos, a pesar que no hay medicación para HIV y tuberculosis”.

La Justicia amenazó con clausurar la Unidad N° 30: murió un preso y no había médicos en General Alvear

Como lo informó esta Agencia de Noticias, el pasado 16 de octubre, un interno de la Unidad Penitenciaria N° 30 de General Alvear falleció por causas que aún se intentan determinar. En la cárcel se generó una convulsión interna debido a que la asistencia médica nunca llegó: no había ningún profesional de la salud de guardia. De este modo, la jueza Adriana Raquel Blanco inició una investigación a través de la Fiscalía e intimó a Javier Zoulemian, Director de Salud Penitenciaria, para que regularice la situación de inmediato; de lo contrario, clausura el penal.

El documento judicial firmado por la jueza, detalló: “Intímese al Director de Salud Penitenciaria, que en el término de cuatro horas informe a esta Magistratura cómo se cubrirán las guardias médicas a partir de mañana,  especificando el nombre y a teléfono del médico asignado a cada una”.

Asimismo, añadió: “En caso  de ausencia de alguno de los médicos, los datos de quien esté asignado a su reemplazo. Caso contrario, se hará efectiva la clausura intimada oportunamente”. También, durante el escrito, se pone en conocimiento al Comité de Seguimiento Permanente de las Personas Privadas de la Libertad.

En la resolución judicial “dan cuenta del fallecimiento de un interno en la Unidad Penitenciaria N° 30, sin la presencia de un facultativo médico en la misma, póngase en conocimiento de todo lo actuado al Sr. Agente Fiscal, a fin de que se investigue la posible comisión de delito de Acción Pública  y se determinen las responsabilidades penales de los distintos actores del Sistema”.

Cárceles a la deriva

En el Servicio Penitenciario Bonaerense no hay un proyecto para poner sobre rieles el sistema carcelario, jamás pasó por la cabeza de los funcionarios el objetivo de reinsertar a los internos y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores; simplemente, patean la pelota para adelante, se enriquecen con negocios oscuros y hacen arreglos con alambre, maquillándolos como grandes obras.

El triunvirato que encabeza la Intervención del SPB,  Fernando RozasJuan Baric y Fernando Manzanares, se acostumbró a darle la llave de un penal al director asignado, para luego dejarlo a la deriva con centenares de presos que cumplen sus condenas en condiciones infrahumanas, a los que calman con beneficios que no se encuadran en la ley. La paz es temporal: cuando la situación se pudre, le sacan la llave y se la dan a otro, haciéndolo responsable de la política implantada desde más arriba: en menos de 2 años, ya se removieron 150 directores.

Es necesario mencionar que muchos directores forman parte de este sistema incompetente y sucio, a sabiendas que los meses que dura su mandato deben sacarle el jugo a los chanchullos, siempre con el vuelto correspondiente a la corona; sin embargo, hay otros tantos que son penitenciarios de ley, y están en un lugar muy incómodo, tratando de sobrellevar una situación hasta que no dan más y renuncian.

En este escenario, quienes quedan expuestos siempre son los mismos: los trabajadores penitenciarios, perseguidos por el Gobierno de turno, mal pagos y cumpliendo su rol en pésimas condiciones laborales, son los que le ponen el pecho todos los días. También son los que pagan los platos rotos por ser el eslabón más débil.

“En las cárceles no hay escuelas ni centros de formación, no hay talleres ni trabajo, todo lo que difunden puertas para afuera es circo. Para poder tener al preso tranquilo le dejan la zona liberada, con celulares, acceso a las redes sociales e ingreso indiscriminado de gente al penal”, disparó enfadado un trabajador con más de 20 años de servicio y que se desempeñó en distintas Unidades de la Provincia.

En ese sentido, sin querer dar su nombre por miedo a represalias, el penitenciario aseguró: “Una o dos veces podes equivocarte, ¿pero 150? Falta inversión, diagramación y una bajada de línea clara a los directores, además de sostenerlos en el tiempo para que se puedan desarrollar”.

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