Putin pidió un alto el fuego y apoyó al presidente ucraniano

Putin pidió un alto el fuego y apoyó al presidente ucraniano

El presidente ruso exigió frenar los enfrentamientos y llamó a una investigación objetiva.

 

En un giro a su posición pública original, donde responsabilizaba a Ucrania por el trágico caso del avión comercial de Malaysia Airlines, el presidente ruso Vladimir Putin pidió ayer que tanto las fuerzas armadas ucranianas como los separatistas del este detengan los enfrentamientos para poder realizar una investigación “minuciosa y objetiva” sobre lo ocurrido.

“Estamos en contacto con el presidente ucraniano Petro Poroshenko y espero que podrá proponer a todo el pueblo ucraniano, independientemente de donde viva, un medio que permita alcanzar una paz definitiva, completa y duradera en este territorio”, dijo Putin.

A pocas horas del hecho, el mandatario ruso había acusado a Kiev por lo sucedido. “No cabe duda de que el Estado en cuyo territorio ha ocurrido esto carga con la responsabilidad de esta terrible tragedia. No hubiera ocurrido si reinase la paz en este país, si las operaciones militares no se hubiesen reanudado en el sudeste de Ucrania”, afirmó el jueves.

Ayer, sin embargo, le bajó el tono a sus palabras en diálogo con el primer ministro holandés Mark Rutte. “Esta tragedia -en alusión al avión de Malaysia Airlines- ha demostrado de nuevo la necesidad de una solución urgente y pacífica a la crisis aguda en Ucrania. Creo que debemos contribuir a ello, así que voy a pedir al patriarca ruso Kirillsu apoyo para esta pacificación”, sostuvo.

Pero lo más significativo es que les pidió también a los separatistas detener sus ataques. “Todas las partes implicadas en el conflicto deben cesar las operaciones militares y comenzar un diálogo de paz”, dijo. Hasta ahora Putin culpaba públicamente al gobierno ucraniano de llevar adelante una matanza en el este del país, dominado por las milicias pro rusas que piden la independencia de varias provincias y la anexión a Rusia.

Si bien aún está muy confuso el episodio, varias hipótesis apuntan a los rebeldes por el lanzamiento del misil que derribó al Boeing 777 con casi 300 pasajeros a bordo. Entre ellas una conversación interceptada por los servicios de seguridad ucranianos donde jefes rebeldes admiten haber abatido una nave similar al avión comercial.

En caso de que esto se confirme, sería un duro golpe para el Kremlin ya que en una primera etapa alentaron a los separatistas a enfrentar al gobierno ucraniano y, se sospecha, les proveyeron de armamento. Esto fue muy evidente tras la caída del ex presidente pro ruso Viktor Yanukovich y la posterior anexión a Rusia de la península de Crimea, ocurrida en marzo pasado.

El ejemplo de Crimea se extendió a otras provincias ucranianas del este del país, donde hay una amplia comunidad rusa. Las milicias tomaron edificios de la administración pública, comisarías y bases militares, gracias al respaldo ruso.

Sin embargo, en los últimos meses la relación entre Moscú y los rebeldes se fue enfriando ya que el gobierno de Putin buscaba un acuerdo que le permita salir del conflicto.

Un paso en ese sentido lo dio cuando se encontró a principios de junio con Poroshenko en Francia durante la conmemoración del desembarco en Normandía. También los acompañó en esa oportunidad la canciller alemana Angela Merkel, quien tiene un buen vínculo con Putin. Allí dialogaron sobre la posibilidad de lograr un acuerdo que les permita detener la matanza en el este y, paralelamente, mantener los negocios económicos en la región.

A partir de allí el gobierno ruso fue tomando distancia de los rebeldes, quienes comenzaron a quejarse por la situación. Hubo varias declaraciones fuertes de los jefes separatistas en el sentido de que Moscú no los respaldaba en su lucha.

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