Pan para el Gobierno y hambre para la oposición

Sin urnas en agosto, el oficialismo espera llegar a octubre con mejor clima. A Larreta se le complica la unidad. El dato histórico que lamentan en el PRO.

Por: Nicolás Fiorentino.

Con el certificado de defunción de las PASO a medio escribir, el panorama del oficialismo y la oposición cambia radicalmente contra las especulaciones que podían hacerse hace un puñado de meses. Principalmente, en dos ejes: el Frente de Todos (FdT) gana tiempo para que el impacto que la pronosticada reactivación impacte en el humor social, mientras que Juntos por el Cambio (JxC) se queda no solo sin una herramienta que consideraba necesaria para ordenar sus propias internas, sino, también, sin un cronograma electoral que solía resultarle favorable.

Al Gobierno, el caso de las primarias 2021 le viene saliendo como si fuese un cuadro pintado por Alberto Fernández. Sin ponerle el cuerpo a la suspensión, consiguió que sea casi la totalidad de los gobernadores y las gobernadoras quienes le pongan la firma a un pedido formal de evitarse, al menos el año próximo, el paso previo por las urnas para dirimir candidaturas, ante de las generales de octubre. Ni siquiera tendrá que poner a su equipo de Legal y Técnica a diseñar el proyecto de ley, ya que saldrá de la misma usina, la liga de provincias.

Armado oficial

No hay consultor que no coincida en que salvar la etapa de las primarias mejora las condiciones electorales del oficialismo, no solo ante el mejor panorama, sino, incluso, ante el peor: es difícil encontrar razones hipotéticas que le dibujen al FdT un panorama más sombrío para octubre que para agosto de 2021. Esto lo admiten hasta puertas adentro de la Casa Rosada, aunque para afuera la explicación siempre fue, es y será la sanitaria.

Tal vez la duda que plantea la ausencia de primarias hacia el interior de la alianza de gobierno tenga que ver con la resolución de las históricas tensiones entre el PJ tradicional y La Cámpora en varias provincias. El año pasado, para allanar el camino a ese gran acuerdo que concluyó con la reunificación completa del peronismo y la eyección de Mauricio Macri en primera vuelta, Cristina Fernández de Kirchner depuso sus armas, bajó aspirantes propios y garantizó la paz con los gobernadores y las gobernadoras. En las provincias esperaban que la hoy vicepresidenta se cobrara ese favor en 2021, habilitando la competencia interna en las PASO. Sin esa instancia, la negociación será más dura que lo habitual, aunque no hay nada más ordenador para resolver este tipo de diferencias que tomar el mando desde la Casa Rosada, el lugar donde quedan celebraciones y lamentos, pero, también, listas oficiales.

La interna infinita

Que haya sido JxC de la Ciudad de Buenos Aires el primer espacio en manifestarse contra la suspensión de las PASO revela la preocupación de un actor central en esta historia: Horacio Rodríguez Larreta. Nadie necesita más que el jefe de Gobierno a la principal alianza opositora unida para que sus sueños presidenciales tengan algún sustento de fuste y esa unidad dependía, en los cálculos previos, de la posibilidad de usar las PASO para evitar portazos y listas alternativas. Sin primarias, a la mesa nacional de JxC le quedará una única alternativa: sortear sus propias diferencias y ordenar de ahí para abajo, con altas posibilidades de frustrarse en el intento.

Mientras los candidatos y las candidatas de cada provincia tendrán un comando unificado para negociar lugares en las listas del FdT –se habla de una mesa con tres integrantes: Santiago Cafiero, Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro-, en JxC pasa exactamente lo opuesto: no hay una sola oficina donde se pueda llegar a un acuerdo que garantice nada. Dicho de otro modo: lo que se acuerdo en la Ciudad con Larreta puede caerse por intervención de Macri; lo que se acuerdo en Mendoza con Omar de Marchi por el PRO puede verse obturado por los deseos del exgobernador y presidente de la UCR, Alfredo Cornejo; en la provincia de Buenos Aires, ¿quién definirá las listas? ¿María Eugenia Vidal? ¿Habrá un acuerdo con Emilio Monzó y su tropa que no termine en un veto del expresidente? Son muchas preguntas que, con las PASO activas, la menos tenían una vía institucional de escape. 

El caso de Vidal es un buen ejemplo para interpretar el impacto de la suspensión de las PASO en la oposición. Si la exgobernadora bonaerense ya tenía dudas de si jugar o no –incluso, hasta dónde jugar- en 2021, sin primarias, esa posibilidad no es que se desvanece, pero queda todavía más compleja. La idea de una final a partido único no es en la que más cómoda se siente jugando uno de los activos electorales más importantes que tiene, hoy, JxC.

Paso a paso

Los antecedentes de las PASO son los que con más atención miran en la alianza de macristas, radicales y lilitos, independientemente de las dificultades de alcanzar acuerdos en todos los distritos sin necesitar las urnas para hacerlo. No solo en las dos elecciones presidenciales de Macri la performance electoral marcó un crecimiento importante entre primarias y generales –de 24,5% a 34,1% entre agosto y octubre de 2015 y de 31,8% a 40,3% en 2019-, sino que esto se verificó en muchos casos provinciales: la victoria de Esteban Bullrich sobre Cristina Fernández en 2017, luego de perder por un margen ajustado las PASO; Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos en las presidenciales del año pasado, donde ganaron los Fernández en primarias y fueron superados por Macri en las generales; Salta y Santa Fe, en 2017, donde revirtieron resultados y Cambiemos pasó de vencido a vencedor.

En JxC, le encuentran una explicación bastante sencilla: el voto anti K duro se rebela en las primarias, pero, al ver la amenaza peronista, se refugia detrás de la grieta en las elecciones definitorias. La “gran encuesta” de las PASO, como las califican quienes las demonizan, le sirvieron al macrismo para esto: activar el antikirchnerismo y atraerlo a sus huestes.

Una dificultad extra que cuentan en el macrismo sobre un año electoral sin PASO es la más que posible renuncia a un acuerdo con los actores de sectores extremistas, desde liberales a libertarios, que podían caer con una lista propia en la gran olla de JxC pero difícilmente pueda Macri colar a un Javier Milei o un José Luis Espert en listas donde la demanda es mucho más alta que los lugares a repartir solo con la conformación actual de la coalición. Para entusiasmar a sus socios de incorporar de algún modo a la ultraderecha, el expresidente los presentaba como una oferta electoral capaz de sumar entre seis y ocho puntos el año que viene; en los hechos, en 2019, Juan José Gómez Centurión obtuvo el 1,7% de los votos y Espert, el 1,4%.

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