La trama secreta del renunciamiento de Patricia Bullrich, los riesgos de Rodríguez Larreta tras su victoria y el consejo de Mauricio Macri desde Europa

La trama secreta del renunciamiento de Patricia Bullrich, los riesgos de Rodríguez Larreta tras su victoria y el consejo de Mauricio Macri desde Europa

Cambió el clima en Juntos por el Cambio luego de los gestos de la presidenta del PRO y de Elisa Carrió, aunque sigue abierta la pelea en provincia de Buenos Aires y en Capital temen discusiones por las listas. “Todos tienen que tener gestos. Si le pedís uno a Jorge Macri también se lo tenés que pedir a Diego Santilli”, dijo la ex ministra de Seguridad.

El tablero desplegado por Juntos por el Cambio para las elecciones cambió en apenas 24 horas. Horacio Rodríguez Larreta logró el vía libre para la candidatura porteña de María Eugenia Vidal luego de que Patricia Bullrich decidió dar un paso al costado. Mauricio Macri no sumó apoyos a su opinión sobre las principales postulaciones en la Capital y en Provincia de Buenos Aires. Facundo Manes confirmó su candidatura bonaerense por la UCR. Elisa Carrió renunció a competir en las PASO. Y se instaló la sensación de que se producirán más novedades en materia de gestos personales y de reacomodamientos.

El jefe de Gobierno hizo una jugada audaz en la interna del PRO, resultó triunfante y ahora deberá convertirse en una suerte de orfebre para que las listas porteña y bonaerense, encabezadas por dirigentes de su confianza, sean multicolores y contengan al resto de los sectores de su partido y de los partidos de la coalición: el riesgo es que queden heridos que puedan complicar la suerte de la oposición en las urnas y, además, su propio proyecto presidencial.

Porque Rodríguez Larreta, con Vidal y Santilli como arietes, anticipó la pelea presidencial de 2023, que es justamente lo que no quería Macri. En un mensaje que tenía como principal destinatario al jefe de Gobierno, el ex mandatario advirtió que “sin 2021 no hay 2023″. Es decir, que Juntos por el Cambio debía presentar “los mejores candidatos” para las elecciones de este año, sin preocuparse por la fracción a la que pertenecían, porque se corre el riesgo de perder si se avanza con el armado electoral con la vista puesta en proyectos personales futuros. Y una derrota electoral este año, según su lectura, provocará una profundización del rumbo antirrepublicano del Gobierno. Ese fue uno de sus argumentos centrales para insistir en las postulaciones de Vidal en Provincia y de Bullrich en Capital, aunque parecieron diluirse tras sus últimas charlas a solas con el jefe de Gobierno y la ex gobernadora.

El alcalde porteño desoyó las sugerencias de Macri, impuso los candidatos que quería en los dos principales distritos electorales (y que le garantizarán fidelidad para su plan de llegar a la Presidencia), revalidó su autoridad en el distrito que gobierna y sentó las bases de un nuevo liderazgo opositor. Si no muestra apertura y generosidad en el reparto de poder, algunos temen que el escenario triunfal de estas horas se convierta en una victoria pírrica.

Por eso las miradas están puestas ahora sobre el jefe de Gobierno, que apenas se bajó Bullrich de su candidatura publicó en las redes un mensaje conciliador: “Gracias, @PatoBullrich, por tu gran muestra de responsabilidad, compromiso y convicción. Sin duda sos una referente en todo el país”. Habitualmente de perfil bajísimo, Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad, rompió el silencio para elogiar a la ex adversaria: “La acción de Patricia, que se expresa en su carta, marca su voluntad de contribuir con Juntos por el Cambio a nivel nacional, explotando la presencia que construyó en este año y medio en muchos distritos del país, en donde la valoran, la demandan y esperan contar con ella en la elección”.

Entre tanto gesto de pacificación, Bullrich dio señales de que la tranquilidad en el PRO podría alterarse en breve en otro distrito. Poco después de su renunciamiento, la dirigente respondió a Infobae acerca de la posibilidad de que su decisión sea imitada por Jorge Macri, el jefe bonaerense del partido: “El tema no es que renuncie -dijo-, sino que en la Provincia hay que encontrar un equilibrio. Ahora, despojada de una candidatura, voy a ayudar a buscarlo. No puede haber nadie que sea el vamos por todo. Todos tienen que tener gestos. Si le pedís uno a Jorge Macri también se lo tenés que pedir a Diego Santilli”.

¿Eso implica que Santilli debería renunciar a la candidatura para abrirle paso a un postulante neutro, equidistante de Macri y de Rodríguez Larreta? “No sé -se atajó Bullrich-, no quiero dar nombres sino plantear un concepto: la importancia de encontrar una forma de resolver los temas. Una cosa es que el PRO vaya a una elección con el radicalismo y otra cosa es que tenga muchas listas. Necesitamos gestos de todos lados para lograr el equilibrio”.

