La Plaza Belgrano y la “auto-invisibilidad” de los jujeños, más de lo mismo

La Plaza Belgrano y la “auto-invisibilidad” de los jujeños, más de lo mismo

Un transparente avejentado con datos generales de la ciudad es la única señalización histórica que ofrece la Plaza Belgrano, lugar que tiene el honor de haber sido elegido por el general Manuel Belgrano para realizar la primera jura de la bandera nacional en 1812 y para poner a la expectación pública la Bandera Nacional de la Libertad Civil en 1813. La Municipalidad de San Salvador de Jujuy hace oídos sordos a las propuestas de poner en valor este lugar tan significativo de la ciudad.

La señalización fue instalada por la Secretaría de Turismo del gobierno provincial hace ya varios años en el sector de la plaza que da a la calle Gorriti pero en concordancia con el relato edulcorado de la historia que adoptó el fellnerismo en su momento, se va en generalizaciones quizás útiles para un folleto, pero que no ponderan debidamente la importancia del lugar para la historia de los argentinos y de los jujeños.

Mientras Salta persiste en imponer la falsa afirmación que la primera jura de la bandera argentina fue en el río Juramento en el año 1813, Jujuy que sí puede acreditar con irrefutable evidencia histórica que fue en su plaza donde ocurrió este hecho fundacional de nuestra nacionalidad –increíblemente- ignora o se guarda el protagonismo ganado en los hechos.

No sólo la ausencia de referencias históricas en la plaza certifica esto. La conmemoración del bicentenario de la bendición y jura de la bandera nacional, en 2012, pasó casi desapercibida, al punto que los funcionarios que estaban en la ceremonia del 25 de mayo en la plaza hablaban de la Revolución de Mayo y no del acto de Belgrano, quien cuatro años antes de la declaración de independencia en Tucumán, ya proclamaba en Jujuy el nacimiento de una nueva nación en la faz de la tierra. Hasta el año pasado, este hecho histórico estaba ausente en las efemérides publicadas en el portal del Ministerio de Educación. Ni hablar del casi desconocido intento de recuperar Jujuy que protagonizó el coronel Cornelio Zelaya en octubre de 1812, que terminó con ocho patriotas y veinte realistas muertos en medio de violentas descargas de fuego en el mismo pedazo de tierra por donde hoy caminamos o buscamos un banco para leer el diario.

Los bicentenarios jujeños, que tanto contribuyeron a crear un clima de interés y de revalorización del aporte de Jujuy a la independencia nacional, no pudieron sin embargo remover los prejuicios que llevaron a esta absurda “auto-invisibilización” tan “visible” en el corazón de la ciudad.

La palabra definitiva en cualquier modificación o agregado en la plaza Belgrano no la tiene la Provincia sino la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, cuyo intendente Raúl Jorge ha venido ignorando iniciativas que propiciaban poner en valor la historia de este espacio a través de referencias, incluso algunas que promovieron los concejales de su mismo signo político. Jorge nunca dio explicaciones públicas sobre esta tesitura pero alguna vez se supo que había dicho que no iba a “llenar de cosas” la plaza.

Si recordarle a un pueblo la grandeza de su pasado no es para algunos políticos una buena idea porque hacerlo demandaría poner la gestión a otra altura, sí lo es seguramente trabajar la historia como un atractivo turístico que enriquece el destino y le da un valor agregado.

Se ha perdido demasiado tiempo y es hora que los vientos de cambio soplen también para ideas que sin fundamentos serios, mantienen más de lo mismo y hacen su contribución a la “auto-invisibilización” jujeña.

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