Scioli y Macri ya se preparan para un debate que prevén tenso

Scioli y Macri ya se preparan para un debate que prevén tenso

Coinciden en que el encuentro de este domingo marcará el tramo final de la campaña; el candidato del kirchnerismo buscará "desenmascarar" a su rival de Cambiemos, preocupado por no cometer errores

Como nunca, Daniel Scioli y Mauricio Macri coinciden sin fisuras en algo: los dos le otorgan máxima importancia al debate presidencial del próximo domingo y trabajan en estrategias para salir victoriosos de esa vidriera de alto impacto.

Eso sí, ambos se trazaron diferentes objetivos: mientras el gobernador bonaerense se juega un pleno en conquistar votos de indecisos para dar vuelta la tendencia y pasar adelante, el candidato de Cambiemos está más enfocado en no equivocarse y perder apoyos.

Envueltos en el tramo final de la campaña, en las dos orillas dan las últimas puntadas a las tácticas y guardan esta semana un blanco en la agenda de los candidatos para entrenar oratoria, medir tiempos y contrarrestar los probables embates del rival. Hay mucho en juego.

El duelo, organizado por la ONG Argentina Debate, se convirtió en una instancia vital para Scioli, de la que desistió en la primera vuelta, cuando se presumía vencedor absoluto.

El mandatario va con la meta de "desenmascarar" a Macri y resaltar las "diferencias entre dos modelos de país", algo que viene practicando, pero cree que le dará mejores resultados cara a cara, y en vivo.

En su equipo calculan que el show tendrá un rating de entre 35 y 45 puntos -sumados todos los canales que transmiten- y el efecto dependerá del desarrollo de la pulseada. En ningún caso, coinciden en el sciolismo, conviene un debate gris que dé poco que hablar.

"Tampoco va a ser Intratables", graficó a LA NACION un colaborador, para explicar que buscarán un tono calmo y sin cruces agresivos, aunque, por otro lado, tampoco tendrán demasiado margen por el formato del encuentro: dos minutos de exposición cada uno por tema, al que luego le sucederá un minuto al rival para hacer su propia reflexión y colocar alguna pregunta incisiva.

El punto que evalúan en el sciolismo es hasta dónde arriesgar en la puesta en escena y los argumentos: la intención es destacarse y "forzar" a Macri a dar explicaciones de su propuesta económica, pero sin victimizarlo ni caer en sobreactuaciones. Del diseño del plan participan Alberto Pérez, jefe de campaña; Juan Courel, secretario de Comunicación Pública, y Carlos Gianella, subsecretario de la Jefatura de Gabinete bonaerense. También arriman ideas Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y ex ghost writer de los discursos de Scioli, y Jorge Telerman.

La mirada estará puesta en convencer a los que no se decidieron por una opción, considerado un voto más "racional", que analiza medidas y planes de gestión. Por eso, quieren potenciar un Scioli más "didáctico" y "claro", que tenga respuestas para todo, incluido lo que creen que será su flanco débil: las internas y la falta de conducción en su propio espacio. También trabajan sobre la "forma", seguros de que en TV la gestualidad puede pesar más que una palabra.

El plan de Macri

Nadie lo dice en voz alta, pero en el macrismo hay preocupación (y atención extrema) en torno al debate presidencial. La agenda de Macri se "limpió" de viajes al interior del país el jueves y viernes, precisamente para que el candidato de Cambiemos pueda prepararse para lo que en su entorno prevén como "un debate tenso".

En primer lugar, la estrategia general definida por el equipo de comunicación que encabeza Marcos Peña y el armador político Emilio Monzó prenuncia una premisa: no equivocarse ni arriesgar demasiado. Ese rol, el de arriesgarse el todo por el todo, lo tendrá Daniel Scioli, afirman en el macrismo. "Él se va a jugar lo que le queda en ese debate: va a tratar de ser agresivo, atacarnos y sacarnos de nuestro eje", confió a LA NACION un integrante del comité de campaña.

¿Qué debería hacer Macri? "No confrontar. Tener en claro que si entramos a responder agravios no vamos a tener tiempo para hablar de propuestas", afirmaron cerca del jefe de gobierno porteño.

En el comité de campaña de Pro reconocen los riesgos que puede traer este cruce siete días antes de la elección, y más para el candidato "que va ganando". Defienden la decisión de prestarse a un solo debate y no a dos, como se planeó originalmente. "No hay tiempo físico", afirmó otro colaborador del candidato.

A diferencia de la cita anterior, esta vez no hay negociaciones estancadas ni pedidos especiales a los organizadores. De hecho, ya está todo cerrado. Se abordarán cuatro ejes: desarrollo económico y humano; educación e infancia; seguridad y derechos humanos, y fortalecimiento democrático. Están pautados los planos, y los micrófonos serán habilitados a su turno para evitar que hablen uno encima uno del otro. Cada candidato puede llevar 25 invitados y, si quieren, el sábado ensayarán en el salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA, con la escenografía que al día siguiente los rodeará con las cámaras encendidas.

Entre una vuelta electoral y la otra

Brasil, agosto de 2014

Antes de la segunda vuelta presidencial entre la actual presidenta, Dilma Rousseff, y el opositor Aécio Neves, los candidatos protagonizaron cuatro debates. En los primeros se concentraron en las acusaciones mutuas y en el último moderaron el tono y respondieron preguntas de los electores. Ambos llegaron empatados en las encuestas, pero se impuso la mandataria

Chile, diciembre de 2013

La presidenta Michelle Bachelet, en ese entonces candidata, y la opositora Evelyn Matthei debatieron dos veces antes del ballottage. Respondieron preguntas de periodistas y expusieron sus propuestas en un clima de respeto. Bachelet ganó la contienda con comodidad

Colombia, junio de 2014

Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga mantuvieron dos encuentros antes de la segunda vuelta electoral. A pesar de haber perdido en primera vuelta y de no medir bien en las encuestas, Santos logró revertir el resultado y se consagró ganador

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