Rematarán 7.700 botellas de whisky, tequila y licor que la “mafia de los contenedores” intentó entrar de contrabando al país

Rematarán 7.700 botellas de whisky, tequila y licor que la “mafia de los contenedores” intentó entrar de contrabando al país

En la causa judicial se incautaron 1200 contenedores repletos de mercadería. Buena parte de ella fue donada.

El contenedor de la empresa de transporte naviero Hapag-Lloyd cuyo número era HLXU 837314-7 llegó al Puerto de Buenos Aires en 2016. Teóricamente en su interior se debían hallar cientos de miles de artículos de plástico de aquellos que hace algunos años se vendieron en los locales que ofrecían “Todo por dos pesos”. Al abrir el contenedor que había quedado abandonado en el puerto no encontraron chucherías plásticas. Había celulares, zapatillas, cargadores, notebooks, reproductores de DVD, consolas Play Station, herramientas de orfebrería y 7.700 botellas de bebidas alcohólicas. La Justicia calcula que el valor de todo el cargamento que se intentó contrabandear en aquel contenedor era de U$D 794.908.

Aquella fue una de las tantas “latas” que quedaron abandonadas en el puerto luego de que en 2016 comenzara a investigarse el funcionamiento de la organización conocida como “la mafia de los contenedores”. Nadie reclamó el cargamento. Nadie se hace cargo de haber traído ese contenedor en el que había un pequeño tesoro en bebidas alcohólicas.

En la causa que está a cargo del juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky se demostró que una banda de “buscavidas” devenidos en empresarios, movían influencias en la Aduana para, a partir de la modificación de documentación oficial, lograr liberar contenedores que estaban retenidos en el Puerto de Buenos Aires. Cobraban por hacer el trámite y estaban asociados con los funcionarios públicos que facilitaban las operaciones ilegales. De esa manera entraba al país mercadería que de haber ingresado legalmente debía pagar mayores tasas impositvas.

 

Las maniobras eran múltiples y había varias bandas dedicadas a la misma actividad delictual. Algunas bandas traían telas, otras artículos de bazar y artículos de “Todo por dos pesos”. La maniobra era bastante simple: en la documentación para el ingreso al país se declaraban ciertas mercaderías que estaban en los contenedores. Pero en realidad los contenedores tenían otras cosas mucho más valiosas.

En otros contenedores que fueron abandonados en el puerto encontraron prendas que llegaban al país con etiquetas decía “Hecho en Argentina”. Entraba de contrabando ropa de marcas importantes que tenían etiquetas puestas en China que señalaban que las prendas se habían fabricado en Argentina. Eso implicaba evasión y además, prejuicio a la mano de obra nacional.

Los contenedores con mercadería de contrabando eran traídos a la Argentina por importadores. Es decir empresarios locales que contaban con el “arreglo” en la Aduana para que el contenedor entrara. Ellos pagaban una coima y si no los descubrían, el negocio era redondo. Habían abonado por ingresar mercadería que tenía un valor bajo y pagaba pocos impuestos pero en realidad lo que venía en los contenedores era mucho más caro. La maniobra no podía ser realizada sin la complicidad de los funcionarios de la Aduana.

Por la suma de todos los casos que concentra el juez Aguinsky, hay más de 150 procesados y se dictaron embargos e inhibiciones de bienes por más de 158 mil millones de pesos. Como producto de las investigaciones que acumuló Aguinsky se incautaron 1.200 contenedores.

Hace cinco años que se comenzaron a abrir los contenedores que nadie reclama. Personal del Ejército Argentino –hasta el inicio de la pandemia- colaboraba en la apertura y el registro del contenido. Buena parte de los productos que venían en los contenedores abandonados fueron donados a partir de 2017 en una acción conjunta entre el juzgado, la Aduana y el Ministerio de Desarrollo Social. Entre las donaciones a entidades que ayudan a los más necesitados se puede contar ropa, mochilas, útiles escolares, y telas que sirven para que cooperativas textiles usen como insumos.

El juez Aguinsky explicó a Infobae que: “Ya se donaron más de 100 millones de dólares. Pero aún falta abrir una buena cantidad de contenedores. Hemos comprobado que en este caso la tarea judicial tiene un fin útil y concreto. Las decisiones que se toman al autorizar las donaciones se reflejan en la alegría de gente que no tiene nada y recibe de parte del Estado algo para mejorar su calidad de vida. En algunos países por ley se deben destruir las cosas decomisadas, pero en la Argentina, si bien hay sectores que sostienen esa idea, creemos que lo mejor es proceder a la donación beneficiando a gente que lo necesita”.

Las bebidas alcohólicas no se pueden donar y por eso las botellas que venían en aquel contenedor se subastarán el 3 de junio próximo a través de la web del Banco Ciudad. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) informó que se rematarán las botellas que quedaron a disposición de la Dirección General de Aduanas. Se explicó que la subasta 2418 está conformada por “51 lotes con diferentes marcas y tipos de bebidas alcohólicas como licores, tequila y whisky”. Y explicó que “todas las botellas fueron certificadas por el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), y cumplen con las reglamentaciones previstas por el organismo”.

En aquel contenedor había unas 7.700 botellas de bebidas alcohólicas. La principal porción del cargamento era de 4.986 botella del licor alemán Jägermeister. También había 1.085 botellas de diferentes marcas de tequila, entre ellas Patrón y José Cuervo.

En aquel cargamento llegaron 1.645 botellas de diferentes tipos de whisky. Las botellas eran de marcas como Buchanan´s, Caol ila, The Glenlivet, Glenfiddich, Glenmorangie, The Balvenie, Bruichladdich, Singleton, Macallan, Mortlach. Las etiquetas de las botellas de whisky -algunas de hasta 25 años de añejamiento- que venían en el contenedor-explican los investigadores- son difíciles de conseguir en Argentina. Y creen que quien hizo la importación tenía clientes asignados para cada una de las botellas.

En aquel contenedor etílico también vinieron 39 botellas de absenta marca Provance. Pero esa bebida (licor de ajenjo) a la que Ernest Hemingway, definió como “una alquimia líquida que cambia las ideas”, no salió a remate.

 

Por Omar Lavieri

 

Comentá la nota