Sobre todo eso seguramente hablaron Bullrich y Jorge Macri este sábado, en un almuerzo que compartieron a solas, pocas horas antes de que se anunciara el renunciamiento de la ex ministra. El intendente de Vicente López quedó con poco margen para seguir resistiéndose a la candidatura bonaerense de Diego Santilli, que impulsa Rodríguez Larreta, luego de las señales en favor de la unidad que dieron la jefa del PRO y la fundadora de la Coalición Cívica. Pero Bullrich insistió en un equilibrio interno y le puso un límite a las aspiraciones larretistas al advertir que no puede haber un “vamos por todo”.

Parece lógico porque ahora empieza la sintonía fina del acuerdo porteño: los nombres de quienes integrarán las listas. Dicen que Bullrich logró la inclusión de dos candidatos propios en la lista de Juntos por el Cambio de la Ciudad para diputado nacional y tres en puestos expectables en la de legislador porteño, aunque también pidió puestos de diputados en la Provincia de Buenos Aires. Los negociadores de Larreta habrían objetado que el segundo lugar de la nómina fuera para Fernando Iglesias, del ala dura de JxC. La titular del PRO negó que haya acordado el poder de lapicera para cerrar las listas en todas las provincias, aunque aseguran que consiguió garantías de que el larretismo no hará ninguna jugada para recortar su liderazgo partidario.

La flamante “ex candidata”, por otra parte, descartó que Mauricio Macri la haya dejado sola para avanzar con su postulación y que esa actitud de neutralidad hubiera contribuido a que desistiera de pelear contra Rodríguez Larreta en las PASO. “De ninguna manera me siento sola. Yo le pedí a Macri que no se involucrara porque iba a ser una acción política equivocada. Él tiene que ser el ex presidente de todos, no de una parte”, aseguró.

No es lo mismo que deslizaba fuera de los micrófonos el entorno de Bullrich, que reveló su malestar porque el ex jefe del Estado tuvo sendas reuniones con Rodríguez Larreta y con Vidal y no con ella antes de irse a Madrid a presentar su libro, pero tampoco le cayó bien que cuando llegó a la capital española hubiera difundido un mensaje en Facebook que era un canto a la neutralidad: “No peleo lugares ni me meto en discusiones”, advirtió. Para Bullrich, presentar batalla en las PASO contra el jefe de Gobierno y su poderoso aparato económico era demasiado difícil sin el apoyo del ex presidente.

Luego de varios días de frialdad, Macri y Bullrich aclararon todo en un contacto telefónico que hubo en las últimas horas. Cuando hablaron sobre el renunciamiento, hubo un consejo para su ex ministra: que no acordara bajo presión con Larreta porque no iba a funcionar si no estaba convencida.

Algunos sospechan que el ex presidente y el jefe de Gobierno utilizaron a sus máximas aliadas femeninas para condicionar al otro. Como en un juego de espejos, Rodríguez Larreta se quejó ante Macri por el desafío electoral de Bullrich en su distrito. La respuesta fue: “No la manejo. Lo único que le pedí es que hiciera lo que cree que tiene que hacer”. Sonó similar a la contestación del jefe de Gobierno cuando el fundador del PRO le pidió que convenciera a Vidal de competir en Provincia: dijo que él no era el dueño de Vidal y que “sólo le abrió una puerta” por sus dudas sobre cómo volver a la política activa.

Con su jugada electoral, el jefe de Gobierno evitó una confrontación en su terreno que podría haber sido costosa en la interna de su espacio, pero hacia afuera quedó absolutamente expuesto porque se jugará a suerte y verdad en las elecciones con dos listas clave lideradas por sus candidatos de confianza. La renuncia de Elisa Carrió a una candidatura en Provincia le quita a la nómina una figura que podría haber atraído muchos votos. Y en un territorio que marcará a fuego su apuesta: si Juntos por el Cambio hace una buena elección bonaerense de la mano de Santilli, Rodríguez Larreta se quedará con el indiscutible liderazgo opositor e instalado como el gran candidato para 2023. Si no, pagará un costo por la mudanza de Vidal a Capital.

El viernes pasado, en un Zoom con unos 60 dirigentes afines, Bullrich no reveló la decisión que anunciaría al día siguiente y pidió opiniones sobre qué debería hacer. La mitad del auditorio dijo que tenía que pelear contra Vidal y la otra mitad, que debía bajarse de la candidatura. Al final, en un clima de confianza, la dirigente se explayó sobre las desventajas de competir en las PASO contra el larretismo. Habló del peligro de “dividir al partido”, hizo hincapié en el significado de discutirle la autoridad al “único gobernador del PRO en el país” y advirtió que podía ganarle las PASO, pero que “nos podemos hacer daño”.

Allí fue cuando insistió en que no le interesaba volver a ser diputada y que prefería la libertad que le daba ser presidenta del PRO. No hacía falta que dijera nada más para que todos imaginaran qué iba a decidir finalmente. Pero causó sorpresa cuando destacó que “todo sería en el marco de un acuerdo y Horacio es de cumplir su palabra, es un gran cumplidor de acuerdos”. Desde ahora se pondrá a prueba no sólo esa condición de Rodríguez Larreta que elogió Bullrich sino la capacidad de Juntos por el Cambio para transformar tantos gestos de paz en una herramienta apta para una elección decisiva.

 

Por Ricardo Carpena

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