En la salida del ex ministro se aplicaron los códigos del mundo corporativo

En la salida del ex ministro se aplicaron los códigos del mundo corporativo

Primó la idea de mostrar que hubo acuerdo en su partida, pese a las diferencias insalvables; Prat-Gay dará hoy una conferencia de prensa de balance

 

Hay una máxima en el mundo corporativo y es que el organigrama tiene que quedar claro. A iguales responsabilidades y abundancia de jefes, recrudecen las internas y los cruces entre los distintos protagonistas. También ante el exceso de compartimentos estancos.

Con la salida del ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay , el Presidente decidió avanzar en una idea fuerza que aplicó desde el primer día de su mandato: dividir el poder económico. O al menos la figura del jefe de esa cartera.

El almuerzo no estaba agendado ni mucho menos. El ahora ex ministro Alfonso Prat-Gay se enteró ayer, poco después de las nueve de la mañana, que debía almorzar en Villa La Angostura con Mauricio Macri, pero ya con traje de ex titular de Hacienda.

Por la tarde consensuaron los detalles de una partida imprevista: hoy habrá una conferencia de prensa en el microcine del Ministerio de Hacienda, en la que Prat-Gay podrá anunciar el cierre de su año de gestión, respaldará la continuidad de su equipo y anticipará los datos del blanqueo, que superó todos los pronósticos. También será la oportunidad de afirmar que los objetivos que se trazó fueron cumplidos y que luego de las vacaciones se reunirá con el presidente de la Nación para evaluar su futuro.

Las máximas de la despedida respetan a rajatabla las normas del mundo corporativo, en las que es habitual "desear el mejor de los éxitos en los nuevos desafíos del ejecutivo saliente". Por más que todos saben que allí no primó el consenso. Por el momento, Prat-Gay rechazó posibles puestos en el exterior. "Pensá adónde te ves vos", le dijo el Presidente tras el encuentro, en el que también lo saludaron Juliana Awada y la pequeña Antonia en modo vacaciones.

El día terminó mucho mejor de como había comenzado cuando el jefe de Gabinete, Marcos Peña , le había comunicado su forzada partida. Es un secreto a voces la falta de afinidad entre ambos.

La llegada de Nicolás Dujovne a Hacienda (ahora con fuerte foco en el déficit fiscal) y Luis "Toto" Caputo avanzando un casillero en Finanzas ratifica la construcción del Presidente de un perfil de ministros temáticos, como los definen irónicamente los empresarios.

Al igual que Néstor Kirchner, que buscaba concentrar todas las decisiones en una libreta de superávit gemelos, es ahora Macri, junto a sus dos vicejefes de gabinete: Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, quien llevará el detalle de todas las decisiones.

Tal como ocurrió con Isela Costantini, ex presidente de Aerolíneas, a quien invitaron "amigablemente" a una renuncia imprevista, en el caso de Prat-Gay se intentó dar también razones de cohesión. "Es todo en buenos términos", se encargaron de aclarar en la Presidencia. "No estaba prevista su salida y durante los últimos meses nos enterábamos de infinidad de operaciones en su contra a través de los diarios. Sabemos quién es quién", se enojaron en el círculo más íntimo del Palacio de Hacienda.

"Acá hay que jugar en equipo", lamentaron en Balcarce 50.

Las versiones sobre la posible salida de Prat-Gay comenzaron al día siguiente del comienzo del segundo semestre. El ahora ex titular de Hacienda fue protagonista, junto a Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, de la salida del cepo. También de la normalización de las relaciones internacionales, de su propio proyecto de ganancias y del sinceramiento fiscal. Es un hombre del gradualismo, con una biblioteca heterodoxa cargada de John Maynard Keynes.

Con su partida gana varios casilleros la dupla Lopetegui-Quintana a quienes Prat-Gay nunca reconoció como sus jefes, al punto de enviar a las reuniones en Gobierno a sus líneas medias cuando no era Macri quien convocaba.

"La idea del Presidente de ser el último decisor económico lo expone a él. Más con la experiencia argentina, donde los líderes económicos son los primeros en cambiar", se lamentó uno de los principales CEO locales.La división de tareas encuentra también algunos silos. En uno de los ministerios dicen no tener ninguna responsabilidad sobre la inflación. En otro aseguran que las idas y vueltas de los aumentos de tarifas fueron porque el ministro de Energía había jugado solo, y en un tercero culpan a Hacienda por la falta de obras.

Pero algo queda claro: Alfonso Prat-Gay no quería irse. No con el barco a mitad del río y sin capear aún el temporal de la inflación y la caída del PBI. No por nada, "la salida se produjo en buenos términos". Al mejor estilo corporativo.

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