Sostenibilidad: Moda sostenible, un compromiso ético

Sostenibilidad: Moda sostenible, un compromiso ético

Empresas de moda de alta gama como Gucci, Versace, Michael Kors y Burberry se han sumado a esta filosofía a fin de frenar la contaminación ambiental.

Durante los últimos años el mundo de la moda ha venido adoptando medidas para resguardar el medioambiente y reducir el impacto del cambio climático. La industria textil es el sector que ocupa la segunda posición entre los más contaminantes, según fuentes oficiales.

Empresas de moda de alta gama como Gucci, Versace, Michael Kors, Burberry, LVMH, entre otras, o las grandes cadenas como H&M, Inditex, Mango o la estadounidense Levi’s se han sumado a este propósito.

“Lujo moderno significa ser medioambiental y socialmente responsable. Esta convicción es esencial para Burberry y la clave de nuestro éxito a largo plazo”, dijo Marco Gobbetti, director ejecutivo de Burberry según publicó la revista Hola.

Gobbetti añadió que la compañía dejaría de utilizar pieles de animales; de hecho, retiraron del mercado de forma gradual todas sus prendas para centrar sus esfuerzos en la sostenibilidad.

Este año Levi’s hizo un llamamiento a practicar políticas más respetuosas con el entorno en su campaña de primavera-verano al rescatar modelos vintage de los 70. “La principal arma que respalda el discurso ecológico es la calidad del tejido denim, ya que al comprar un modelo etiqueta roja u otro clásico de la familia se sabe que durará años e incluso décadas”, reseñó El Mundo.

Otro caso es el de la diseñadora de alta costura Stella McCartney, una firme defensora de los derechos de los animales y del medioambiente, creadora del vestido de boda de Meghan Markle. La empresaria demostró que la moda ética es tan posible como necesaria, con la creación de prendas elaboradas con materiales reciclados y sostenibles como la viscosa o las telas orgánicas.

Además del proceso de producción de la ropa, el espíritu de la firma de lujo británica también se plasma en los lugares escogidos para las campañas, la actitud de las modelos y hasta en las invitaciones, que están hechas a base de materiales reciclados.

“Lujo moderno significa ser medioambiental y socialmente responsable. Esta convicción es esencial para Burberry y la clave de nuestro éxito a largo plazo”.

MARCO GOBBETTI,

DIRECTOR EJECUTIVO DE BURBERRY

Se trata de una concepción de la moda que ha marcado un antes y un después en la industria slow fashion y que puede haber sido la referencia de los últimos años para romper una lanza a favor del planeta.

Ante esta realidad, también surgen las dudas sobre si realmente existe un compromiso con la moda sostenible o es simplemente mercadeo.

Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España (Asme) que aglutina a 130 marcas, mencionó recientemente al diario El Mundo que hay empresas como las que forman parte de la asociación que realmente están comprometidas con la sostenibilidad, pero “hay otras que realmente no son sostenibles y que se están subiendo al carro o bien por mercadeo o para conseguir las ayudas que da la Unión Europa para avanzar en digitalización y sostenibilidad”.

Y es que no todo lo que se autodenomina sostenible lo es realmente, según mencionó López. “Para que una prenda sea sostenible debe cumplir al menos estos tres criterios: que se emplee un tejido orgánico o reciclado, que se fabrique en España o si es en Asia se haga cumpliendo unos determinados estándares en las condiciones laborales y que no se produzca más de lo que se vende”, explicó López.

A su vez señaló que existen muchas grandes cadenas textiles que venden ropa como sostenible, pero realmente no cumplen con los principios. “Fabrican en Asia sin cumplir con unas condiciones laborales óptimas o producen prendas cada 15 días… Eso no es sostenible de ninguna manera. La ropa que compramos y no usamos, y la que se fabrica y no se vende acaba como residuo textil con el que no se hace nada”, recalcó.

Diseñadores como Giorgio Armani también han alzado su voz y han pedido que la industria de la moda deje de fomentar el fast fashion o la moda rápida, poniendo en las tiendas prendas nuevas a bajo coste cada semana que terminan, en su gran mayoría, en los vertederos.

Según nota de El Mundo, el diseñador italiano cuestionó hace unos meses en una carta los excesos del sistema de la moda actual, basado en el consumo masivo y en la superproducción, sin atender al medioambiente. “Yo no quiero trabajar así, me parece inmoral”, se lamentaba.

Según datos de la revista Nature Reviews Earth & Environment publicados en 2020, la industria de la moda produce anualmente entre 4,000 millones y 5,000 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que representa entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de este gas.

Además, el consumo de agua es uno de los más importantes, con unos 7,900,000 metros cúbicos anuales y esta misma cadena de producción es responsable del 20% de la contaminación industrial del vital líquido, debido a las actividades de tratamiento textil y de tintado.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las industrias textiles tan solo usan más de 7,500 litros de agua para fabricar un par de jeans.

Según un informe de Greenpeace, anualmente se producen cerca de 80,000 millones de prendas alrededor del mundo en la industria de la moda, que pueden llegar a generar más de 60 millones de empleos.

De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, todo esto genera un alto impacto ambiental, pues cada segundo se desperdicia un camión de basura de textiles y las microfibras liberadas por la ropa al océano cada año equivalen a 50,000 millones de botellas plásticas.

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