La ofensiva de Dilma Rousseff pareció destinada a sopesar la presunta ventaja que, según la primera encuesta difundida, tendría Neves para el domingo 26 y también por los apoyos que la candidatura del socialdemócrata sumó: a los del evangélico Partido Social Cristiano y Partido Socialista, agregó en las últimas horas el de la Red Sustentabilidad (Rede), la organización de Marina Silva, tercera en la primera vuelta.

La Rede, en camino a ser partido, adoptó una postura de “total consenso”, dijeron sus voceros: “La síntesis es que el cambio simboliza hoy el voto por Aécio, blanco o el voto anulado. Serían las tres posiciones que la Red considera adecuadas al proceso de cambio que Brasil necesita realizar".

La recomendación por Neves, aclaró el vocero Walter Feldman, no significa que el movimiento adherirá inmediatamente al Programa de Gobierno propuesto por el PSDB o que sea la posición también de Silva.

"Es un no a Dilma y un sí a Aécio, pero con los puntos que destacamos. En el documento que la Red va a presentar (al PSDB) van a estar muy claros los asuntos programáticos que el partido cree que deben ser debatidos", apuntó Feldman, dejando abierta la posibilidad para una posible alianza.

Resuelta la postura del partido, Silva volvió a posponer una definición personal que aparece como cada vez más simbólica, a la espera de que Neves “acepte una serie de propuestas que se le hicieron llegar para su programa”, según explicó el ex compañero de fórmula de la dirigente ambientalista, el diputado Beto Albuquerque.

Pese a los sondeos que la daban como segunda, Silva fue tercera en la primera vuelta del domingo último, con cerca de 22 millones de votos.

Mientras, la televisión recuperó hoy la propaganda electoral -que mañana volverá a la radio- con presentaciones ahora de idéntica duración: 10 minutos para Rousseff y 10 minutos para Neves.

Pero fuera de la pantalla, la presidenta estuvo en Salvador, donde consideró “un escándalo” la idea de reducir el poder de compra de los salarios como forma de resolver problemas de la economía, que le atribuye a Armínio Fraga, presidente el Banco Central durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso.

Escoltada por el gobernador y el sucesor electo de Bahía, Jacques Wagner y Ruí Costa, ambos del PT, Rousseff aseguró que los socialdemócratas “nunca tuvieron políticas de desarrollo para el nordeste”, advirtió que “jamás resolverán los problemas de fondo” y reivindicó sus planes “mirando las prioridades de los que más necesitan”.

Después, la candidata reservó críticas para Cardoso, a quien acusó de tener “prejuicios” para con los votantes de la región. “Están destilando un odio mal resuelto", afirmó, en réplica a declaraciones del ex mandatario liberal que dijo que el gobernante PT "está afincado en los (votantes) menos informados, que son los más pobres".

Para Rousseff, “lo que dijo Cardoso muestra simplemente el prejuicio y el desconocimiento del pueblo, que no es ignorante y tiene ideas propias, sin necesitar de luminarias para que le expliquen lo que hace".

Cuestionó además que Neves quiera “hacer una oposición ridícula" entre la rica región sudeste y el empobrecido noreste, que concentra a gran parte de los beneficiarios de los subsidios distribuidos por Gobierno para combatir la pobreza, y aunque consideró importante el apoyo de los partidos que quedaron fuera de la segunda vuelta, se declaró confiada “en el voto de las personas, que evaluarán las conquistas”.

Desde el comando del PSDB, en tanto, destacaron hoy el resultado de la primera encuesta, de Paraná Pesquisas, que lo muestra a Neves con 8 puntos de ventaja (54 a 46) sobre Rousseff.