La seguridad paralela del “oligarca bueno” para blindar La Anónima

La seguridad paralela del “oligarca bueno” para blindar La Anónima

Con mayoría de operaciones en la Patagonia, Federico Braun reforzó su volumen de donaciones a estados y organizaciones sociales para evitar desbordes. Muñeca, WhatsApp y diálogo en la zona caliente.

Por LEANDRO RENOU.

El Gobierno tiene identificados los focos de mayor conflictividad social en todo el país, en el marco de la pandemia. Y más allá de las especulaciones sobre lo que podría pasar en el conurbano bonaerense, hoy el GPS de los desbordes no apunta a esa zona sino a la Patagonia. Con diferentes decisiones políticas que alteran lo ordenado por el Poder Ejecutivo en cuanto al consumo y la apertura de locales, sumado a altos niveles de pobreza y exclusión, la zona sur del país es el polo que se lleva todas las miradas en cuanto a desordenes de gente circulando y pidiendo alimento.

Hay un personaje que se adelantó a la jugada y reforzó su histórico esquema de contención para no padecer en su compañía conflicto social. Federico Braun, el dueño de la cadena de La Anónima, aumentó las cantidades de donaciones a estados y organizaciones sociales. Junto a su hijo, se ocupan en persona de administrar las entregas. Tío del ex secretario de Comercio, Miguel Braun, es uno de los popes del supermercadismo y, si ocurre lo que todos piensan, post pandemia quedará al frente de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), desbancando a Alfredo Coto.

Braun es el más político del linaje Peña-Braun, incluso más que sus familiares que supieron ser funcionarios. Fue el propio ex secretario de Comercio Guillermo Moreno el que le puso el mote del “oligarca bueno”, para definir como pocos el perfil de un hombre hábil para los negocios y para entender la política vinculada a la economía.

Hace unos días, Braun hizo una entrega masiva de productos a diferentes municipios, entre ellos Bragado, donde donó aceites, bebidas, harina y pastas. Lo mismo hizo en su pago chico, el sur del país. Cuentan en su entorno que parte del desborde en la región tiene que ver con que, además de diferencias políticas en las medidas de intendencias y gobiernos provinciales, la actividad de las organizaciones sociales no tiene una centralización como en la provincia de Buenos Aires. De hecho, acaba de activarse con el gobierno nacional un grupo de WhatsApp para hacer un seguimiento del orden y la seguridad como el que tenían los comerciantes con la ex ministra, Patricia Bullrich.

Braun tiene diálogo fluido con la Nación, como una de las sillas de peso en ASU y como uno de los miembros fuertes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Fue uno de los que se sentó en la mesa del presidente Alberto Fernández en la última comida de la entidad. Luego de años en los que el macrismo le sepultó las ganancias de su compañía con una política anti consumo, tenía la expectativa de que el regreso del peronismo lo ayudara a hacer repuntar los números. Esa idea tendrá que esperar. Por ahora, es uno de los que más comprensión han tenido de cómo pilotear una crisis sanitaria, política y económica en uno de los pocos sectores con ventas activas.

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