Con la seguridad como tema predominante

Con la seguridad como tema predominante

Unión por Córdoba ofreció un recital de Palito Ortega, la alianza del PRO, radicales y Luis Juez hizo un “abrazo” a la Central de Policía y el kirchnerismo recorrió la ciudad de Córdoba en una caravana.

Lo único que calentó el último día de la campaña cordobesa fue el sol y duró poco: sólo hasta la siesta. Un cielo tormentoso se adueñó luego de una tarde que tronó, llovió y hasta soltó granizo sobre las cabezas de los militantes. Ayer los tres principales candidatos que se disputan la sucesión de José Manuel de la Sota bajaron sus persianas proselitistas sin novedad en sus respectivos frentes.

El dúo oficialista compuesto por Juan Schiaretti y Martín Llaryora –quienes parecen llevar la delantera sin haberse cansado demasiado– recibió a la militancia en el complejo Forja junto a José Manuel de la Sota. No hablaron. Sólo saludaron tomados de las manos y le dieron entrada a su invitado-estrella para entretener: Palito Ortega. Ante más de tres mil personas, Ortega desempolvó su repertorio y el Sapo Pepe y otros artistas cumplieron con lo encargado: entretener, que es lo que eligió hacer Unión por Córdoba (UPC) antes del domingo. Ventajas de una elección de aparente “vaca atada”.

La noche antes montaron un acto similar pero en Río Cuarto: la ciudad del sur provincial donde tiene su casa José Manuel de la Sota. El actual gobernador, y empecinado candidato presidencial, acompañó la fórmula junto a su coequiper de UNA, Sergio Massa, quien viajó sólo para sumar su presencia.

Por su lado, Oscar “el Milico” Aguad y Héctor “la Coneja” Baldassi, la delantera de la Triple Alianza-Juntos por Córdoba (PRO-UCR y lo que queda del Frente Cívico de Luis Juez) optaron por ir a darle “un abrazo” simbólico a la Central de Policía. Decisión que fue casi un pelotazo en contra para el aliado de Mauricio Macri en Córdoba, ya que por varios medios de comunicación enseguida se reflotó su nombramiento –y su sostén político– del represor de la dictadura Carlos “Tucán” Yanicelli en las filas policiales a mediados de los ’90, cuando Aguad era funcionario de gobierno de Ramón Mestre.

Cuando se les preguntó el porqué de ese particular cierre de campaña, a través del radical Miguel Nicolás explicaron: “En la policía está la seguridad, por eso fuimos allí”; dándole así un poder que sonó divorciado del político. Un elemento al menos inquietante, si se tiene en cuenta que son los mismos uniformados que protagonizaron la asonada de la noche del 3 al 4 de diciembre de 2013, cuando se desprotegió a la ciudad y se liberó zonas donde se produjeron violentos saqueos. Los aliancistas terminaron pasados por agua, ya que justo a la hora en que convinieron el “abrazo” y no bien alcanzaron a soltar unos globos blancos en la explanada del edificio de la Central de Policía, la tormenta no les tuvo piedad y salieron disparados.

La dupla Eduardo Accastello y Cacho Buenaventura, del Frente para la Victoria-Córdoba Podemos, en cambio, recorrió la ciudad en caravana desde temprano montada en el trailer de un camión Scania y se llevó para sí lo mejor del día. Junto a candidatos como Martín Fresneda, el actual secretario de Derechos Humanos de la Nación, visitaron barrios capitalinos y terminaron en una ruidosa parada en la siesta plena de sol de la Plaza San Martín, frente a la Catedral. “Nosotros estamos para ganar –dijo Accastello, enfundado en una camiseta blanca de mangas largas con los nombres de la fórmula–. Somos la renovación para esta provincia y además tenemos entre nosotros, en nuestro equipo, al futuro presidente de la Nación, Daniel Scioli”, afirmó a cuanto periodista le acercó micrófono.

La seguridad y la inseguridad fueron un lugar común en todos los cierres de campaña. Accastello apuntó a distinguirse de sus adversarios en los comicios del domingo: “El jefe de policía debe ser un civil y debe estar regido por el poder político. La seguridad, como los derechos humanos, son políticas de Estado”, dijo y zanjó así una de las diferencias ideológicas que hay entre su propuesta, la de la Triple Alianza macrista y la continuidad delasotista. Algo que ya comenzó a construir hace algunas semanas y cristalizó en un proyecto hace pocos días, cuando anunció que si gana creará un ministerio de derechos humanos.

Salvo porque Juan Schiaretti ayer concedió entrevistas a radios y canales de televisión, la campaña tocó con pocas variantes la misma lánguida, monocorde melodía sumida en la abulia. Juan, como lo llaman en las gigantografías, planteó “la necesidad de combatir al narcotráfico, ganarle terreno y suplir las necesidades de la gente”. Todo en un tono mezcla de indignación y urgencia, como si no fuese su propia agrupación la que está gobernando desde hace dieciséis años, además de tenerlo a él mismo como mandatario-sándwich entre 2007 y fines de 2011.

Comentá la nota