Pablo Carro: No es cierto que Cristina haya discriminado a Córdoba

Pablo Carro: No es cierto que Cristina haya discriminado a Córdoba

El sindicalista apunta a conquistar en octubre la novena banca cordobesa para los K. Dice que “no hay elementos” para sostener el discurso oficial sobre la pesada herencia.

 

Pablo Carro admite que es poco conocido para el gran público. Pero confía en que desde aquí hasta octubre, cuando estén en juego de manera definitiva las nueve bancas que renueva Córdoba en Diputados, una de ellas quedará para el kirchnerismo.

Profesor universitario y titular de Adiuc (el gremio de los docentes universitarios), subraya que el voto de medio término “debe ser una clara señal para que el gobierno de (Mauricio) Macri cambie la política económica”.

–De acuerdo con los últimos comicios, el electorado cordobés aparece muy refractario al kirchnerismo.

 

–Yo tengo una percepción diferente. En Córdoba, el kirchnerismo mantiene un caudal de votos histórico: 15 puntos con Carolina (Scotto) y 18 puntos con (Eduardo) Accastello para gobernador. Llamar refractario a eso, cuando es ser tercera fuerza... no comparto. Obviamente, no disputamos primero y segundo lugar, pero es un espacio que se consolida en Córdoba y que, desde el punto de vista político, es el único realmente alternativo.

 

–Hablo de “refractario” porque cuando se analiza todo el país, los números más bajos del kirchnerismo se dieron en Córdoba.

–Eso tiene que ver con el modo en que históricamente se trabajaron las elecciones y el efecto del cordobesismo. Primero, Angeloz contra Menem; después, 
De la Sota contra Cristina, y ahora, Schiaretti frente a Macri. Siempre buscan esta idea de defender a Córdoba contra el centralismo porteño y esa es una estrategia que usan porque les ha dado resultados. También debo reconocer que hay algunos problemas 
de origen del kirchnerismo en Córdoba.

–¿Qué buscaron mostrar con la conformación de la lista?

–Quienes integramos la lista de Córdoba Ciudadana hemos estado peleando contra el ajuste, contras los despidos, contra el tarifazo, contra el 2x1, con la defensa del bosque nativo. Todos hemos estado en la calles para defender esas luchas. Eso nos genera un reconocimiento en las bases que contrasta con el desconocimiento en términos masivos de algunos de nosotros. No es una lista de candidatos que midan de antemano, pero busca expresar lo mejor del proyecto nacional y popular en Córdoba. Nuestra lista tiene una expresión más social que política y está a tono con lo que está planteando Cristina. Por caminos diferentes, se terminó armando una lista que es muy similar a la que tiene Cristina en Buenos Aires. Y lo importante es que no viene resuelto desde otro lugar: fue una lista que se discutió en Córdoba.

–Propone ponerle “freno al ajuste”. ¿Cuál son las propuestas para eso?

–Tenemos que trabajar sobre la emergencia laboral. Los despidos es uno de los problemas centrales que tenemos. Hoy las Pyme tienen una fuerte competencia de pro­ductos importados y en muchos casos eso les obliga a cerrar. Después, habría que declarar una emergencia tarifaria. Es una locura que estemos pagando tarifas que sean 500 por ciento más caras. Las subas no pueden alejarse de los aumentos salariales. Y luego, hay un problema alimentario básico. Los productos que consumen las grandes mayorías están a precios internacionales, que son inaccesibles. Hay que volver a algunas formas de control de precios. Y también atacar la suba de los precios en los medicamentos. Es una locura. Hay que controlar la baja de la cobertura del Pami.

–El Gobierno utiliza como con­tracara a su discurso de cambio la posible reinstalación de Cristina si es que gana en Buenos Aires.

–No hay ninguna prueba ni ele­mento real que pueda mostrar que la situación actual del país tiene que ver con lo que se hizo en la etapa anterior. Muy por el contra­rio, se dejó un país desendeudado, con baja de desempleados, con una inflación en la última etapa de Cristina que está por debajo de los dos años de Macri. No se verifica ese discurso que habla de la pesada herencia.

–La corrupción es un sello de los gobiernos kirchneristas.

–Quiero dejar algo bien en claro: los corruptos tienen que ir pre­sos, sean del partido que sean. También recordar que la corrupción es una moneda de dos caras: para que haya un funcionario que se corrompe, hay un empresario que paga coima. Y no siempre se pone el mismo énfasis para averiguar ambas cuestiones. La Justicia tiene la responsabilidad para investigar. Llama la atención que Macri no haya tomado el pedido de Cristina para que auditar toda la obra pública.

–El kirchnerismo evitó la ex­pulsión de Julio De Vido. ¿Cómo hubiera votado usted si fuera diputado?

–Hubiera defendido la no expulsión. El sistema legal argentino permite denunciar, imputar, procesar y condenar. Se puede hacer todo eso mientras una persona es diputado. Si hay condena firme, se puede iniciar el proceso para el desafuero. Nadie se opondría en ese caso. Veo detrás de esta movida una operación política que busca un golpe de efecto.

–¿Cómo cree que puede impactar en su candidatura el hecho de que el Gobierno nacional muestre obras en Córdoba a diferencia de lo que sucedió durante la etapa K, en la que poco se hizo en esa materia?

–¿Le parece que se hicieron pocas obras? Vaya a Villa María, a Villa Dolores.

–Bueno, son dos ciudades en las que gobernó el kirchnerismo. En la Capital, se hicieron muy pocas obras.

–El 40 por ciento de lo que cobran los jubilados lo pone la Nación. Además del Procrear, la Asignación Universal... Llegaron muchos recursos. Pero hay mucho acá del modo en que se discute en torno al cordobesismo, que claramente ha sido efectivo y le ha redituado a otros candidatos. Cuando en 2011 Cristina se presen­tó como candidata, y De la Sota bajó la lista para favorecerla, esa parte cómo entraría. ¿Ahí no hubo buenas relaciones? Usan la par­te que les conviene. No es cierto que Cristina haya discriminado a Córdoba.

Córdoba Ciudadana. “No creo que Llaryora, que es un productor sojero, vaya a defender a los que menos tienen. No me parece que Baldassi, en el mundo de fantasía en el que vive, vaya a proteger a los que sufren por las políticas de su gobierno”. Las críticas de Carro apuntan directo a los cabeza de lista de los oficialismos, tanto el provincial como el nacional. Su nómina, conformada por dirigentes poco instalados mediáticamente, fue la resultante de una importante discusión entre las “tribus K”. En un primer momento, Eduardo Accastello sonó fuerte para encabezar la propuesta, pero recibió fuertes cuestionamientos.

Un logro. “Voy camino a cerrar una muy buena etapa en el sindicato (Adiuc), con muchos logros y mucho crecimiento. Esa es una cucarda que me la llevo puesta. Es una gran satisfacción”.

Una frustración. “Vengo de una familia de laburantes. Mi abuelo era carpintero y vivía con su familia en una pieza de un conventillo en Constitución, en Buenos Aires. Eran seis. Me hubiera gustado mostrarles que se puede a los que me ayudaron”.

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