Las propuestas son tan variadas como los gustos de cuantos deseen apostar por ellas pero, además, el saldo a favor se multiplica por tres: se trata de productos más económicos y accesibles para todos los bolsillos, son fabricados de manera artesanal y al mismo tiempo generan empleo a cientos de mendocinos. De hecho, para las fechas especiales como el Día del Padre, los proyectos ligados a la economía social se han munido de artículos originales y buscan posicionarse en el complejo universo del mercado.

Se trata de iniciativas que surgieron de manera cooperativa en la emergencia y, gracias al esfuerzo compartido, sus mentores lograron fortalecerse e incluso, competir a nivel regional. Las áreas que contiene este costado de la economía local abarcan productos alimenticios, indumentaria, calzados, accesorios y diversos artículos regionales.

Piezas únicas

En algunos casos, como el del Mercado Artesanal Mendocino, el impulso estuvo dado desde el Estado para fomentar que las piezas artesanales producidas por las familias del secano de Lavalle pudieran ser comercializadas en los centros más poblados, como la Ciudad de Mendoza.

Así, si la idea es sorprender a papá con algún artículo campestre, en el salón lindante a la sede del Ministerio de Turismo, es posible encontrar productos -hechos a mano y con antiguas técnicas autóctonas- en cuero crudo, junquillo o lana de oveja.

Abrigadas frazadas, cubre pies, ponchos, juegos de mate con diseños campestres, llaveros, riendas y fajas de gaucho, se pueden apreciar al recorrer el lugar. Eduardo Barresi, quien está a cargo de la comercialización final de los originales artículos, explicó que estos trabajos pertenecen a unos 600 artesanos de la provincia que encontraron, en esta posibilidad, un oficio secundario que viene a complementar las labores con las que subsisten en el campo lavallino, como la cría de cabras.

Pero además, Barresi agregó que este espacio tiene un objetivo cultural. “La idea también es salvaguardar la artesanía rural con la que cuenta la provincia”, detalló.

Aquí, el pago con tarjeta de crédito y débito busca fomentar las compras, aunque los precios son variados. Un cinturón de cuero legítimo para hombre, por ejemplo, cuesta desde 130 pesos, mientras que un anillo pasapañuelos cuesta 150 pesos y un cubre pies tejido al telar tradicional vale 600 pesos.

Productores con sello local

En la calle Granaderos de Ciudad, otro emprendimiento que surgió como alternativa a la crisis, brinda numerosas opciones para sorprender con algo diferente a papá. En la sede de la asociación “El arca, productores + consumidores” las opciones se abren paso.

Para los padres que se deleitan con las conservas caseras y las comidas tradicionales, por ejemplo, está la posibilidad de regalar un tentador “kit” o contratar un servicio de catering a domicilio con un menú adaptado a las necesidades y requerimientos de cada cliente.

Al menos 200 productores mendocinos logran comercializar lo que fabrican por medio de esta red sustentada en la economía social. Por eso, el abanico de posibilidades al que pueden apelar los clientes es muy amplio. Para los padres que necesitan llevar su mate a todos lados, un bolso matero hecho en cuero vale 156 pesos, lo mismo que un estuche para el asado que consta de cubiertos, un vaso y un plato de madera. Una billetera de cuero con diseño original, cuesta 46 pesos y una bufanda de lana, cien pesos.

“Cuando el mendocino actúa como un consumidor consciente, compra un producto de buena calidad, a buen precio y al mismo tiempo genera trabajo a los pequeños productores de la provincia”, aseguró Pablo Ordóñez, coordinador de la entidad.

Con el objetivo de fomentar el comercio equitativo, Ordóñez destacó que desde la asociación se encuentran trabajando en una campaña para que “a la hora de realizar sus compras los mendocinos piensen en incorporar el 10% del total de sus compras a un pequeño productor”.

Zapatillas sustentables

Ezequiel Gatti, Alejandro Malgor y Nazareno El-Hon son tres mendocinos que hace dos años se asociaron en el fin de sumar, al mercado del calzado, un innovador emprendimiento que no sólo da trabajo a varias familias sino que, además, tiende al cuidado del ambiente. Es que con imaginación y conocimiento, ellos encontraron la manera de reciclar caucho y telas que son desechadas por la industria.

El resultado: un calzado original, cómodo y adaptado a las necesidades de los hombres y mujeres que gustan vestir con estilo. En esa línea, esta pequeña empresa -denominada Xinca- busca instaurar el concepto de “valor compartido” y ofrece inserción laboral a los integrantes de una organización social que se dedica a cortar las telas con las que luego se fabrican las zapatillas y alpargatas.

“Nuestro objetivo, cuando comenzamos con este proyecto, no sólo fue buscar el lucro sino fomentar un motor de cambio desde el trabajo”, comentó Ezequiel, uno de los pioneros de la marca, que ofrece imágenes con sus artículos en su página web (xinca.com.ar) y en su sitio de Facebook (“xinca sustentable”).