Del slogan de la década ganada a los vicios conservadores de la década infame

Por Fernando Gonzalez

La Presidenta lo dejó en claro durante su enésimo discurso por cadena nacional de la semana pasada. Ella y, quienes se alineen detrás de ella, serán la Patria. Y todos los otros serán la antipatria. En esa línea tan arbitraria, Scioli es la Patria y Macri la antipatria. 

Zannini es la Patria y Massa la antipatria. Boudou es la Patria y los jueces que lo investigan son la antipatria. Los dóciles Norberto Oyarbide y Daniel Rafecas serán la Patria, pero la antipatria cubrirá de oprobio a los inquietos Claudio Bonadío o Alberto Nisman.

En esa bifurcación demencial de la vida de los argentinos, Tecnópolis sería la Patria y el predio Rural de Palermo la antipatria. La próspera militante social, Milagro Sala, vendría a ser la Patria y la organizadora de comedores infantiles, Margarita Barrientos será la antipatria, sólo por trabajar más cerca de dirigentes de la oposición. Por elogiar oportunamente el modelo kirchnerista, Fito Páez, Pablo Echarri o Víctor Hugo Morales serán la Patria, claro está. Y por haber osado marcar alguna leve crítica a la realidad de la Argentina, la antipatria, la blasfema y los insultos quedarán perfectamente a la medida de Ricardo Darín, Juan José Campanella o Carlitos Tévez.

Algo está decididamente mal en el país dramático y en nosotros como sociedad. Los intentos de fraude, la represión injustificada o el sesgo feudalista en Tucumán demuestran cuánto hemos retrocedido. El slogan de la década ganada se va deshilachando para mostrar cada vez más los vicios conservadores de

algo que hace 80 años bautizamos la década infame.

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